Otra agresión a la educación
El régimen que destruye a Venezuela, comandado desde Cuba, tiene acciones obsesivas ante características y bondades de la sociedad venezolana.
Una de ellas se manifiesta en acciones continuadas para cercenar la educación y la instrucción de los venezolanos y de quienes habitamos esta Tierra de Gracia.
Ya, tan pronto como el nacimiento del siglo XXI se dieron los primeros pasos para constreñir la sagrada potestad de los padres de conducir, diseñar y decidir sobre la instrucción de sus hijos. No podemos olvidar las tristes propuestas y las intensas reacciones de aquel malhadado Decreto 1011 que intervino la escuela tanto pública como privada y dispuso la disminución de las funciones de las Asambleas de los centros de educación del país.
En el lapso transcurrido desde aquellos tristes pasos antieducativos se han depauperado los presupuestos de las escuelas y colegios de Venezuela y de esta triste y vesánica situación no se han salvado las universidades, de manera que maestros y profesores devengan hoy salarios de miseria.
Para nadie es secreto que las universidades que “disfrutan” de presupuestos provistos por el erario nacional subsisten hoy con resursos equivalente a los que se les aprobaron varios (muchos) años atrás.
Como contrapartida hemos recibido noticias que el gobierno “amigo” de Ecuador, conducido por el extraño presidente Rafael Correa, ofrece a maestros y profesores que emigren a su país, salarios que multiplican por numeros abultados lo que puede obtener un maestro o profesor en Venezuela.
Nuestra sociedad disponía, a mediados del siglo XX, una educación e instrucción de calidad. Concurrían las acciones de colegios privados y públicos y los maestros y profesores que enseñaban a nuestros niños y jóvenes eran lo que se llama “verdaderos maestros”. Es cierto que la densidad y cobertura de la educación era baja, pero quienes la recibían obtenían los mejores recursos. Colegios privados que entonces podían ser mixtos o reservados para niños y jóvenes de uno de los sexos, contaban con un profesorado de gran calidad. Y no hablemos de los liceos públicos que además de brindar la mejor instrucción, atendían la salud y el bienestar de los alumnos y sus familias. Los cuarenta años de democracia tuvieron especial cuidado en “democratizar” la instrucción y amén de formar equipos eficientes con las acciones del sector privado, ubicaron y pusieron a funcionar escuelas en todo el territorio nacional. Baste mencionar el desarrollo de esa maravillosa cruzada de “Fe y Alegría” que hoy atiende a millones de niños y jóvenes en muchos países y que inició el sacerdote jesuíta José María Vélaz. Estas acciones vinieron acompañadas con el funcionamiento de instituciones de educación del tercer nivel que permitieron a los ciudadanos del país, instruirse y educarse de acuerdo con sus deseos y ambiciones.
La tapa del frasco se ha sucedido en estas últimas semanas. Después o mientras las universidades, con sus exíguos presupuestos, prepararon y ofrecieron los exámenes de admisión para que sus aulas fueran ocupadas por los bachilleres mas capaces y mejor dotados, el régimen que nos destruye confiscó los cupos disponibles en las universidades que obtienen recursos públicos y a través del Consejo Nacional de Universidades, distribuirlos con parámetros y fines inconfesables. Situación comparable con los robos y confiscaciones de fincas y fábricas productivas.
El régimen que nos destruye, demuestra con estas perversas acciones que es enemigo de los ciudadanos y que sus objetivos conducen a la terrible situación de emigración de talentos que está transformando a Venezuela en una tierra, mentalmente desolada.
@rafael862