Una Venezuela posible
Gran demostración democrática por parte del ciudadano venezolano en las pasadas elecciones, corroborando una vez más que estamos cansados de tanta retórica marginal en boca de un populista militarista que se creyó invencible, y que ésta vez la victoria de los demócratas Venezolanos no pudo ser coartada, ni mucho menos ser silenciada. Simplemente, ya Chávez y su grupo de corruptos tienen los días contados.
La lectura que debemos hacer a la victoria del referendo constitucional por parte de la oposición venezolana es prioridad porque estamos en un proceso histórico de transformación del país, un país que clama soluciones, un país de jóvenes emprendedores, los cuales no están dispuestos a seguir avalando gobiernos inútiles y de micrófono. Un país que reclama por la institucionalidad, un país que se levanta, que sueña, y sobre todo, una nación en la cual los partidos políticos deben reestructurase para el futuro. Es indispensable que los políticos entiendan los cambios que están pasando y sobre todo se olviden de idioteces demagógicas tipo socialismo del siglo XXI del cual nadie creé y nadie quiere en Venezuela, por los menos en más de un 80%. De hecho, por primera vez en la historia de nuestras universidades se rechaza por parte de la mayoría del estudiantado esas posturas ideológicas provenientes del comunismo o socialismo de corte personal.
Por ello, Pensar la nación posible significa la reconciliación, la pluralidad de ideas, el respeto a la constitución nacional, (con todo y sus defectos de origen) el respeto al estado de derecho. Porque los cambios son necesarios y esos burócratas de micrófono envestidos por el no, deben pensar más democráticamente y menos en su supuesto líder. Deben pensar en mejorar las instituciones y no el ego de una persona. Por eso se hace necesario un nuevo pacto de gobernabilidad entre todos los venezolanos.
Además entender que los jóvenes en la actualidad no están pensando en Marx, el Che, en el comunismo, en la teología de la liberación ni otras ideologías trasnochadas. Los jóvenes en la actualidad están pensando en vivir mejor, en un mundo de globalización, en tener calidad de vida, en prosperar y en las libertades de pensamiento y de acción para todas las etapas de la vida. Olvídense de pensar en utopías, los jóvenes quieren vivir bien y para ello es necesario un estado y un gobierno que respete y promulgue un liberalismo consensuado que lo da un sistema capitalista bien llevado. La historia lo ha demostrado, ningún régimen socialista ni mucho menos comunista ha sacado a sus pueblos de la pobreza. Todo lo contrario. Los socialismos comunistoides han traído pobreza, miseria, muerte y corrupción.
Esos ataques y discursos en contra de un sistema liberal democrático, lo promulgan los dictadorzuelos, los facistoides y todos aquellos que se quedaron en el pensamiento del siglo XIX y XX. Aún quedan muchos intelectuales y universitarios pensando en el comunismo, en el socialismo y no entienden que esas formas de pensar atraen a los populistas, atraen a los interesados en destruir las bases de la democracia, atraen a los apolíticos, a los intolerantes de pensamiento.
La política es prioridad para el entendimiento humano y la forma de llevarla acabo es bajo un sistema democrático de tolerancia y respeto al otro.
Por ello este neofascismo, a veces de izquierda, a veces de la derecha, está condenado al total fracaso, porque simplemente aparece en una época en la cual los ciudadanos ya no aceptan los personalismos militares y mucho menos las dictaduras. Evidentemente los partidos políticos deben imponer en sus agendas para el año entrante, si quieren tener éxito en las elecciones de gobernadores y alcaldes, temas que busquen soluciones que procedan del mundo de la gente común. Porque la gente, y en especial el venezolano cansado de tanta perorata barata, se alejó ya hace un tanto del discurso político tradicional y por ello la victoria del no fue rotunda, aunque el CNE tarde en dar esos resultados ya a más de tres semanas de llevado a cabo el referéndum.
La Venezuela posible está en construcción, el país viable es posible siempre y cuando los políticos entiendan el mundo desde una perspectiva global sin ataduras soberanas y sin esos nacionalismos absurdos para el desarrollo de los pueblos.
Bien vale la pena reflexionar en estos días sobre la Venezuela que viene, y bien vale poner nuestro granito de arena cada día y en cada momento como ciudadanos que somos pero además como individuos que deseamos un futuro mejor para las generaciones venideras.
Todo es posible siempre y cuando lo deseemos y luchemos por ello. Unidos todos podemos lograr la Venezuela que tanto deseamos.