Opinión Nacional

¡Yo acuso!

El arraigo a la tierra que nos vio nacer, el concepto de nación, la pertenencia a una identidad nacional son sin duda alguna dominantes absolutas. De ellas no me evado… Soy, me siento y actúo como venezolana, me duele en la carne y en el alma mi país, y aunque Venezuela hoy atraviese uno de sus más difíciles tiempos, tiempos en los cuales sembradores de odio, destructores de oficio, divisionistas militantes y totalitarios con caretas de demócratas pretendan crear una V República donde la arbitrariedad, la amenaza, el insulto, el ventajismo gubernamental, la incapacidad y la mediocridad sean los rasgos sobresalientes del protagonismo oficial, no será esa realidad y ese escenario el que logre callar mi voz ni detener mis sueños de un país en libertad y paz.

Siento que cada día estoy más harta de estar harta, y por ello también siento mi deber como venezolana de defender esta tierra de gracia, amable, generosa, igualitaria, y como he señalado en otras oportunidades situaciones terribles en otros lugares y otras latitudes, como he informado y reseñado desmanes, discriminaciones, violaciones, violencia, abusos y barbarie, hoy mi grito de alerta, mi voz denunciante debe apuntar a un hombre obnubilado por el poder, cegado por la ambición y comprometido con el comunismo y otras ideologías dictatoriales y totalitarias, un aprendiz de tirano que se está adueñando de Venezuela, y utilizando vilmente el nombre de Bolívar, para conducirnos hacia lo que él ha denominado ‘El mismo mar de felicidad’ de Cuba, esa isla mártir sumida en el horror de un dictador perpetuado a sangre, miedo y fuego sobre la tierra de José Martí.

Chávez sabe muy bien lo que quiere. El y sus acólitos no improvisan, ellos durante años prepararon la toma del poder, primero a través de un golpe de Estado fracasado por su poco arrojo y su nula capacidad militar, y luego, a través de la captación de un voto castigo, en uso de esa democracia que ha vilipendiado, sumándose al juego electoral, cambiando temporalmente balas por votos, pero dispuesto a terminar con un Estado de derecho, con un sistema de libertades y con la paz ciudadana. Chávez, Miquilena y Rangel, ese ‘trío’ maligno, sirve a intereses foráneos, sirve a ideologías pavorosas. Chávez y sus huestes son un mismo trozo de ese mundo de silencio, pobreza, miedo, persecución, desolación, cárcel, destierro, muerte… A ese mundo de tiranías que los pueblos de Cuba, Libia, Irak, China, Siria, tanto conocen.

Y me obliga mi conciencia a decir que inocente serán aquellos que crean que los frenos, las soluciones vendrán de fuera. Que otros países vendrán a ayudar a Venezuela. La verdad es que nos pasará como a Cuba, que los españoles, después de haber perdido el 10 de diciembre de 1898 cuando se firmó el Tratado de París, acuerdo que puso fin al conflicto y que significó la renuncia de España a la soberanía sobre Cuba, volvió a adueñarse de ella, comprando a ‘precio de gallina flaca’, gracias a una dictadura que no contempla competencia, licitaciones, libre mercado. Para estos empresarios siempre será más conveniente negociar con un dictador que no da explicaciones, no tiene instituciones contraloras ni prensa libre, y mucho menos acepta que existe opinión pública.

