Pacto Social para renacer
Venezuela solo tiene remedio si hacemos lo que hay que hacer; todos, primero Maduro. Él expresó, como crítica al presidente colombiano que paravencer al coronavirus hay que dejar de lado “diferencias ideológicas y pequeñeces miserables”. Luego solicitódel Fondo Monetario Internacional (FMI un préstamo de 5.000 millones de dólares, sabiendo que no se lo podían dar. Ambos gestos solo servían para echarla culpa a otros. Desideologizar y abrirnos internacional y nacionalmente son dos consejos que el régimen debe aplicarse a sí mismo.
Venezuela obedeció sin problemas la medida de quedarnos en casa, en cuarentena social evitando encuentros y contactos. Quince días encerrados en casa sin producción, sin escuela, sin ingresosy sin comida dejarán en evidencia que nuestra realidad es mucho más grave y mortal que el coronavirus con 40 contagiados y ningún muerto.
Sincerar y Producir. Tenemos 40 contagiados del virus, pero más de 400 presos políticos perseguidos, más de 4000 empresas muertas o en agonía, más de 4.000.000 de huidos y desterrados y muchos miles de muertos cuyo número crece por un régimen empeñado en no cambiar.
Necesitamos reconocer la terrible realidad de una economía que en 5 años ha perdido el 65% de su producción (PIB), una educación con maestros y niños en huida y escuelas vacías, una salud con hospitales desmantelados, y servicios vitales de agua, luz, gas, transporte… en ruina. Incluso una industria petrolera saqueada y en quiebra total… La lista es mucho más larga y la moribunda Venezuela no solo necesita un préstamo de $5.000 millones sino más de 50.000 para empezara sincerar la política y activar la producción en todas las áreas.
Maduro tiene razón: necesitamos del FMI y hay que dejar de lado “diferencias ideológicas ypequeñeces miserables”. Pero nada se puede hacer con un Estadoquebrado, endeudado y secuestrado por un régimen tiránico que produce miles de muertos y lleva a la agonía a millones. Para que todo el país renazca es indispensable sincerar, salir del secuestro del régimen y llamar al país entero a la producción de soluciones y al renacer nacional. Los apoyos externos son indispensables, pero no llegarán con la producción nacional política, económica y social muertas. Abrir las puertas para que los presos políticos los líderes y partidos perseguidos e inhabilitados salgan al libre ruedo político-democrático; renovados también ellos pues Venezuela es otra y hay que escuchar el clamor sufriente de los venezolanos en todas sus formas. Renovados empresarios y trabajadores para producir un nuevo encuentro entre capital y trabajo, pues el uno sin el otronada valen y se necesitanrepotenciados y aliados para salir de la pobreza. Para que 14 millones de trabajadores vuelvan a tener vida y esperanza y miles de empresas puedan competir es necesario reactivar la inversión de capitales que deben ser atraídos y protegidos; para lo cualhay que borrar de la lengua y del corazón el “exprópiese” irresponsable.
Pacto Social vs.Tiranía. Cuando el poder se impone, no hay pacto social, sino imposición tiránica armada. Todo esto pasa por la creación de una política democrática, dialogada y negociada entre diferentes. La soberanía del pueblo, las elecciones limpias y creíbles de un Parlamento (Asamblea Nacional) donde se discutan libremente y se negocien las soluciones políticas. Es indispensable, a su vez,la Elección presidencial constitucional secuestrada en 2018 y desmontar los serviles TSJ y ANC que creoel Ejecutivo de facto para anular la Asamblea Nacional democrática y todas sus decisiones. No hay que inventar mucho sino sincerar y darle vigencia efectiva a la Constitución de 1999 y conforme a ella acordar en la AN legítima el nuevo CNE creíble y crear las condiciones para realizar este mismo año,con observación internacional cualificada,las elecciones parlamentarias libres que tocan y las presidenciales que están retrasadas desde 2018, pues no se realizaron como exige la Constitución. Elecciones que las necesitamos con participación masiva y resultado creíble y respetado.
Toda esa enfermedad nacional es mucho más grave y mortal que el coronavirus, que debe ser el detonante para asumir el cambio integral.
