Yo tenía una luz
Indago y encuentro que probablemente el compositor haya sido Alfonso Vélez, de Puerto Rico, aunque en algunas versiones aparecen como autores José Donato y Alfonso Vélez. Como haya sido, la parranda fue muy popular en Venezuela y en los últimos seis años ha recobrado su vigor. El coro canta y repite con recurrencia la siguiente estrofa:
Yo tenía una luz/ que a mí me alumbraba,/ yo tenía una luz, que a mí me alumbraba y venía la brisa y fuá…/ y me la apagaba/ y venía la brisa y fuá…/ y me la apagaba.
En Venezuela la gente bailaba la bien conocida parranda. El baile, estruendoso, se realizaba a plena luz y no había brisa, ni iguana capaz de interrumpir el flujo eléctrico. Lo que sí podía ocurrir era que apagaran la luz para soplar las velas, si se trataba de un cumpleaños, o que algún vecino harto de la gritería decidiera bajar un interruptor.
Sabotaje y saboteador
La gente de mi generación estaba familiarizada con los términos sabotaje y saboteador. El primero era empleado con gran frecuencia por Stalin y sus seguidores para explicar por qué siempre le faltaba comida, luz, ropa o pasta de dientes a los habitantes de la Unión Soviética, o por qué resultaba imposible cumplir con las metas del plan quinquenal. Stalin se desgañitaba y pedía castigo a los autores del sabotaje. Varios ministros y comisarios fueron fusilados. Los saboteadores, por el contrario, eran ídolos de la resistencia francesa, polaca, e incluso soviética durante los años de la expansión del Tercer Reich. Esos saboteadores volaban las líneas férreas, puentes o carreteras por donde serían transportadas las fuerzas de Hitler, o cortaban las líneas del telégrafo interrumpiendo la transmisión de las órdenes.
En Venezuela los saboteadores son incompetentes que, sin actos de violencia, han logrado disminuir la producción de petróleo, han erosionado los 23 planes de seguridad, la reconstrucción de hospitales, la vialidad, los sistemas de riego y las empresas del Estado.
La moneda ha sido víctima de un sabotaje permanente, así como la producción industrial y agrícola. Sin embargo no hay saboteadores reconocibles, ninguna fábrica ha sido volada, ningún campo de maíz quemado y la prensa no recoge ningún evento como la colocación de cargas de dinamita en los puentes o las autopistas. ¿Quiénes sabotean a la industria petrolera, Lácteos Los Andes, Sidor, Corpoelec, los hospitales y las empresas de Guayana?
¿De dónde viene esa brisa tan intensa que /Como algo invisible,/ venía y la apagaba,/ como algo invisible, venía y la apagaba, yo tenía una luz, /que a mí me alumbraba/ y venía la brisa y fuá…/ y me la apagaba /Cerraba los ojos, / y a Dios suplicaba,/ yo tenía una luz/ que a mí me alumbraba /Después no prendía /aunque yo tratara,…
Un estadista diría: «debemos hacer las inversiones requeridas para garantizar la generación y transmisión de electricidad. Necesito el apoyo de todos los venezolanos para acabar con esta crisis antes que la brisita nos haga fuá, fuá a todos».