Una gran diferencia
En el primer caso gracias a la institucionalidad establecida, la “sede vacante” ha sido resuelta de manera transparente cumpliendo con las normas que rigen el interregno entre dos Papas, el saliente y el nuevo a ser nombrado por el cónclave cardenalicio.
El cardenal Tarcisio Bertone en su condición de secretario de estado y Camarlengo cumplirá con la administración de los bienes de la Iglesia y velará por sus propiedades en todo el mundo. Esta situación transitoria se prolongará hasta que los 115 cardenales con derecho a elegir y sin que medien discursos rimbombantes anuncien al mundo su esperada decisión.
Una gran diferencia con nuestro caso. La constitución establece en su artículo 233 primer párrafo que “si el presidente electo no se presenta a tomar posesión se procederá a una nueva elección directa y secreta a los 30 días siguientes. Se encargará de la Presidencia de la República el presidente de la asamblea nacional”
Este claro precepto constitucional de haberse respetado habría permitido que Diosdado Cabello se encargara de la “sede vacante”. Pero deliberadamente ha sido ignorado por los tres poderes demostrando la falta de institucionalidad que impera en el país lo cual ha creado un peligroso vacío jurídico.
Para colmo los que han usurpado el poder ejecutivo están manipulando y ocultando información sobre la salud del presidente ausente de forma inhumana para cumplir con sus fines políticos.
¡Qué gran diferencia! Lo que ocurre en la Iglesia Católica con el caos institucional de Venezuela.