Vuelta a la tuerca musical
Venezuela es un país singular. Oprimido por un régimen que destruye el país, da la impresión de que no pasa nada. Por otra parte tiene, desde hace muchos años, preocupaciones intensas en ocupaciones que no son importantes en otros países.
El beisbol, desde comienzos de los cuarenta y como consecuencia del triunfo en La Habana, se transformó en el deporte nacional. Los concursos de belleza, desde que la preciosa Susana Duijm obtuvo el cetro de Miss Mundo en 1955, se han transformado en eventos fundamentales en la agenda anual del país.
Desde 1975, Venezuela se ha transformado en el semillero musical más grande de la historia y como consecuencia, hoy, pasados treintiseis años de la fundación del Sistema, notables directores y ejecutantes surcan los cielos y mares del planeta para brindar su arte en los más recónditos sitios del mundo.
En Venezuela son cientos de miles los niños, jóvenes y ya no tan jóvenes que todos los días dedican muchas horas a perfeccionar su arte y conforman un tejido musical compuesto por cientos de agrupaciones que cubren gran parte de la geografía nacional. Todos ellos progresan tanto en lo profesional como en lo humano.
En el exterior, ya son varias las orquestas que tienen como conductor titular o director invitado a un destacado músico venezolano. En el campo de los intérpretes, ya son también numerosos quienes han triunfado en concursos y son ejecutantes de muy destacadas orquestas de calidad internacional. Algunos actúan como solistas.
Evitamos nombres pues nuestra ignorancia sobre el tema garantizaría omisiones que luego nos pesarían.
Financiar la “operación” del Sistema Nacional de Orquestas es una empresa multimillonaria. La bonanza petrolera de los setenta fue importante para que el Congreso de la época aprobara partidas medulares para capitalizar el Sistema. La empresa privada y también la pública, fueron muy importantes para que la vida del Sistema y los gastos de sus integrantes fueran sufragados adecuadamente.
Transcurridos siete lustros de crecimiento constante tanto en la calidad como en la cantidad, el Sistema requiere de cantidades inimaginables de dinero para que sus actividades continúen en los niveles de excelencia que han logrado.
El régimen que gobierna la nación y la conduce a condiciones que la mayoría del pueblo rechaza, ha centralizado todas las actividades del país y entre ellas, pensamos que el financiamiento del Sistema de Orquestas Nacionales recibe del Estado el dinero que requiere para sus operaciones. Es una obligación del Estado, financiar las actividades que contribuyen al mejoramiento de los ciudadanos y el Sistema los hace ampliamente en todas las dimensiones imaginables.
La destrucción del aparato productivo ha reducido a la categoría de limosna las cantidades que puede aportar el sector privado.
Más lo que queremos destacar es que hasta hace pocos días, el gobierno había respetado las actividades de todas las orquestas nacionales. Limitadas habían sido las actividades de las orquestan infantiles y juveniles que habían conformado algún programa vinculado con actividades oficiales. No es su derecho.
Pero hace pocos días, el régimen que destruye el país organizó una numerosísima excursión a Europa que tuvo como finalidad, más que defender una posición sobre el respeto o las agresiones a los Derechos Humanos de los ciudadanos venezolanos, difundir propaganda política de un sistema de gobierno que es rechazado por una porción muy importante de la ciudadanía. En esa lamentable delegación se incluyó a la Orquesta Simón Bolívar, la que con una excusa que no se compadece con sus actuaciones nacionales, recabó por concepto de entradas a un concierto, treinta y ocho mil dólares que se obsequiaron a una institución de actividades sociales del país anfitrión.
Entendemos la dependencia del Sistema de los dineros nacionales pero tenemos claro que su financiamiento es una función del Estado y no una moneda del gobierno.
