Opinión Nacional

¿Y si lo tumban?

El adelanto de la campaña electoral busca un acuerdo tácito de diferimiento del estallido que no quieren por igual los de la oposición mediática, ya emparrandada en ese entretenimiento macabro y por supuesto el espantoso gobierno, que hace aguas al demostrarse incapaz de garantizar la más elemental seguridad de las personas y sus bienes, el mínimo funcionamiento de hospitales, el consumo de agua, de electricidad y el funcionamiento de los demás servicios públicos que sostienen la vida civilizada.

La barbarie nos devora a enormes mordiscos y atragantamientos diarios a expensas de nuestra tranquilidad.

La pandilla de corruptos que rige nuestras vidas desde el Estado delincuente, dejó a los inermes habitantes de esta tierra, ahora sí desgraciada, a merced del hampa desatada.

Estamos sumergidos y sin derecho a pataleo, a menos que nos alcemos, en el abismo infernal de la especulación, nacida de la escasez brutal producida por el despilfarro de un trillón- US$- de dólares, por la regaladera de nuestros recursos a la chulería de países enteros que parasitan nuestras divisas y debido a los 11 años de estatismo senil destrozando la economía, propiedad e iniciativa privada.

El mercado interno se gangrena por las permisologías burocráticas solo generadoras de coimas y matraca general, por el Control de Cambios, establecido para chantajear a los muchos enemigos del gobierno y para facilitar solo la fuga de depósitos a los rojitos, por el estropicio causado al comercio con Colombia y por la “emisión monetaria inorgánica”, es decir la generación de liquidez forzada con la maquinita de hacer billetes de valor falseado.

Es el propio gobierno pirata el que hace disparar los precios y los costos desordenados, con efectos inmediatos contra los productores, las primeras víctimas de este circulo vicioso, en el que nos metió el diseño vudú de la macroeconomía, orientada hacia el trueque, la haraganería, la elefantiasis del Estado clientelar, las amenazas de guerra con su zozobra en zonas de frontera, el subempleo improductivo, la penalización de inventarios, la agricultura de puertos, y un largo etc.

Hasta aquí lo que todos sabemos, salvo los de cerebro achicharrados, acomodados al régimen, quienes hasta disfrutan de esta economía lumpen de pedigüeños y corruptos, de fin de fiesta de rebatiña o piñata, de diario discurso ridículo en cadena, de quien se supone debe organizar y ordenar, pero solo busca pleitos y bochinche, con el que quiere disimular “su obra” de caos y desgobierno.

Lo que muchos no saben deducir es que en un clima político y social, como el que ahora presenciamos en Venezuela, donde madura y pudre aceleradamente un caos institucional, resultante de una lógica simple de acumulación de contradicciones, se genera casi espontáneamente una parálisis y desplome de la autoridad que aún quede en pié.

Sobreviene siempre y en el 100% de los casos de experiencias históricas equivalentes, un proceso de disgregación general, propio del “sálvese quien pueda” y es esto lo que a su vez potencia, hasta llegar un nivel febril y luego escalofriante, como en el que ya entramos, el saqueo indiscriminado de fondos públicos por parte de TODOS los cuentadantes que manejan chequeras del gobierno.

Ese clima en el que nos ha metido Chávez y del que pretende salir echándole gasolina al fuego, como si fuese un bombero enloquecido, sencillamente provocará rápidos desenlaces contra la aventura gubernamental chavista.

El cocinero pirata y locoide ha venido aliñando un pesado y espeso caldo indigesto, de su socialismo de bárbaros uniformados y hambreadores , que nos sirve en totuma grande en cada Aló Presidente demencial y en las miles de tramoyas y medidas de control totalitario, que ensaya imponernos, con sus burócratas ignaros , arrogantes y sobre todo incapaces hasta la vergüenza ajena que producen y como todo ello le resulta insuficiente para doblegarnos, entonces ha resuelto últimamente agregarle a la hoya una alta dosis de saldehiguera, vermífugo o aceite castor, pretendiendo obligamos a ingerirlo, para que aceptemos su venenoso discurso que ya llevó a esta ruina nacional.

Ese purgante es la campaña guerrerista contra Colombia, sus instituciones y sus respetadas autoridades, a las que quiere destruir, asociándonos a las FARC narcoterroristas en guerra contra el Estado colombiano.

Por si no lo sabían, así es como un gobierno escribe la partitura para un Golpe de Estado preventivo, que lo saque de raíz.

Los ejecutantes de esa fanfarria quisieran ser ellos mismos, provocando un autogolpe que por fin les permita estrujar nuestra cara contra el suelo, pero no se atreven a iniciarlo, porque ese también puede ser el “dele que son pasteles”, de contragolpes que le arruinen su danza macabra en horas.

Se llegó así a una situación llena de peligros.

No estamos al inicio de otra eterna campaña electoral normal, para los tres años de mandato que se supone aún le quedan todavía y en los que habría que soportar a este sepulturero de país.

Dado el agotamiento de la espera para declarar como urgente un “Estado de Necesidad” y el fin del mandato de estos irresponsables a la cabeza de un Estado, que ya empezó a volar en pedazos, no les extrañe que el gran nerviosismo que exhibe Chávez a diario, se deba a lo mismo que sienten quienes padecen de una enfermedad terminal y a quien le molesta hasta un canto de canario o que los nietos vengan a saludarlo y lo miren con afecto y él percibe las miradas como si fuesen de conmiseración o de conspiración para heredarle.

Los pichones de Pinochet anidan en el círculo íntimo de Chávez y están condenados a ganar, porque la inmensa mayoría aprobará el inicio de una transición ya inevitable que pudiera imaginarse a la hondureña, la menos probable por el carácter alcahuete de los otros poderes, a la argentina con elecciones anticipadas, alejando del poder al causante de la tragicomedia anárquica, difícil porque el sujeto se creyó su propio cuento de invulnerabilidad redentora cuasi divina, o a la brasileña, imponiéndole un cambio de las reglas de juego, que signifiquen de hecho el fin del oprobio dictatorial.

Y si esta morbosa espera del agotamiento del apestoso régimen sigue por otros dos años más, podremos entonces imponer un escenario a la peruana, imposibilitando que se consumasen nuevos fraudes electorales, lográndo dar al traste con el tramposo Fujimori.

De todas estas hipótesis se deduce en primer término que son todas cuestas arriba lograrlas, porque supondrían una racionalidad elemental por parte del paciente.

La pregunta ¿Y Si lo Tumban?, es entonces de nuevo pertinente, por primera vez de desde aquel 11 de abril de 2001.

Menos mal que dependeremos de otros que no sean Carmona y los embaucadores uniformados del 12 de Abril que ya no están o como los madrugadores de Chávez en aquel 4F y 27 N de 1992, de los que deben haber estudiado los disparates de esos días para no repetirlos.

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