Vendo libertad al costo
Yo nací y me crié entre mis historias, mis espacios y mi tiempo.
La libertad se forjó en mí, como un valor único, acerca del cual nunca tuve que hacerme preguntas. Ha sido parte de mí ser, sin que tuviera que pensar acerca de ello. Ramón, mi abuelo materno, marino de profesión, fue a prisión por sus ideas, en la España del siglo pasado. Yo disfruté –siendo muy niño- de los barquitos, que con detalles confeccionados con huesos de pollo, trabajó durante sus días de presidiario. Todavía hoy recuerdo la resequedad de su piel, cuando la arrimaba a la mía. Su piel estaba llena de sol y de mar. Tal vez es su herencia genética la que me empuja a no permanecer indolente ante la forma como este país, mi país, está siendo conducido y como la libertad está siendo cercenada en un lento proceso en que cada día aceptamos nuevos ataques a ese preciado tesoro.
La portada del diario El Nacional de hoy muestra signos de censura. Un espacio en su portada, con una foto en blanco y la palabra censurado, es como un arañazo al alma de la libertad. El diario Tal cual dedica su editorial a la censura como recurso de este gobierno para intentar silenciar la realidad. Es la aplastante realidad que se le viene encima, molesta, pesada y contentiva de un mensaje que no requiere explicaciones, la que hace daño al discurso vacio, lleno de errores, de inconsistencias y de mentiras.
Libertad es un concepto. Libertad es una condición sagrada y libertad es la razón de ser de la vida misma. Hablo de esa libertad responsable en que asumimos las consecuencias de nuestros actos y por ende, manejamos la libertad cuidando de no propasar las propias limitaciones que esa libertad tiene, en respeto a la relación con nuestros semejantes. El día en que el gobierno decide que la única versión de algo es la que él produce, que la visión de la vida es la él maneja y que la única forma de organización social es la que él nos “enchufa” a la fuerza, es el día en que uno debe preguntarse cuál es el sentido de la vida. Razones parecidas tuvo Bolivar para cabalgar medio continente con el objeto de liberarnos del yugo opresor del otrora imperio español. Ahora Bolivar pareciere ser el estandarte que se usa para restringir nuestros derechos y asumir que nosotros estamos deseando ser oprimidos en nombre de un cacareado socialismo.
Chávez se equivoca, de largo a largo, si piensa que puede acabar con la libertad de nuestro pueblo y uniformarnos de rojo y de aceite Diana, para que manejemos carros socialistas y nos inyecten aburrimiento y mentiras con la televisión del estado. Se equivoca si piensa que nos tragaremos este cuento lleno de expresiones de amor y futuro, pero cargado de acciones de violencia y de resentido pasado. Yo no vendo mi libertad a ningún precio.
Un ejército patriota, que ama la libertad con la misma dimensión que lo hago yo, prepara sus armas para la gran batalla. Será sin duda un día memorable, marcado del coraje y de ese sol que nos regala la vida cada día, el que no me pueden ocultar por mucho que lo intenten, el mismo sol de mi abuelo Ramón. Ese día, en menos de cinco semanas, nos bañaremos de libertad.