Una olla de presión tapada
Es dónde está metida Venezuela. En una perola mondonguera a presión. Y sin escapes. Las válvulas de escape son pocas. La mayoría de las opciones para aliviar la tensión están tapiadas. El Gobierno las obstruye como si quisiera provocar el caos, como si quisiera que el país explotara. ¿Estamos en medio de una provocación ahora? No lo sabemos, pero el comandante fallecido, siempre de la mano de los cubanos, usaba este recurso a cada rato para agravar la situación, descubrir las estrategias y luego meter la daga y ganar.
Las tres cosas. Generaba el problema, le aumentaba presión y luego, cuando explotaba el conflicto, contraatacaba con dureza, cárcel, persecución, exilio y demás recursos del castrocomunismo. No se trata de desestimar la protesta. Se trata simplemente de observar con cautela por dónde van los tiros con este gobierno que al fin y al cabo es el mismo que dejó el fallecido comandante. Pero la realidad indica que nunca como ahora una población, en país alguno, tuvo tantas razones juntas para protestar hasta quedar sin voz.
El crimen está matando a todo el mundo. Los malandros ganan la competencia. El llamado plan de pacificación es otro mareo. En realidad es el mareo número 24 en seguridad que lanza este gobierno. Hasta a los curas dentro de sus colegios los están matando. La plata no alcanza. Aquí los únicos que están cómodos son los miembros del clan rojo, los del grupito de próceres del golpismo militar del año 92, los extranjeros que vienen a jalar mecate y a cobrar en dólares, los cubanos y demás sietecueros que han invadido al país, los militares que logran que los pongan donde hay. Y el delito. Todo el que trabaje con drogas, secuestro, contrabando, corrupción, comisiones. Todo el que ande en esa, seguramente bajo la mirada perdida de las autoridades, está en góndola. El resto de los mortales, haciendo colas bajo el solazo parejo para comprar harina o leche. Los comunes mortales disfrutan de un país en el cual la policía en su mayoría no es confiable y donde abunda la energía, pero no hay luz. Un país donde la enfermedad, la más común de las enfermedades, puede terminar en muerte por falta de recursos en los más pobres hospitales de la región. No hay dólares, no hay pasajes para avión y si hay son muy caros. No hay repuestos para vehículos. Pocos dólares para viajeros. Nada para empresarios. Hay escasez de todo lo necesario para vivir normalmente. La educación en peligro de ser controlada por los cubanos. Los medios radioeléctricos en manos del gobiernito impiden estar informados. Los medios impresos a punto de desaparecer por falta de papel.
Si no hay razones para protestar, entonces bailoterapia pareja, pues.
/ @ejrl