Una muerte nacional
Al Ministro Willian Lara no le gustaron los resultados de las últimas encuestas de Hinterlaces, que siempre resultan tan acertadas. Y no le gustaron porque no le resultaron cómodas, ni de tragar, ni de explicar. Me pregunto qué le habrá dicho al jefe. Lara incurrió entonces en el mismo error de ciertos factores cuando las encuestas no los favorecen: desprecian los resultados, descalifican al encuestador y hablan de que las realidades están en la calle.
La realidad que está en la calle es el sentimiento que une a Venezuela: el rechazo al cierre de RCTV. Una apabullante mayoría de más del 80% que incluye chavistas, opositores y ni-nis, se declaran en contra de la medida. Y muchos de los que parecieran estar a favor, lo hacen para no perder sus puestos de trabajos, becas o préstamos. Vuelvo al tema de las encuestas: allí están los números. El Presidente cree en las encuestas porque siempre ha actuado de acuerdo a ellas. Y le ha ido bien. Y las encuestas dicen claramente que quitarle la concesión a RCTV tendría un costo político demasiado alto. Con sus anunciadas medidas, Chávez bajó de 49% a 40% desde diciembre. Si cierra RCTV, bajará quién sabe cuántos números más. Además, a los ojos de la comunidad internacional, sería un suicidio… sobretodo después de las cantidades mil millonarias que ha gastado en su lobby internacional.
El próximo 27 de mayo a las 12 de la noche estaremos pendientes de lo que sucederá con «nuestro» canal, o antes, si se pronuncia el Tribunal Supremo. Estaremos allí, como capitanes dispuestos a hundirnos con nuestro barco. Porque no hay ningún venezolano hoy, de ninguna edad, que no esté vinculado de una manera u otra con RCTV. Alguien que tenga 100 años ha pasado más de la mitad de su vida con RCTV. Si yo me pongo a hacer memoria, mis recuerdos más tempranos se van a la sala de mi casa, más concretamente al televisor marca Zenith con paticas y cornetas adosadas, y el logo blanco y negro de Radio Caracas Televisión. Recuerdos y nostalgias se arremolinan y encuentro que van desde mi cabeza hasta mi corazón. Me imagino que otro tanto les sucederá a millones de personas que como yo, crecieron con RCTV.
Y es que RCTV ha crecido con el país. Ha creído en Venezuela, por eso sus inversiones se han triplicado en los últimos años. Por eso se creó la Academia Nacional del Cine y la Televisión, para que sus trabajadores tuvieran acceso directo al mejoramiento profesional. Porque sus programas reflejan en buena medida nuestra sociedad, han batido récord de sus propios récords. Y ni hablar del éxito de las novelas en el exterior. En la antigua Yugoslavia hay un busto de nuestra actriz Koraima Torres, quien interpretó al personaje principal en la telenovela Kassandra, porque a la hora de la transmisión de la novela había alto al fuego.
El cierre de RCTV será un duelo, como si alguien amigo, cercano y querido se nos fuera. Y allí estaremos para llorar esa muerte nacional… por ahora. Estoy segura de que en mejores momentos de la vida del país, RCTV volverá a la vida.
El caso de RCTV, que en un país normal no sería tal «caso», y dada la magnitud y la gravedad que ha tomado, nos afecta de manera tan directa a todos que debería resolverse por referéndum ¿No se ha repetido hasta el cansancio que ésta es una democracia participativa?… ¡A mí me encantaría opinar, y que mi opinión fuera tomada en cuenta! ¡No me gusta que alguien decida unilateralmente por mí! Que la gente decida si quiere otro canal oficial, o si prefiere quedarse con su Rochela de toda la vida, con las novelas que han roto récord de sintonía en el mundo, con el Observador, con «Quién quiere ser millonario», o con cualquiera de los otros programas que día a día, mes a mes y año tras año por 53 años han sido parte de nuestra vida, de nuestro acervo emocional y de nuestra memoria como país.
Es así, hay una parte de RCTV en cada uno de nosotros. Porque RCTV ha sido la voz de los venezolanos sin voz, el espejo de la Venezuela que es feliz y de la Venezuela que sufre y la compañía segura y confiable del venezolano hasta en el lugar más remoto de nuestra patria.
