Una vaca es un celular
Las Mesas Redondas organizadas por el Aspen Institute, institución de reconocido prestigio, pueden definirse como un verdadero «cenáculo de la intelligentzia». Este tanque de pensamiento tiene por objeto estudiar y reflexionar sobre los fenómenos políticos sociales y económicos de mayor significación en nuestra era.
Durante el pasado mes de agosto, la Séptima Mesa Redonda del Aspen Institute se dedicó a examinar el tema de la tecnología de la información y el espíritu empresarial en búsqueda de una redefinición de la Era de la Información. A diferencia de las otras reuniones a las que se convocaban representantes de países super-desarrollados, esta última, tuvo como novedad que por primera vez en su historia, fueron invitados distinguidos personajes provenientes de distintas partes del mundo en desarrollo.
Los presentes examinaron un nuevo fenómeno que acompaña a la era de comunicación global y a la economía de la información que es la emergencia de un nuevo espíritu no tanto empresarial como de «emprendeduría» si se me permite inventar el término. Este fenómeno es percibido no sólo en Europa y Estados Unidos sino que puede apreciarse en América Latina y Asia. Quizás por esta razón, el Aspen Institute incluyó entre sus invitados a representantes de estas zonas. Por cierto, nosotros, los integrantes del equipo de Venezuela Analítica, nos sentimos muy honrados por la invitación que esa institución envió a nuestro Director, Dr. Emilio Figueredo Planchart quien tuvo a su cargo una ponencia referida a experiencias venezolanas de mercadeo en la red.
Entre el rico material que trajo el Dr. Figueredo de su viaje, hay varios trabajos y experiencias empresariales exitosas en países menos desarrollados que llaman la atención por su originalidad. Quisiera referirme en esta ocasión a Iqbal Quadir, de Bangladesh, inspirador y arquitecto del proyecto Grameenphone.
Quadir, empresario cuya meta abarcó más allá de la obtención de un beneficio material, al llevar a cabo su idea, lo hizo pensando además en el desarrollo social de su pueblo. Se trataba de vender celulares en áreas rurales de Bangladesh. A primera vista, este proyecto no pareciera ser muy complicado ni novedoso. Pero para aquellos que conocen a ese país sabrán que lograr ese objetivo cubriría una gran necesidad en esas áreas catigadas frecuentemente por inundaciones y otros desastres naturales. La pobreza de la zona y la falta de comunicación obligaba a la gente a caminar leguas hasta encontrar un teléfono o telégrafo.
Quadir logró convencer a un banco local para que asociase con él para realizar esta empresa. El Grameen Bank, es una institución popular entre campesinos, con muchas sucursales distribuidas en zonas menos pobladas. Luego de muchas dificultades y trabas burocráticas, logró que Telenor, compañía noruega que posee la más avanzada red de teléfonía celular en el mundo, se hiciese cargo de la logística e instalación técnica de la red. Esa compañía jamás había trabajado en un país como Bangladesh, sin infraestructura, donde necesariamente hay que importar casi todos los insumos y además con un calor muchas veces insoportable. A pesar de todo esto el sistema se inauguró en marzo de 1997.
Al preguntarle a Iqbal Quadir cómo surgió esta idea para un proyecto tan ambicioso respondió: «…El sistema de telecomunicaciones en Bangladesh es uno de los peores del mundo. Los pocos teléfonos existentes estaban ubicados en áreas urbanas – 3 teléfonos por cada 1000 personas -. Me di cuenta que el desarrollo de las telecomunicaciones es crítico para el desarrollo de un país y mientras más pobre sea ése mayor es el beneficio. Sin comunicaciones se pierden oportunidades de negocios y también se pierde mucho tiempo… De allí surgió la audaz idea a desarrollar en las áreas rurales de Bangladesh, cuyo lema podría ser :un teléfono puede convertirse en una vaca «.
Testimonio de lo anterior es la joven señora Sheuly Begun, residente en la pequeña aldea de Masterbari. Ella hoy es propietaria de uno de estos teléfonos celulares y desde ese momento se convirtió en la ventana hacia el mundo para el resto de sus vecinos. Desde hace años Sheuly es cliente del Banco Grameen, especialista en préstamos para gente de pocos recursos. Con el dinero del préstamo inicial, Sheuly se compró una vaca cuya leche vendía en su pueblo. Antes del préstamo, el joven matrimonio sobrevivía apenas con lo que podían cosechar en su pequeña tierra y complementaban su ingreso con el producto de esporádicos empleos que como obrero podía obtener el marido en áreas urbanas. Hoy en día son dueños de dos vacas, una pequeña tienda de abastos, decisión que se convirtió en buen negocio como veremos ahora, y un teléfono celular. Para Sheuly no hay mucha diferencia entre un teléfono y una vaca aunque el teléfono le produce muchos mayores beneficios que la vaca. Por el alquiler del uso del teléfono a sus vecinos obtiene alrededor de $48 dólares mensuales, el doble que lo que obtiene de la vaca.
Normalmente tiene el teléfono en su pequeña tienda y allí van los aldeanos a recibir sus llamadas y de paso, mientras esperan su turno, aprovechan a comprar sus provisiones en la tienda.
Sheuly no cobra por los mensajes que reciben los aldeanos, sólo por las llamadas que ellos hacen, pero en caso de que la llamada recibida sea internacional y ella tenga que caminar y trasladarse con su teléfono al campo hasta encontrar a la persona, entonces le cobra aproximadamente un dólar por el servicio.
El proyecto de Quadir en las aldeas de Bangladesh ha tenido tanto impacto como lo son las inundaciones por los que ese país es tan conocido. La red de comunicaciones que se ha establecido ha creado empleo, les permite conocer los valores del mercado de las cosechas , las familias pueden permanecer en contacto aunque parte de ellas haya emigrado a otros países, comunicación impensable hasta hace un año. Antes del arribo del celular a las áreas rurales de Bangladesh, la partida de alguien significaba una ruptura con su pueblo y su familia pues el servicio de correos es pésimo. Hoy, aquellos que han partido, al poder hablar con su pueblo imparten nuevas ideas y conocimiento a sus habitantes al relatar historias de su nueva vida, costumbres y geografía de lugares hasta hace poco insospechados.
El proyecto tiene aún mucho potencial. Desde comienzos de 1998, el Grameen Bank tiene más de 1000 subscriptores donde más del 90% de sus clientes son mujeres, y el banco afirma que recupera el 94% de sus préstamos. Hoy, la demanda excede la capacidad ya que durante el período de un año se ha quintuplicado el número de subscriptores . La audaz idea de Quadir ha permitido que, paulatinamente, los puntos más lejanos de Bangladesh se incorporen al resto del mundo.
Es así que esta empresa podría ser ejemplo de la tesis de Peter Drucker (Innovation & Entrepreneurship, Truman Talley Books, NY, 1985) cuando afirma que la innovación sistemática consiste en la búsqueda resuelta organizada del cambio, y en el análisis sistemático de las oportunidades, para lo que tales cambios puedan ofrecer a la innovación económica o social.