Opinión Nacional

Yo, El Meritorio

Soy el mérito puro, la sociedad entera me reconoce y me lo reconoce. Soy un ser llamado a la Gloria que de ya encarno. No necesito de nada ni de nadie, no he pedido favores ni apoyos ni ayudas, y sí por casualidad me los recuerdan simplemente los niego, los oculto, los aniquilo. No hay compadre que valga a la hora de poner por delante mi prestigio sacrosanto, no hay amigo que dure más allá de una advertencia o de un desacuerdo. Lo puedo todo, todo lo puedo.

Si escribo un libro es el mejor, si doy un discurso es incomparable, todas mis conferencias son magistrales, mis apariciones en público una celebración, son todas luminosas. No hay verso que no me sepa ni poeta que se me compare. No hay espacio intelectual en el que no diga la última palabra con mi tono docto como debe ser de doctor en ciernes que todavía no soy, pero cuando lo sea, ya lo verán más Honores me sobrarán, vendrán de todos los claustros académicos del mundo a rogarme que acepte las distinciones y los honores que me merezco. Es que mi fama es interplanetaria, universal.

Sé de todo, todo lo sé. No hay área del saber humano que no haya experimentado: soy politólogo, ensayista, historiador, geógrafo, conspirador, lingüista, periodista, pintor, declamador, economista, articulista, editor, político, comentador de libros, autor por encargo. En mis manos y criterio reposa la suerte de muchos, el que no cuente con mi apoyo no va pa’l baile; soy el primus inter pares, el que está en todo, el que en todo está.

Soy el momento estelar, en toda conversación o arenga no tengo punto de comparación, me encanta hablar de mí, mi frase favorita es yo, mí, me conmigo. Recordar mis aventuras literarias, mis viajes por el mundo en el avión privado o mis premios a granel. Soy un escucha natural que nada oye, tengo dos lenguas para descalificar al contrario, para negar el mérito ajeno, pues Yo soy el Mérito.

Provengo de linajes ancestrales, la historia de mi familia es la del país. Padres, tíos, abuelos, son historia patria. Me debo a un linaje que me acompaña y me impulsa a ser el mejor. Voy siempre en busca de mis ancestros, para demostrar que no tengo negro atrás, que este pelo pasudo y ondulado nada tiene que ver con esclavos orígenes a pesar de ser nalgudo y patón. Mi familia llegó siglos hace desde España en cabina de primera con su escudo de armas y su condición de hidalgos en las alforjas. Soy limpio de sangre, casi la tengo azul.

¡Y qué decir de cuando me entorcho el bigote, me sobo la barba, cuando engolo la voz! Y digo ¡a ver! , ¡eh!, las carajitas se alborotan y las mujeres se derriten aplaudiendo frenéticas a mi paso cuando dejo mis sacrosantos aposentos acompañado por mis incondicionales escuderos que celebran mis méritos a granel, en confianza y en justicia: el Sabio me llaman

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