Venezuela se acaba
Es asombroso el deterioro de las carreteras del país y de todos sus servicios básicos. Venezuela se acaba, la dejaron en el esterero con un gobierno que no tiene la menor noción de lo que es gobernar. Se juntaron una cuerda de “limpíos” e ignorantes llenos de resentimientos para destruirlo todo, y se arrogaron las bondades de un socialismo. Confiscaron el progreso de un pueblo y no quieren aflojar a esta pobre nación que cada día se va desligando del tejido internacional.
Caracas nuestra ciudad capital está en circunstancias insoportables y para colmo sin vías alternas en caso de ocurrir un desastre. La Autopista Regional del Centro principal acceso se está hundiendo progresivamente, la de La Guaria no tiene mantenimientos programados y la llamada carretera vieja está abandonada, el viaducto que nos conduce al oriente del país por la Caracas- Guarenas pudiera colapsar y también la carretera antigua se halla destrozada.
Igual ocurre en toda nuestra geografía pasamos de tener autopistas y carreteras “tipo A” a las primitivas trochas, peor que a comienzos del siglo XX, cuando el General Gómez se preocupaba por construir muchas de las carreteras que hoy seguimos transitando y que están en mal estado. Vemos como la ruta hacia Choroní se encuentra casi bloqueada no por el efecto de las lluvias únicamente sino por la indolencia oficial. No quisieron preservar la infraestructura física para ventura de sus habitantes, no pudieron cuidar lo ya existente, llegaron para devastar y así hicieron lo único que saben hacer. Una legión de ineptos que “inventan” lo que les viene en ganas y algunos se resignan en pasar por las horcas caudinas. Quedamos en manos de matones con la violencia generalizada, las cosas se dirimen a tiros y la Venezuela pacifica y democrática se desdibuja. La gente aterrorizada huye o se encierran en sus casas, tullidos por el miedo y orando para que los ladrones y asesinos no irrumpan en sus hogares.
La miseria ha signado las moradas de los venezolanos manteniéndoles en estado de consternación. Van trece años cargando con esta maldición sin que haya una comprensión política. Observando que no es fundamental para el régimen volver a la normalidad garantizándole la vida a los ciudadanos, y quizá ni consigamos las sendas para regresar democráticamente a la alternabilidad del poder mediante elecciones. Antes en Venezuela hubo un poco de respeto y decencia, actualmente retornamos a la jungla retrotrayéndonos al siglo XIX como en tiempos de las montoneras y de caudillos.
Así marchamos hacia un mundo mejor según las apreciaciones de los comunistas, que nos llevaron a “odiar” nuestra propia tierra sintiéndola contraria a nuestra idiosincrasia.
Ni con abundantes ingresos alcanzaron conservar una mediana calidad vida, no hicieron nada para evitar que el agua que llega a nuestras residencias fuera de color ocre y encharcada, ni para que el suministro eléctrico fuera constante. Sin embargo, los servicios públicos van subiendo sus costos sin ninguna contrapartida que los mejore y justifique. Revisen sus facturas de agua, aseo, telefonía o electricidad, y se toparán con nuevos y abruptos incrementos.
Es la Venezuela que se acaba y que no hacemos nada por salvarla. Lo que se derrumba es abandonado, y lo que no les gusta lo tumban en aras de una perversa “revolución”, que no tuvo ni personalidad ni protagonistas auténticos, sino renegados que le entregaron el país a los hermanos Castro para que nos esclavizaran y vejaran, queriendo contarnos con un “censo” para meternos en un redil.