Opinión Nacional

Venezuela: laboratorio tortuoso

Venezuela ha sido un extraordinario laboratorio para el análisis político, en ensayo económico y para usted de contar. La constante lamentablemente ha sido en que nuestro país y sociedad, que hasta hace poco era dócil, ponderada, plural, tolerante, da la impresión que registra una tendencia hacia la marcada diferenciación, la anomia, la hostilidad, la unicidad de pensamiento, visión y expresión y naturalmente la reducción del ciudadano a mero individuo y cosa, una expediente, un número y en el mejor de los casos un voto.

Creemos que la sociedad venezolana debía despertar y reaccionar y no merecía ser maltratada como sujeto, categoría y orden. De tal manera que el fenómeno Chávez no es casualidad, es expresión del sistema y de las propias antinomias presente en Venezuela. Sin embargo, el paso, la opción, la búsqueda del cambio y del giro que muchos venezolanos pensaron que era posible implementarse a partir de Diciembre de 1998. No ocurrió, a lo sumo hemos observado un zigzagueo entre tendencias, grupos, ideologías y colores. El saldo lo conocemos y es un país defraudado, un país que despierta en medio de una brutal violencia que a efectos técnicos se le responsabiliza como el “hampa común”, ni hablar de la ineficiencia, la corrupción y la malversación que a todo nivel se hace.

No sabemos quien es mas estafador, más farsante, más doble cara si el gobierno infame instalado en Miraflores o la retorcida oposición que no terminan de entender su papel en un país desbocado, enfermo, desencajado que no sólo no tiene instituciones, se vulneran los lapsos, procedimientos, decisiones, el gobierno hace y deshace y la oposición hace lo mismo con la diferencia que naturalmente el gobierno tiene mayor responsabilidad, precisamente por ser gobierno.

Nunca hemos estado en contra de los políticos. Lo que si hemos cuestionados han sido precisamente a esos “encantadores de serpientes” que han abundado en nuestra historia, antes y ahora. No crean ustedes que el único encantador de serpientes es Chávez, él es uno de los últimos, pero la tradición viene de atrás. Hoy en país clama por verdaderos líderes, políticos con cuero y pelo, con visión y escrotos y fundamentalmente con sensibilidad.

Cuanto más veremos, registraremos y nos tocara ver no lo tenemos cuantificado. Este laboratorio tortuoso, raro, complejo y sui generis que es Venezuela, no ha dejado a veces impávidos. Creemos que el país ha gozado de una burbuja, un ciclo y etapa que arropa no sólo el aniquilamiento de sus organizaciones políticas, de sus liderazgos, sino además, hemos registrado un aumentos obsceno, desproporcionado y pornográfico de los recursos por concepto de petróleo y de tributos, sin que ello se corresponda con un aumento “real” de nuestros niveles de vida, nuestra mejora en términos de salud, educación, empleo, inversión. No estamos de entrada, en contra de la misiones o de la misericordia que este gobierno, tan intervencionista e imperialista hace constantemente cuando se intromete en la política interna de América Latina, África y para usted de contar. El petróleo, nuestro oro negro es el gran responsable de que este muchacho tremendo de sabaneta, se dedique a donar, dilapidar y ayudar a los pueblos del mundo. El daño es doble, por un lado destina importantes recursos para promover una fulana revolución, por otro lado, en lo interno, se desarrolla un gobierno no en base a la eficiencia sino en base a la diatriba y el presidente no quiere entender que el rancho esta ardiendo, que los venezolanos estamos obstinados de la corrupción, de la ineficiencia, de la impunidad.

Otra cara tendríamos si el gobierno promoviera verdaderas políticas de Estado para invertir, para promover la empresa, el comercio, el empleo, la ciencia y la tecnología en un mundo que es y seguirá siendo “global”. Otro gallo cantaría si nuestras alianzas estratégicas fueran con economía y países que tuvieran realmente algo que ofrecernos, pero estamos empeñados en ver el pasado, mirar a Cuba, al Socialismo fracasado no del siglo XXI son del siglo XIX. No hemos entendido la historia, estamos girando contra ella, contra la lógica, contra las demandas y exigencias de un pueblo que tarde o temprano despertara y cobrará. Ya es hora que dejemos los cuentos de camino y asumamos hacia donde debería estar girando el accionar de un gobierno y país petrolero, andino, caribeño y amazónico y una sociedad que retrocede por falta de voluntad, de coraje, de visión y de CNE. Ojala Venezuela tuviera en otras un arbitro electoral como el mexicano pero que le vamos a ser. Veremos …
(*) Profesor de la Universidad de Los Andes

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