¿Y dónde está el delito de Petkoff?
Juan Vicente Gómez Gómez, sugiere que deberíamos meter preso a Petkoff por su postura ante el caso Ramonet, porque, según él, incurrió no sólo en violación de la ética periodística y del funcionamiento de los medios de comunicación, sino en algún delito previsto en alguna norma, que por supuesto no señala.
Releo los sarcásticos, tinosos y ácidos comentarios del microcronista Simón Bocanegra, y no observo allí ninguna expresión que pueda constituir delito. Ni siquiera la injuria que sólo podría hacer valer en tribunales el intelectual francés, por ser este delito sólo perseguible a instancia de quien se sienta afectado, y no me imagino al profesor francés viajando a Caracas para querellarse con el editor de Talcual. No hay injuria porque el “animus” de Petkoff no es injuriar o difamar a Ramonet, sino sencillamente emitir opinión sobre la especie de los intelectuales franceses que, según el analista, representa Ramonet. Podemos estar de acuerdo con las aseveraciones del editor, podemos disentir de él, pero no le podemos imputar algún delito por sus declaraciones, lo contrario sería perseguirlo por ejercer un derecho que le da su cédula de identidad. Delito que sólo existe donde no imperan los elementales principios democráticos y del Estado de derecho, como en los tiempos del tocayo de quien sugiere meter preso a Petkoff.
La actitud de Gómez Gómez, se corresponde con la postura de gran parte del oficialismo de someter sus ejecutorias a constantes comparaciones con el pasado “oprobioso” y de los partidos “puntofijistas”, y por supuesto sale ganando el actual régimen. ¿Qué les pasa oprimidos?, murmuran, no hemos metido preso a nadie por manifestar libremente sus opiniones, por ejercer el periodismo. ¡Tengan cuidado que algún día de éstos los metemos presos! Vaya calamidad que tenemos por gobierno los venezolanos.
Pues, mi estimado Gómez Gómez, yo me niego a gritarle loas al gobierno por no haber incurrido en la arbitrariedad de meter presos a los periodistas y editores que ejercen su derecho a estar en desacuerdo con el gobierno. Me niego a gritar los aleluyas que los “revolucionarios” nos reclaman. Y seguiré exigiendo respeto del Gobierno por los medios de comunicación que lo adversan, es decir, un elemental respeto a los principios fundamentales de nuestra atacada y menospreciada democracia.
El hecho de que no hayan metido presos a los periodistas no debe ser titular de prensa en ningún país que se respete, y el hecho de exigir más cordura al gobierno, menos ataques violentos contra los medios, más tolerancia, es un derecho que nos asiste a los venezolanos. Así que no se sorprenda porque no hayan periodistas presos, sorpréndase más bien de que no hayan metido presos a quienes desde el gobierno, con nuestro patrimonio, con nuestros medios de comunicación, con nuestros bienes, atacan a otros venezolanos, sólo porque no están de acuerdo con la monumental estupidez que mientan “revolución”.