¿Votar por cualquiera?
El sistema de partidos políticos hizo crisis en Venezuela hace aproximadamente veinte años. Las consecuencias las vimos en la destitución del Presidente Pérez, y el ascenso de Caldera y Chávez a la Presidencia de la república. Sin embargo, la dirigencia de los partidos, antes que sacar algún aprendizaje de las experiencias vividas, pretenden regresar con los mismos métodos y personajes que causaron su caída. Se quiere arrastrar a una población que ha acrecentado su formación política y que se ha acostumbrado a manejar información detallada de todos los temas a través de internet y el cable, como si fuesen los ingenuos campesinos que en los años 60 abrazaron incondicionalmente a los partidos tradicionales.
El muy cristiano propósito de enmienda, pareciera desconocido para la dirigencia política que aspira substituir a las hordas del Atila que nos malgobierna. Podemos observar que hoy, con las banderas de la unidad quieren arroparse exitosos corruptos y mediocres personajes que amparados en abundante dinero malhabido y en ostentosas campañas publicitarias andan persiguiendo incautos que les permitan coronar sus deseos de seguir desfalcando el Tesoro público. Lo peor es, que abundan los dirigentes que, sin consultar a las bases, se apresuran a comprometer apoyos de sus desvencijadas franquicias, a cambio de generosos contratos y fuertes sumas de dinero. El interés del pueblo no tiene la menor importancia para éstos gansters de la política. Los corruptos están actuando con espíritu de cuerpo. Algunos buscan posicionar a sus padres, hijos o esposas para que ocupen los cargos de elección popular que ellos legalmente no pueden aspirar. Otro tanto ocurre con algunos inhabilitados, que con un gran desparpajo eluden el análisis de las razones por las que fueron sancionados, haciendo ver que fue sólo por causas políticas, aun cuando los ilícitos administrativos que cometieron son demasiado evidentes, además que no disimulan. Si a alguien se le acusa de ladrón y exhibe una riqueza inusitada, es muy difícil que se pueda pensar que la acusación es falsa. Ellos creen que con dinero puede taparse todo.
No les importa el daño que se le hace a la sociedad en general. Cuando se concede impunidad a pequeños delitos se abre el camino a la impunidad general. Si premiamos a quienes usan el dinero de la corrupción para apalancar carreras políticas, ¿con que autoridad podemos impedírselo a los narcotraficantes o a otros delincuentes? Con tristeza vemos que no se dan cuenta del momento histórico que estamos viviendo. Si a los desfalcadores que hoy ocupan los cargos públicos los vamos a substituir con delincuentes más rapaces, sólo lograremos reforzar al chavismo a corto plazo.
Para que Venezuela salga adelante, al frente de los puestos de comando deben estar hombres y mujeres de alta capacidad y talento, con gran autoridad moral, que tengan el respeto de todos los ciudadanos. Con el chantaje de la unidad no se puede presionar a los venezolanos opositores a apoyar a gente que no cumple con los mínimos requisitos morales e intelectuales, sin las destrezas necesarias para afrontar el reto de la reconstrucción de los municipios, los estados y la nación en general.
No más incapaces y corruptos. Debemos colocar un filtro que impida que los viejos corruptos y los que en el presente, a través del desempeño de cargos públicos han pasado a ser unos potentados, usuales protagonistas de escándalos financieros y de otros tipos, puedan ser premiados con un ascenso a mayores responsabilidades.
La unidad no debe ser para apoyar corruptos, nepotistas, desfalcadores e incapaces. Ya hemos visto el foso en que está Venezuela por haber elegido a un hombre sin la preparación, las dotes y talentos necesarios. No podemos repetir los mismos errores. O acaso ¿Vamos a votar por cualquiera?