Venezuela inventa gerrymander militar
Cuando en 1812 Elbridge Gerry era gobernador del estado de Massachusetts, USA, la legislatura de ese estado redefinió los límites del condado de Essex para obtener la máxima ventaja política para su partido (los límites de los distritos electorales se definieron para abarcar sólamente a las villas y pueblos mayoritariamente afectos a su partido). La forma de uno de los distritos electorales semejaba a la de una salamandra. Desde ese entonces la práctica de re-dibujar los distritos electorales para favorecer al partido en el poder, se conoce en USA como gerrymander (gerry + salamander) (1).
Aunque para algunos respetables y calificados voceros venezolanos el otorgar el derecho al voto a los militares es una decisión inconveniente porque se correría el riesgo de politizar a la institución armada; mi opinión es que tal peligro no existe. Si era protuberante, sin embargo, la minusvalía de los ciudadanos uniformados frente a sus conciudadanos civiles, ya que ellos, a quienes un presidente puede mandarlos a morir en un guerra, o decidir mediante un simple documento administrativo, adonde deben vivir ellos y sus familias –sin derecho a pataleo, so pena de ser enjuiciados por insubordinación-; no podían opinar sobre quien consideraban ellos que debería ser su comandante en jefe; tampoco quienes serían los ciudadanos más adecuados para administrar los servicios públicos locales o producir las ordenanzas, resoluciones o decretos que regirían su vida diariamente.
Los militares no son seres extraterrestres. Tampoco viven en una burbuja que los aisla del diario acontecer nacional; y aunque ninguno de ellos puede participar activamente en actividades político-partidistas, si lo hacen sus padres, hermanos, hijos y todos sus amigos civiles; por lo que desde su nacimiento hasta su muerte viven permanentemente sumergidos en el mismo entorno político que el resto de los ciudadanos venezolanos. Un buen ejemplo son los hermanos Ochoa Antich, uno de ellos es un líder y activista de Izquierda Democrática y otro es un general de división del ejército. Esto, no ha afectado en el pasado, ni afectará en el futuro, el comportamiento institucional de los ciudadanos uniformados cuando en conjunto se les llama: ejército, armada, fuerza aérea o guardia nacional. Puede que existan individualidades como la de Hugo Chávez, por ejemplo; que con sus clases de “ética” en la academia militar, desearía ver convertido al ejército en una especie de partido político patriota; cosa que por supuesto es una aberración. El resto de los profesores de ética de la academia militar, no siguen el mismo texto que Chávez, porque ellos sí son verdaderos docentes.
Aparentemente el alto mando militar, no ha entendido que el voto otorgado a los militares es un derecho humano que se les había confiscado desde hacía muchos años; y ahora que esa ignominia fue corregida por la nueva constitución, lo han cercenado para prohibirle votar a los oficiales y soldados, por miembros de juntas parroquiales, concejales, alcaldes, diputados estadales y gobernadores. Los militares sólo podrán sufragar para elegir diputados nacionales y presidente.
¿No era precisamente este cercenado derecho a opinar una de las banderas militares de la “revolución” emeverrista? ¿Quién defenderá los derechos de los ciudadanos uniformados atropellados?.
Se ha ¿dejado convencer? el alto mando militar por los que detentan el poder, quienes no desean ver alterados sus mapas político-partidistas; como sin ningún sonrrojo ni vergüenza lo han declarado públicamente: “Los militares que estén prestando servicio en sitios distintos a sus lugares de inscipción electoral, solo votarán para presidente y diputados nacionales, para que no ‘distorsionen’ las votaciones locales”.
Lo primero que debería saber el alto mando militar es que los derechos humanos no son “creados” por las constituciones; estos forman parte del equipaje que trae al mundo cada niño o niña al momento de nacer. ¿Será posible que los generales no sepan esto?. Yo sinceramente lo dudo.
Por otra parte, las fuerzas armadas nacionales poseen la red de infraestructura logística más completa y avanzada de Venezuela. Su capacidad para manejar los más complejos sistemas de distribución –de cualquier cosa- no es igualada por ninguna otra organización pública o privada; ¿Porqué entonces no pueden distribuir adecuada y oportunamente la opinión política individual de sus oficiales y soldados?. ¿Porqué cercenan el derecho al voto de algunos de sus miembros?.
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(1)Milton Cummings y David Wise. Democracy Under Pressure, An Introduction to the American Political System. Hartcourt Brace Jovanovich, Inc. New York. 1977.