Venezuela hoy
El espacio de convivencia que se observa, hoy, en Venezuela, no es en sentido alguno satisfactorio, nuestro país padece de situaciones que también se han visto en otras partes de la geografía humana mundial, pero la circunstancia venezolana se agrava al darse aquí resultados de acciones realizadas desde hace años y además otros elementos que complican un poco más la delicada situación vivencial desde cualquier aspecto que se observe hoy en Venezuela.
Elementos como la riqueza natural de estas tierras y por ende el fruto de su explotación económica es uno de ellos. Provisto por la imprudente publicidad de esa riqueza, el malísimo hábito de muchos venezolanos de no hacer nada por creerse herederos de esa riqueza y con derechos absolutos a ser mantenidos por el administrador (Estado) de ella, sin más.
Una estúpida distinción existente en Venezuela desde hace décadas entre pretendidos pobres, pensados venidos al mundo sin suerte, por no tener riqueza material (principalmente económica) y ricos –que no aristocráticos-, pensados ser de sangre azul y de ser un pecado juntarse o (inter) relacionarse con sus comunes mortales venezolanos. Esa distinción en estos años por distintas razones –no venidas ahora a exponer- se ha zanjado literalmente y se hace latente, tal vez, intencionalmente día a día para ver ¿cuanto soporta el finísimo hilo? ¿dónde finalmente se quiebra? y ¿qué produce ese quiebre?.
Por contrapartida, se nos olvida que todos los venezolanos, al igual que los demás mortales -quienes al final somos todos los que respiramos-, tenemos las mismas necesidades (necesidades reales no creadas) el mismo sentir humano y todo lo demás que en tal razón se necesita abstractamente. El humano por su caracter de societario –en sus distintas vertientes- debe ser fraterno, si no, su evolución se cierne bastante incierta y su destino será la extinción por propia mano –si así fuere no habrá necesidad de que otros vengan a exterminarnos, seremos nosotros mismos los causantes de ello-.
Al venezolano le ha llegado el momento de reflexionar, preguntarse ¿qué hemos hecho de nosotros mismos en los últimos años? ¿observar si la lucha entre nosotros por el bienestar de otro u otros –guardando las distancias pertinentes- vale la pena? Valdrá odiar o matar a otro que igual que uno ha luchado por su vida (bienestar) sólo por seguir a ciegas palabras dichas en muchas ocasiones sin sentido. Vale mi sacrificio y hasta mi vida de estos años el seguir unas palabras dichas por algunos que en su resultado material sólo benefician, falazmente, al emisor o emisores de ellas.
¿Acaso mi vida ha cambiado o mejorado en cuanto a bienestar, propiamente dicho, en estos últimos años por estar luchando con seres (Venezolanos) que son y tienen mis mismas metas humanas?.
Por nuestro lado, la Venezuela de hoy donde se refleja todo esto dicho, se resume en la siguiente exposición:
– Gobiernos dictatoriales disfrazados de democracia. Dictadura de nuevos tiempos, se manipulan los espacios que permite la noble democracia para imponer decisiones, directrices arbitrarias, interés propio…
De manera solapada (silenciosa y artera) se maneja lo que interesa del Estado para mantenerse en el poder y realizar actividades de su interés sin ruido, en total secreto y vigilando lo que les interesa en todo momento, da las libertades que ellos se permiten manipulando la legislación a sus intereses, pero cuando las coarta sin más cual monarca en su reino: yo soy la ley y como la soy, la derogo cuando desee. Manifiestan argumentos (con fundamentos populistas en su mayoría) que pretenden justificaciones obligatorias; es decir, sí o sí, sin importar nada más, porque se exige que nadie más pueda tener la razón. Se está conmigo o… Eso se oye a frases de años de monarquías, imperialismos, dictaduras; en fin, regimenes estatales de siglos atrás en la historia de la humanidad de occidente y parte de oriente.
No obstante, no haberse superado mucho en gobiernos anteriores, ahora se agudiza, por momentos dramáticamente, y ese el es punto: el alto acuse de la hipocresía y despotismo.
Ciertamente, se observan en el gobierno indicios de, cuando menos, autoritarismo y despotismo (absolutismo) Se fundamentan en una elección para esgrimir legitimidad y legalidad, eso no se discute, es pasado y fue claramente democrático, el dislate es la actualidad, la actuación actual, el mandato que la mayoría electoral en ese momento le dio al presidente del gobierno para que administrara el Estado venezolano, no debe ser objeto de interpretaciones extensivas –al final utilitaristas-, que justifiquen lesión de derechos humanos de las minorías y, hoy, hasta de las no minorías electorales, la legitimidad y legalidad de ese entonces –hoy, por lo menos para cuantificarla- no significa pasar por encima de cuanta persona (principalmente venezolano) no esté de acuerdo con el actuar del gobierno, eso no es democracia y la vida no es blanco y negro, existen otras posibilidades.
