Violencia, “a más y mejor”
En los últimos treinta días el país ha estado viviendo un paro cívico, inimaginable por sus proyecciones, que ha logrado paralizar sectores significativos de la sociedad pese a los denodados esfuerzos del gobierno para hacerlo fracasar. Las declaraciones oficialistas poniendo en duda la existencia de la iniciativa no han tenido otro resultado que no sea el de fortalecerla y robustecerla y, sobre todo en sus días iniciales, los partes diarios de la dirección colectiva de la misma daban cuenta pormenorizada de la sumatoria de sectores que alcanzaron su mayor expresión con la incorporación de la industria petrolera.
Desde que se hizo patente el éxito del paro el régimen ha desplegado los mayores afanes para descalificarlo tildando a sus organizadores de golpistas y saboteadores, señalando asimismo que el propósito ulterior de la mencionada acción cívica no es otro que el derrocamiento del jefe del Estado y de su gobierno para dar paso así a un régimen de corte fascista. Esta postura ha alcanzado su clímax en la Mesa de Negociación y Acuerdos donde la delegación oficialista no ha hecho nada distinto que no sea el de participar, cuando lo tienen a bien sus integrantes, en una actitud negativa que se traduce en obstáculos y trabas para así entorpecer cualquiera propuesta destinada a encontrarle una salida democrática, constitucional, pacífica y electoral a la grave crisis política del país.
Pero, como si no bastara la conducta de los representantes del régimen en la instancia señalada, ahora se ha incrementado la violencia a extremos tales que no hay marcha pacífica de la oposición que no sea emboscada por los círculos del terror como se ha podido comprobar en los últimos días en Los Próceres, por ejemplo, donde la acción de las bandas criminales dejó un trágico saldo de muertos y heridos.
El mensaje que se desprende de uno y otro comportamiento por parte del oficialismo es muy claro y no habría razón para dudar de sus verdaderos propósitos: por la vía de la violencia se pretende establecer un régimen hegemónico de carácter autoritario y militarista, mal llamado “revolucionario”, que se apodera de las glorias de Simón Bolívar usurpándolas y que aspira a mantener indefinidamente (por lo menos hasta 2021) en el ejercicio de la Presidencia de la República al teniente coronel ® del Ejército Hugo Chávez Frías.
Sin embargo, la respuesta de las grandes mayorías nacionales a esa inaudita pretensión no se ha hecho esperar y es así que el paro cívico continúa con el mayor vigor y se hacen preparativos para nuevas jornadas de acción ciudadana que demostrarán que en Venezuela se mantiene despierto el anhelo de recuperar el libre ejercicio democrático y de restablecer el estado de derecho, dándole de ese modo un fuerte repudio a quienes desde el gobierno han estimulado y promovido los métodos violentos como género de vida.