Venezuela es ‘Boccato di Cardinale’, y la avidez de muchos debe soñar con ponerle la mano al hierro, al oro, al petróleo, a nuestras posibilidades turísticas, a nuestros campos, nuestras costas, montañas, selvas y llanos… Y qué fácil resultará negociar con Chávez, con Miquilena, con Rangel, con Tobías Carrero… Los tiempos de la Enmienda Platt (que establecía las condiciones para la intervención militar de Estados Unidos en Cuba cuando lo considerara conveniente, el control estadounidense de la política exterior de la isla y la instalación de bases navales en la bahía de Guantánamo) son pasado… Estados Unidos, como lo acaba de dejar sentado el caso Elián, posee un doble discurso, una doble moral, y unos empresarios engolosinados con poder comprar a bajo precio…

Encantador de serpientes

El embajador John Maisto pareciera bajo los efectos de un encantador de serpientes. El Maine duerme en el fondo del Caribe, así que despierten de ese sueño los que crean que serán otros los que frenen a Chávez. A ese fenómeno delirante, a ese irrespetuoso que ofende sin medida, a ese injurioso que no tiene empacho en mentir como lo ha hecho hace pocas horas al insultar a los miembros de la Sociedad Interamericana de Prensa, lo tendremos que parar nosotros, y no es precisamente con silencios cómplices, con cobardía, con conchupancia que sacaremos a este ‘pichón de tirano’. Nadie discutió cuando destruyó instituciones fundamentales de la República, nadie protestó cuando vilipendió a una democracia que ha permitido aun con sus errores que no tengamos un Fidel Castro ni una narcoguerrilla como la colombiana, tampoco un Sendero Luminoso peruano, ni un Ejército Zapatista como en Chiapas. Una democracia que le permitió a él atentar contra el Estado, violar un juramento de fidelidad a la patria y sus instituciones, y poder optar al juego político y ser hoy Presidente de Venezuela, negándole a la oposición lo que él usufructuó siempre. Nadie, y cuando digo NADIE, incluyo a sus opositores que están permitiendo que ahora capitalice para sí mismo su propio error, su propia culpa ante el desastre de lo que ha sido su proyecto de MEGAELECCIONES, y valiéndose del poder, haga cadenas televisivas que no son otra cosa más que proselitismo y manipulación, o meta ‘dobladita’ como una omelette esa Ley de Telecomunicaciones cuyo costo será la libertad. NADIE con actitudes timoratas detendrá a este hombre dispuesto a todo y apoyado por lo peor del mundo entero.

Yo responsablemente digo lo que por cobardía otros no han dicho en su momento. Yo acuso a este Gobierno de estar dando los pasos certeros para en cualquier momento declararse comunista-fidelista-terrorista. Lo acuso de recibir órdenes de Castro, quien a través del comisario político que funge de embajador en nuestro país, Germán Sánchez Otero, se inmiscuye grosera y descaradamente en política interna, sonriente mientras oye gritar a Chávez, desde la tarima del mitin de Caracas ‘Viva Cuba’, y recuerda con agrado cómo se negó la posibilidad a Estados Unidos de sobrevolar el espacio aéreo venezolano y cómo también se rechazó la ayuda humanitaria que ofrecieron para socorrer al sufrido pueblo del Estado Vargas. A ese embajador abusador le digo que es a su régimen al que se le ‘paró el reloj’. Y desde aquí le digo: Rangel, ten dignidad, mi canciller no es Pérez Roque… Y pido a todo un pueblo, que ya que tenemos una Cancillería que pareciera que se comporta como si Venezuela fuese la séptima provincia cubana, seamos nosotros, EL BRAVO PUEBLO, quienes decretemos a este irrespetuoso PERSONA NON GRATA.

Yo acuso a este gobierno, a Chávez, a Rangel, de entreguistas y totalitarios. Yo digo que mi país está cayendo rápidamente por un precipicio, y muy pronto seremos muchos los que obligados por las circunstancias, tomaremos el camino del destierro, o sintamos en la carne y en el alma la garra de la persecución y la tortura. Yo ratifico el arraigo a la tierra que me vio nacer, mi arraigo a esta nación. Ratifico mi pertenencia a una identidad nacional y con ellos mi decisión de defender a Venezuela, no importa el costo, sin miedo y sin complicidad.

Eleonora Bruzual es editora de Mujeres del Tercer Milenio Web [email protected]@cantv.net

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