Quisiera que se diluyeran esos indicios y signos de dictadura,… una adecuada a los tiempos de post-modernidad que se transitan en el mundo (las formas ya no son igual que antes, siempre son contemporáneas con sus tiempos) La dinámica evolutiva del pensar humano y su avallar no tolerarán opresión, ya se verá, sobre todo con las generaciones futuras. Este gobierno venezolano y los futuros –también el resto del mundo- habrán de abrir las puertas de su lugar para oír la pluralidad, de no ser así, la humanidad los abrazará con su ímpetu e inquietud y no les dejará rastros para levantarse en ningún tiempo futuro.
– Gobierno cerrado y cerrando el Estado al mundo.El gobierno no se conforma con cerrarse y no oír a nadie que se oponga a él (objetivamente o no) dentro o fuera de Venezuela. También pretende cerrar el Estado venezolano al mundo; sin embargo, habrá que decirle que la globalización viene (está aquí) así no quieran, es un paso obligatorio de la humanidad y ahora hay que darlo, el punto de discusión es ¿cómo se hará o se hace?.
Cerrar el Estado al mundo es hoy infructuoso, se viven tiempos muy dinámicos y veloces donde es imposible cerrar todos los espacios de relación Venezuela-mundo.
– Hipocresía. Esta característica es compartida por los personeros del Estado y otros tantos de la oposición manifiesta (no todos) maniatados por sus intereses personales cada quien estira para donde le interese en momentos determinados, ahí se valen de la hipocresía y demás.
Los políticos y personeros van a todos lados predicando una cosa y hacen totalmente la contraria, mas a eso le dicen actuar diplomático, ¿no será literalmente hipocresía?
La hipocresía es un elemento vano dentro de los humanos que cuando se descubre, no tiende a ser muy perdonada por los sujetos pasivos de ella.
– Intolerancia. Producto de fanatismos, el no tolerar y por contra pedir tolerancia y respeto.
No se concibe: no se tolera, se abusa descaradamente de los derechos, exagerada intolerancia política y además hay asolidaridad, es extremo y absurdo.
Se está como en los tiempos de la inquisición: no se toleraba el culto de otra religión que no fuera la oficial o impuesta en la práctica; la diferencia, con aquellos lejanos y cercanos tiempos con la Venezuela de hoy, es que allá se pretendía un proceso, a pesar de ser un parapeto de él por su manipulación y vileza, pero se aparentaba formalidad y respeto para luego pronunciar lo que de antemano se sabía la condena y la ejecución, aquí no, aquí no se abre proceso ni ninguna maniatadura parecida, sino que se ejecuta condena inmediata, dando muerte a las personas intolerables por propia mano y en algunas oportunidades, al parecer, con el aval (por no hacer nada) del Estado .
¿Qué se hace de nosotros mismos? ¿acaso los muertos son algunos de los que profesan las palabras que se siguen a ciegas? Se está haciendo una masacre de venezolanos poco a poco, con ésto no hace falta la guerra civil, para qué, si se sigue así no habrá nadie de pié en Venezuela.
– Sociedad salvaje. Vista la irreconocible actuación de las instituciones del Estado, su abierta manipulación proselitista (política) cada quien pretende por sus medios hacerse respetar, hacer justicia por sus propias manos o abusar de sus derechos sin importar el perjuicio de los otros, todo ello concordante de manera clara con una sociedad salvaje, donde cada quien busca sobrevivir como sea, a costa incluso de su propia integridad.
Son caracteres de una sociedad salvaje a la manera de los tiempos de la humanidad que corren, las sociedades como en un círculo se han ido salvajizando en la medida que crece el desorden humano. Aquí no importa nada, sólo el interés propio y para ello me he de llevar hasta mi propia integridad si es necesario.
La verdad, se vive en sociedades salvajes literalmente, lo único que se observan matizadas por los tiempos humanos…, pero igual son sociedades salvajes, véase al alrededor sin indagar mucho (Venezuela, gran parte del resto del mundo).
