Opinión Nacional

Vacío de poder

 A continuidad les expongo la referencia que en lenguaje coloquial hace el Doctor en derecho Juan Carlos Azpúrua expresada en los medios de comunicación social recientemente en un texto de mayor extensión, sobre el vacío de poder: “Si el presidente electo no se presentase a su juramentación el 10 de enero, automáticamente se estaría presentando un vacío de poder, un espacio en blanco que debe ser rellenado con soluciones constitucionales que se han previsto para evitar que el país caiga en un agujero negro sin luces institucionales”.

La decisión del Tribunal Supremo de Justicia en Venezuela de no concederle como de obligatorio cumplimiento la fecha establecida en la Constitución de Venezuela para la toma de posesión del presidente Hugo Chávez y la Asamblea Nacional otorgarle un permiso para ausentarse indefinidamente, abre una polémica que traspasa la tribuna legislativa y los centros políticos partidistas para ser tema de cotidiana diatriba en los hogares. La población se siente sin gobierno y teme un devenir trágico al nada conocerse del destino actual del mandatario.

Como síntomas externos de lo indicado son las compras nerviosas que realizan en supermercados, abastos y bodegas de la nación. El país está paralizado. Chavistas y oponentes dudan de la veracidad expresada por el ministro Villegas y menos credibilidad dan a lo que Maduro dice que Chávez le ordena. Todos estamos conscientes que el presidente electo de Venezuela no está por motivaciones de causa mayor, pero que no se manifieste de viva voz o gráfica confiable, nos hace un nudo en la garganta. Tememos esté secuestrado, en estado vegetal o muerto y nos mientan. De ser el primer caso, apelamos a la solidaridad de los países libres para rescatarlo de su cautiverio y reintegrarlo al terruño que lo espera.

De estar inhabilitado físicamente su condición debe ser corroborada por científicos propios ya que los venezolanos no confían en los incondicionales galenos militantes del régimen comunista de la isla caribeña quienes hasta daños mortales le infligirían al barinés si los Castro se los dictaminan. Si ha fallecido, al igual que cualquier ser humano merece recibir un último adiós en la tierra que le vio nacer.

Como otros mandatarios que ejercieron el poder con personalismo inaudito, a la muerte del generalísimo Francisco Franco en España el 20 de noviembre de 1975 le precedió el traspaso del poder en paz hacia la nueva era. Franco moldeó esa transición para la preservación de la organización estadal creada por él. A su muerte el destino inexorable era la democracia. El partido Movimiento Nacional de tendencia franquista presenta candidato a primer ministro a Adolfo Suárez. Este resulta electo en la península de libertades y jura ante el Rey y jefe de estado Juan Carlos de Borbón en el 76.

Sin duda quien aspirara alguna vez ser pelotero profesional fue informado que su mal es terminal pero en su afán por retener al poder luego de la muerte pide en vida a sus seguidores posponer mediante argucias de salón y enredos jurídicos de cómplices apegarse a la carta magna. De esta forma beneficiaría a sus aliados en la región y daba tranquilidad a los Castro. Los sufragios a realizarse en diciembre fueron adelantados para octubre porque presagiaba como en efecto aconteció que no estaría apto a final de año. Violentando el estamento jurídico en materia de leyes, el enfermo impone aspirantes regionales a algunos funcionarios acusados de delitos de lesa humanidad para preservarlos de capturas futuras.

En oposición los dirigentes de la sociedad civil mantienen una cívica reprobación y apegados al estatuto vierten en la opinión pública criterios legales que sustentan una salida contemplada en el legajo inicial para llenar el vacío de poder dejado por el llanero ante su no aparición por cualesquiera de las causales indicadas en párrafos anteriores.

Los enfrentamientos internos del PSUV, el reparto de prebendas, esa creación de normas y leyes para enquistarse y el desgobierno los desgastarán más que acción de calle alguna.

Protestemos, pidamos adhesión del mundo ante esta arremetida tiránica; los medios de comunicación social son nuestros aliados. Nuestra tesonera lucha por la libertad se impondrá. El respeto por los símbolos patrios que llevamos en el alma cual escudo ante los asaltantes extranjeros nos permitirá recuperar la patria casi perdida de los rapaces ambiciosos que hoy actúan en nombre del cuento, vivo, enfermo, secuestrado o muerto de Chávez.

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