Una supuesta transición
Los rumores continúan de manera sorprendente e inexplicable. Empezaron con la enfermedad del Presidente. Han pasado los días y siguen las incógnitas. Eso sí, como siempre, rodeadas de distintos espectáculos para que la confusión se incremente y todo gire alrededor de la figura presidencial.
Hace unas horas, en medio del gabinete televisivo de esta semana, apareció de repente una enfermera con la necesaria medicina para demostrar ante la audiencia que el paciente cumple religiosamente el tratamiento para derrotar el cáncer. Además, él mismo hizo constructivos comentarios sobre el daño que hace abusar del café. La verdad, es que ningún venezolano conoce en realidad el estado de salud de Hugo Chávez.
Eso sí, cada día se ve más rozagante. En medio de ese tan delicado problema han empezado a circular rumores por todas partes. El propio Hugo Chávez, en esa reunión de gabinete, responsabilizó a la oposición, de los comentarios que están circulando, aunque no dio mayores explicaciones, sino que afirmó con absoluta certeza que «la transición era de la sociedad capitalista a la socialista». Lo que ocurre es que los rumores que están corriendo no tienen nada que ver con la oposición democrática. Al contrario, parecen más comentarios de sus partidarios, ante el delicado problema que puede presentarse si el liderazgo de Hugo Chávez, por alguna razón, se ve disminuido.
Lo que uno observa a primera vista al escuchar los rumores es la preocupación que existe en el PSUV por la inexistencia de otro liderazgo. También se percibe que nadie acepta al vicepresidente Jaua en funciones presidenciales. Lo consideran incapaz de reemplazar a Hugo Chávez. De inmediato las conjeturas: José Vicente Rangel podría ser designado vicepresidente, para después encargarse de la presidencia de la República por la falta absoluta de Hugo Chávez y poder nombrar como vicepresidente a Adán Chávez.
A los pocos meses, Rangel renunciaría a la presidencia de la República para que de esa manera pudiera encargarse Adán Chávez. El paso siguiente sería lanzar por el PSUV la candidatura del hermano de Hugo Chávez. Consideran que es el único que puede ganar unas elecciones. En fin, un naufragio de proporciones inimaginables: la falta de Hugo Chávez no tiene alternativa posible.
En realidad, el señalamiento de Hugo Chávez queriendo responsabilizar a la oposición de los rumores no tiene pie ni cabeza. En este momento, los partidos democráticos están dedicados a escoger su candidato presidencial, mediante unas elecciones primarias, y a criticar las grandes deficiencias que presenta el gobierno de Hugo Chávez para lograr fortalecerse en la opinión pública. El interés de la oposición es evitar cualquier crisis política, ya que en medio de una alteración de esa magnitud pueden ocurrir delicadas circunstancias que pueden comprometer la realización pacífica de las elecciones. Sus preocupaciones son de otro orden: por ejemplo, las inaceptables declaraciones de algunos generales planteando desconocer el resultado electoral.
Lo que más me llamó la atención de la reunión del gabinete de esta semana, aparte de los aplausos de los ministros que parecía muchachos de colegio, fue la visión de bienestar que nos quiere vender el gobierno nacional. Según las cuentas que escuché, el creciente endeudamiento nacional no tiene importancia. Apenas representa el 16% del Producto Interno Bruto. El ministro Giordani respaldó con su «sabiduría» las palabras de Hugo Chávez, que sin sonrojarse, comparó la situación de Venezuela con la de Estados Unidos y Europa. En conclusión, nosotros somos un país sin problemas ante la trágica situación de los norteamericanos y europeos.
De repente, olvidó el elevado nivel de vida de esos pueblos y la creciente pobreza que enfrenta Venezuela. Ninguno de los ministros tuvo el valor de recordar un problema tan delicado como el que acaba de ocurrir en El Rodeo I y II. Yo esperaba que Hugo Chávez les diera a los venezolanos una explicación sobre lo ocurrido. Nadie puede entender esos hechos. En conclusión, los presos demostraron que en este país no existe autoridad. Mantuvieron el control de las edificaciones el tiempo que quisieron.
De repente, de manera sorprendente, aunque yo pienso que negociada, se entregaron, pero de manera inexplicable se fugaron el cabecilla de la insurrección y 29 de los detenidos, con todas las armas que tenían y el dinero que escondían. Eso se cuenta y nadie lo cree. El colmo fueron las declaraciones de Diosdado Cabello: «la derecha quería una masacre».