Venezuela – Laputa
(%=Image(7393009,»L»)%) El tiempo revolucionario es relativo a la espiral de su trama. Objetos como relojes digitales, de agua o arena son inútiles para medirlo; mientras las emociones del colectivo y sus padecimientos escapan de su órbita, pues al igual que la ley son escuchados como murmullos lejanos por los funcionarios del régimen, quienes pareciesen reflexionar constantemente sobre el tiempo de vida de los cangrejos o la puesta en escena de un posible parque temático de la Sierra Maestra a principios de 2023.
Ellos, los (%=Link(«http://www.cne.gov.ve»,»yes»)%)-(%=Link(«http://www.tsj.gov.ve»,»man»)%) de Hugo Chávez, que le dicen sí a todo, son seguidores secretos del modo de vida de los sofisticados (%=Link(«http://www.jaffebros.com/lee/gulliver/bk3/index.html»,»laputuanos»)%), visitados por el capitán Lemuel Gulliver en 1707. Los gobernantes de la isla voladora de Laputa eran seguidos por criados “que llevaban en la mano un palo corto con una vejiga hinchada atada a la punta como un maval. En cada vejiga había una pequeña cantidad de guisantes secos o chinitas”. El por qué de está tintineante creación le fue comunicado posteriormente a Gulliver, eran para sacudir la oreja y la boca de los laputuanos de “categoría”, pues “parece ser que la mente de esta gente se sumerge en tan intensas especulaciones, que no pueden ni hablar ni prestar atención a lo que otros hablan a menos que se los despabile con algún toque externo”. Así, quienes pueden permitirse el lujo, tienen un sacudidor (chiminole) personal dentro de su servidumbre.
Aunque la creciente y bulliciosa masa de comunicadores opositores a la Administración Chávez la acusa de cínica y totalitaria, tal vez no sería un desatino el sugerir que sólo son unos distraídos, palabra que el Drae define como “Apartar la atención de alguien del objeto a que la aplicaba o a que debía aplicarla” y, no menos precisa, “Malversar fondos, defraudarlos”. Estos distraídos revolucionarios son víctimas al no contar con eficaces sacudidores o, algo peor , es que los sacudidores (Fiscal, Defensor y Contralor) también se han distraído y por eso todos “se ponen en evidente peligro de caer por cada precipicio y de pegar con la cabeza en cada poste”.
La geografía flotante de Laputa es una ventaja para reprimir y aniquilar rebeliones. Indica Gulliver que aquellos poblados negados a pagar tributos o envueltos en conspiraciones son reducidos a la obediencia por dos métodos usados por el Rey, que a su vez nos permiten comprender ciertas reacciones del presidente venezolano. “El primero y más leve es mantener la isla en el aire sobre la ciudad y las tierras que la rodean, con lo cual puede privarlas de los beneficios del sol y la lluvia y por lo tanto hacer que los habitantes sufran escasez y enfermedades” (¿No se parece a CADIVI?). El otro método es arrojarle grandes piedras desde arriba a los indefensos sublevados (Recuerden a los Círculos Bolivarianos) y, el último y más terrible remedio, “hace que la isla le caiga justo encima, lo cual ocasiona la total destrucción de edificios y personas”. Como ven, la correspondencia entre Laputa y Venezuela es evidente, sólo difieren en las inclinaciones filosóficas y astronómicas del reino soñado por Swift y en que Chávez no necesita dejar caer todo el peso de su régimen sobre nosotros, pues la inflación, el desempleo y la violencia brutal de las calles son estrategias harto más feroces que un simple aplastamiento.