Pan y Circo
La expresión “pan y circo” tiene su origen en la Roma Antigua. La acuñó el poeta Juvenal en una de sus Sátiras como “panem et circenses” refiriéndose al hecho de que los emperadores, para evitar la crítica del pueblo ante las carencias causadas por la pésima gestión de los gobernantes, le ofrecían gratuitamente alimentos y entretenimiento. La historia nos habla de los torneos a muerte en los circos, el reparto en el foro de trigo traído de África para tratar de aliviar la hambruna de los romanos.
Desde la Roma antigua hasta ahora, los gobiernos dictatoriales del mundo han tratado de callar las protestas del pueblo con dádivas y espectáculos que lejos de solucionar la crisis han dado lugar a prácticas corruptas. Lo hemos visto en Venezuela, en cuanto al “panem” con las cajas “CLAP” a las que tienen acceso solo la familias que el gobierno escoge y que no solucionan, sino en mínimo grado, la hambruna.
En cuanto al “circenses”, en la noche de 27 de noviembre, el ministerio de defensa, en celebración de los 100 años de la aviación en Venezuela desplegó desde La Carlota una espectacular lluvia de fuegos artificiales, seguramente comprados a China, porque aquí la fábrica se quemó y, en todo caso, dudo que habría tenido la capacidad de producir unos tan bellos como los de anoche. Sería bueno averiguar cuánto costaron, sabiendo que son carísimos.
En medio de una pandemia y una insoportable crisis creada por la dictadura, el espectáculo del viernes 7 es una afrenta a un pueblo que no tiene con qué pagar el costo de la canasta básica, a quien no le llega agua, gas y electricidad, que no tiene forma de transportarse porque escasea la gasolina, al que no se le puede atender si se contagia del Coronavirus, o si de otro modo se enferma por carencia de asistencia sanitaria adecuada.
Para lograr que la gente vote en la farsa de las elecciones del 6 de diciembre, Maduro seguramente ofrecerá mucho pan y circo. ¡No se lo aceptemos!