Parrandeando en el Niño Jesús de Praga
Tuve la oportunidad de cantar en el pasado mes de diciembre, junto con mis primos Humberto Jiménez y Milagros Díaz, en la Escuela Colegio Niño Jesús de Praga en Los Frailes de Catia, perteneciente a la AVEC. Esta institución arriba a sus 68 años de existencia atendiendo a los niños y niñas de esta popular zona, muchos de los cuales se encuentran en situación de vulnerabilidad. Es una institución bien manejada donde la Directora, Profe Iraida Cerero, realiza una labor de planificación y organización de autogestión, contando con un equipo que logra estimular al colegio y a la comunidad. Ella organizó con su equipo diversas actividades para ofrecer un incentivo monetario extra a todo el personal que trabaja diariamente en la educación de los niños atendidos en esta institución. En cada una de sus actividades se evidencia la vocación de una profesión que es un apostolado y del carisma carmelitano que profesa la institución que está a cargo de la Orden de los Carmelitas Descalzos , actualmente presidida por el Fray Carlos Romero, rector espiritual de la institución.
Cuando llegamos nos sorprendió la cantidad de gente que acudió al evento organizado para recaudar algo de dinero para los profesores y personal de la institución. Otra vez sale a relucir el tema de que quienes prestan servicios esenciales y que tienen a cargo, por ejemplo, la educación de nuestros niños, es decir, de nuestro futuro, pasan trabajo para mantenerse a si mismos y a sus propias familias.
Estábamos felices de poder contribuir con nuestro canto de parrandas para apoyar en esta labor, donde la Fundación Espíritu en Movimiento, a quien representamos, está implementando con éxito su proyecto: “El Teatro: Forma y Transforma”, junto con la Directora del Área Cultural de Teatro de la Fundación, Alba Luzardo, con la idea de transformar al individuo desde el colegio a través del teatro.
Habíamos llegado dispuestos a brindar y salimos del colegio plenos, recibiendo lo más valioso: Sonrisas, afecto, cariño, aplausos, ilusión, entusiasmo y esa unión maravillosa que se crea al cantar juntos.
Algunos niños pequeñitos en el público cantaban con nosotros. Otros, también pequeños, del colegio, se unieron a hacernos el coro de Tum, Tum. Los padres y abuelos nos acompañaban con sus palmas o con el “Pum” de “Fuego al Cañón”. Nosotros simplemente cantábamos, acompañados del cuatro de mi primo y de la percusión del Profe Gilberto González, Coordinador de la Pastoral de la institución.
Nos fuimos llevándonos en nuestra mente la canción con la que cerramos nuestra presentación: “Un feliz año pa ti, un feliz año pa él, pa ella, un feliz año pa todos, un feliz año!”. Nos fuimos con el corazón desbordado de felicidad, esperando que, efectivamente, todos los presentes pudieran sentir la emoción de recibir un nuevo año lleno de oportunidades, de aprendizajes y de transformaciones.
¡Prendamos una vela y pasemos la luz!