– Desigualdades zanjadas. Las brechas entre los venezolanos han sido zanjadas drásticamente por discursos adversos, constantes, grotescos y violentos de unos contra otros, se ha sembrado más odio del que había y del permitido, las partes se han polarizado casi a extremos, no se puede vislumbrar algo imaginable si la situación llega a punto de quiebre más violento de lo actual (que ya parece cercano)
Basta de retaliación y no olvidarse de ella, no se debe aplicar cuando estos tiempos pasen, sólo el amor como abstracción es eterno, lo demás padece de temporalidad (larga o corta, pero es temporalidad al final) tiene comienzo y fin.
– Asolidaridad. Hoy se ha logrado que los venezolanos padezcan de solidaridad entre sí, el sufrir del otro pareciera ahora no importar, no luchar unidos para salir adelante.
Muy diferente al ayer, con todo y sus circunstancias, ahora sólo importa cada quien y nada más, nadie observa a su alrededor, menos aún se conduele de lo que padezcan los demás como sociedad, como prójimo, sólo importa cada quien y punto. Algunos habrán de recordar la idiosincrasia venezolana –al parecer de ayer- bastante manifestada, ejercida y reconocida en el mundo entero: nuestra hospitalidad, amenidad, cortesía, simpatía, <> y fraternidad.
– Oposición sin rumbo. Una oposición manifiesta con signos de incoherencia o, cuando menos, desordenada, con intereses personales de algunos de sus representantes.
Dentro de esa oposición muchos deben reflexionar, si se pretende guiar a la población se debe ser sincero, con propósitos firmes, ideales manifiestos y demás… si no le darán más fuerzas al que combaten o a los que combaten.
– Incertidumbre político-Estado.El venezolano sensato está en la mitad de la disputa: si nos no perjudica uno, lo hará el otro; entre dos bandos crean una encrucijada peligrosísima.
No es aceptable la propuesta por ninguno de los dos bandos, pero ellos desean o uno o el otro, blanco o negro obligatoriamente y lo sincero es que son perjudiciales los dos, unos menos que el otro o viceversa, pero ninguno propone certidumbre, ni políticas coherentes para búsqueda de bienestar general.
No es permitido blanco o negro, existe una tercera, cuarta o quinta posibilidad. Así no lo quieran ver, ya que muchos silenciosamente saben que en ninguno de los dos hay propuestas adecuadas, sólo escoger lo menos perjudicial, que es, por demás, muy triste.
– Política pirata. Una política de intereses subjetivos, abiertamente parcializada hacia intereses personales. La política es hoy una relación de intereses subjetivos nada más, para lograr eso se valen de todo a costa de todo.
La política ejercida en el mundo entero ha dejado de ser una relación e interrelación entre personas, Estado, instituciones y Estados-Estados, para ser una relación entre intereses subjetivos; las discusiones políticas en el mundo, hoy, son entorno a lo dicho: intereses subjetivos, cuestión de intereses, nada más. La política como búsqueda del bienestar humano la han dejado atrás, sin remordimientos.
Por último, nos parece vil y miserable sostener un gobierno o, en su más, una ideología política por el poder y las armas en contra de seres humanos dichos compatriotas y hermanos.
Será iluso aquél que crea que un Estado se pueda administrar para siempre, mas oprimiendo a un ser humano.
Da tristeza ver como lo poco construido de nuestro país se cae a pedazos, las ilusiones se pierden, las esperanzas se desvanecen día a día con cada venezolano que decide irse a buscar un futuro mejor, peor aún con los que por la lucha han muerto en estas jornadas de los últimos años dejando tras de si personas y familiares por quien ver, que los apreciaban y, tal vez, para los que lo eran todo. A ellos, valga un en paz descansen y una plegaria por sus almas, sus espíritus han pasado a formar parte de la historia venezolana, se les tome o no en cuenta. A sus dichos (allegados y familiares) comprensión, tranquilidad y resignación, se les pide seguir adelante en honor a ellos.
Particularmente, no nos interesa la política como actividad común, sólo parte de ella como ciencia, nos es indistinto quien presida el gobierno –ello no importa-, siempre y cuando dirija bien y cumpla las promesas ofrecidas a los que creyeron en él (mayoría democrática) y, cuando menos, trate adecuadamente a los que no (respeto a las minorías democráticas).
Se agradece respeto, tolerancia, dialogo para un mínimo de convivencia humana, si no, se seguirá por un sendero sangriento y violencia extrema en una Venezuela que hoy, al igual que ayer –por tanto que da-, merece aprecio de sus habitantes.