No hay democracia sin contrato social, ni Constitución que consagre los objetivos del pacto y los derechos y deberes de todos, no importa su ideología política.Lógicamente en ese pacto debe entrar también el chavismo.
Perder o ganar la vida
De la noche a la mañana el microscópico e invisible virus ha dejado en evidencia la desnudez del mundo y la indigencia de Venezuelaarruinada, desmantelada ycon virus: Las armas son poderosas para imponer, pero no sirven para dar vida al mundo, ni para convocar un gran encuentro nacional para que el país renazca. Es casi increíble que un virus mínimo haya puesto en crisis todo el poderío económico-financiero mundial y haya obligado a los estados a cerrar sus empresas, escuelas, iglesias y campos de deporte. Un virus que avanza sin respetar fronteras, ni carteras, dejando en evidencia que la convivencia nacional e internacional sin ética-es decir sin tomar en serio la dignidad del otro y sin solidaridad con él – es irrespirable y letal. Está a la vista que solocuando escribimosTÚ con la misma mayúscula que YO está presente DIOS-AMOR, ese Dios que nunca nadie lo ha visto pero lo sentimos presente cuando vivimos el verdadero amor humano (Ver 1 Juan 4, 12).
La más grave enfermedad no es el coronavirus sino el poder tiranizado que en Venezuela ya ha matado a miles y tiene en agonía a millones. La emergencia del virus nos llama a todos a la conversión, a cambiar de conducta y a exigir del régimen y de toda la política –también de la opositora-a sincerarse con la realidad y renovar el Pacto Social Democrático.
Ver una ciudad como Maracaibo convertida en un cementerio un día entre semana, me recuerda cuando apenas teníamos unos 80.000 habitantes y las avenidas eran de tierra. La gente cerraba sus negocios, almorzaba en su casa y descansaba hasta las dos de la tarde. Un ritmo de vida tranquilo y sin sobresaltos. Vivíamos un país y una ciudad por hacer, sin anomias ni cosas raras. Morías de viejo y en la cama y nadie robaba nada y el respeto era grande. Un mundo pacificado e ideal para criar muchos hijos. Vamos, que casi bucólico.Muchos aspectos positivos y muy pocos negativos.
Ahora esto. Él desmadre absoluto dentro de un país en pleno proceso de desintegración: «La República del diente roto» sería el título de una novela a lo Macondo y dentro del mejor estilo del realismo mágico de García Márquez, y aun así, nos quedaríamos muy cortos. Los gringos a lo suyo, llevarse su pestilencia negra y nosotros aprendiendo a gastarla. Nos querían civilizar pero solo por afuera porque lo Caribe nunca lo perdimos, así que los andinos a fuete nos mantuvieron tranquilos por algunos años. Unidos a la fuerza y por las malas. Así fue que hicimos los primeros dibujitos de nuestro vernáculo Pacto o Contrato social que por cierto, quedó retratado por Herrera Luque en su novela :»En la Casa del Pez que Escupe el Agua». Tierra de los hijos que Gómez nos heredó, hasta que el Arañero de Sabaneta y el Coronavirus, nos arrebataron los buenos sueños y nos entregó en las manos y que de una Revolución Bonita que, nos dividió y nos jodió la vida hasta el sol de hoy.
Del régimen no podemos esperar nada bueno y de la oposición tampoco. Y hablar de Pacto Social renovado solo sería posible si uno doblega al otro y lo extermina. Y es que no queda otra : Por pacificar los alzados en armas de los 60 esto se fregó, se quedaron esperando 40 años hasta que se alzaron de nuevo y armaron el bojotero que todos conocemos. ¡ Quién veía a José Vicente Rangel tan decentico !. De los otros, tienen hambre atrasada con las ganas de agarrar el coroto y los Juan Bimba, no parecen dispuestos a colaborar sin recibir garantías aseguradas. Un panorama a futuro muy complicado y que despide «el dulce olor de los cadáveres en descomposición». Posiblemente por el impacto del coronavirus en su trasegar por nuestro continente que por otra cosa.