Opinión Nacional

Uno+ Dos

Ayuda mucho el tipo de campaña de Capriles Radonski. La visita casa por casa, no saludando a paso rápido desde el centro de la calle, sino hablando cara a cara con la gente, escuchando con atención sus quejas y reclamos, tomando nota de ellos, tiene extraordinario efecto motivador. Menos mal que el candidato es jóven y deportista, pues podrá mantener este exigente tipo de campaña hasta el 7 de octubre. Su esfuerzo tiene que ser complementado con el de todos los dirigentes democráticos y de cada demócrata en particular.

Al ser proclamado candidato presidencial de la Unidad, Capriles Radonski trazó una consigna: que cada persona que votó por él en las primarias le capte dos nuevos votos para las presidenciales del 7 de octubre. Esta consigna es valedera para quienes votaron por los otros precandidatos.

El primer aspecto positivo de la consigna es que involucra en el esfuerzo de captación de votos a millones de venezolanos, que en su gran mayoría, quizás no visualizaban cómo aportar ayuda personal en la campaña electoral. Ahora a cada uno de ellos, el candidato le ha asignado una tarea concreta: captar dos votos a su favor. La consigna por si sola no basta. Esos votantes en las primarias necesitan entusiasmarse, convencerse de que el esfuerzo personal que de ellos se espera vale la pena. En su totalidad configuran un enorme caudal de votos para evitar que se prorrogue este gobierno tan funesto.

Examinando con realismo la certera consigna del candidato, uno se da cuenta de que en la práctica no va a resultar tan fácil cumplirla, como seguramente se considera a primera vista. En efecto, cada persona tiene posibilidad de influir en los ámbitos donde se desempeña: familiar, vecinal, laboral, de amigos. Es bastante probable que en tales ámbitos los electores tambien hayan votado por Capriles Radonski. Habría que averiguar cuidadosamente si entre ellos hubo abstencionistas. Si se les descubre habrá que concentrar en ellos el esfuerzo persuasivo, que no será fácil ya que normalmente el abstencionista ha generado resistencias para acudir a las urnas electorales. Hacerlo cambiar de actitud exige perseverante y amable esfuerzo de persuación.

Esos electores que pudieron votar en las primarias – estas fueron abiertas – no lo hicieron seguramente por no estar suficientemente motivados. Algunos consideraron quizás que su voto no hacía falta porque se tenía ganadas las primarias. Otros , quizás la mayoría, no se movilizaron a votar por indiferencia, por falta de entusiasmo, por escepticismo, por temor. Esta masa de indecisos incluye a chavistas desencantados.

El universo de los indiferentes, es mi percepción, bastante numeroso, requiere una campaña de motivación a fondo, con utilización sistemática de múltiples mecanismos de persuación. Entre ellos, una campaña electoral dinámica que induzca a votar a los electores.

Ayuda mucho el tipo de campaña de Capriles Radonski. La visita casa por casa, no saludando a paso rápido desde el centro de la calle, sino hablando cara a cara con la gente, escuchando con atención sus quejas y reclamos, tomando nota de ellos, tiene extraordinario efecto motivador. Menos mal que el candidato es jóven y deportista, pues podrá mantener este exigente tipo de campaña hasta el 7 de octubre. Su esfuerzo tiene que ser complementado con el de todos los dirigentes democráticos y de cada demócrata en particular.

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