Opinión Nacional

Visión objetiva del 8-D

A quienes siguen con atención y objetividad el desarrollo de la política nacional no les sorprendió el resultado de las elecciones municipales del 8D. Se confirmó que los venezolanos estamos políticamente segmentados en dos mitades: los que apoyan al gobierno y los que luchan por el restablecimiento pleno de la democracia. Este balance en las posiciones políticas debería traducirse en un gobierno de equilibrio y tolerancia; pero no es así. El dúo dinámico Maduro/Cabello se aferra a la intransigencia, a la siembra de odio, con la determinación inocultable de borrar del mapa político a esa mitad de venezolanos que exige el retorno a la democracia.

Veamos los datos objetivos de los escrutinios. La abstención superó el 40%. Tomando en cuenta la propaganda apabullante, con creatividad gebeliana a los candidatos del PSUV y la muy bien lubricada operación “remolque” no es aventurado presumir que los electores están en desacuerdo con el gobierno, o al menos, con sus candidatos.

La oposición democrática triunfó en las grandes ciudades. En Caracas, Antonio Ledezma fue reelecto Alcalde Metropolitano, con mayoría en el cabildo metropolitano. En Maracaibo fue reelecta Evelyn Trejo de Rosales. Carlos Ocariz reelecto en Petare, ahora con mayoría en el consejo municipal, Gerardo Blyde en Baruta, Ramón Muchacho en Chacao, David Smolansky, Alcalde de El Hatillo. La oposición democrática ganó también las alcaldías de San Cristóbal, Mérida, La Asunción. Miguel Cocciola, ganó la alcaldía de Valencia, a pesar de los ataques torpes, de pésimo gusto, por parte del mismísimo Maduro y del gobernador Ameliach. En Barquisimeto el nuevo alcalde es el líder sindical Alfredo Ramos. Se ganó también la alcaldía de Maturín donde dirigió la campaña electoral Diosdado Cabello, quien salió con las tablas en la cabeza. Y se ganó la alcaldía de Barinas, feudo inexpugnable de la opulenta dinastía chavista.

La oposición democrática, logró estos triunfos sobreponiéndose a la campaña electoral oficial, abusivamente ventajista. Es inocultable el abuso de las cadenas presidenciales, al menos una diaria, en las que Maduro, en violación de la normativa electoral y de la ética política, arremetía contra los candidatos de la oposición en lenguaje siempre insultante. La trascendencia política de los resultados electorales del 8D amerita reposadas interpretaciones políticas. En todo caso, procede alertar contra la dejadez de la oposición al no perseverar en las interpretaciones correctas que impidan el desánimo y el desentendimiento de las obligaciones políticas de cada venezolano demócrata, independientemente de su afiliación partidista.

 

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