Un triunfo cantado
A Antonio Ledezma
Conozco a Antonio Ledezma desde hace muchísimos años. Cuando en plena juventud y recién instalado en Caracas no cargaba otras preocupaciones que servirle a Venezuela. Recuerdo que en ese primer encuentro no me dejó saludarlo y ya me hablaba de su angustia por la falta de hospitales, de escuelas, de centros maternales. Ni él ni yo soñábamos entonces que un día no tan lejano caeríamos por el barranco de esta pesadilla.
No nos volvimos a encontrar salvo en ocasionales reuniones sociales, hasta que compartimos meses de afiebrada pasión en la Comisión Política de la Coordinadora Democrática. Ya entonces me llamaron la atención dos características de su figura política: su descomunal capacidad de trabajo, su disciplina y su entrega desaforada a la tarea que se le encomendara, no importa cuan humilde o significativa fuera. Y la otra, nada extraña en nuestro medio: la mezquindad con que solía respondérsele al celo y el tesón con que enfrentaba su trabajo.
Antonio se encargó de la coordinación nacional de la Coordinadora Democrática. Cuando más exitosa eran sus ejecutorias, mayor el brío de quienes se le oponían pretendiendo opacar su trabajo. Hasta que un día en que ya nos encontrábamos a punto de dar un informe ante los medios de comunicación, lo vi salir cabizbajo de la Quinta La Unidad. Obligado por quienes no soportaban su éxito dejaba no sólo su trabajo en la Comisión a su cargo sino la Coordinadora misma.
La política es el arte de luchar contra la adversidad. Y en estos años, a veces de solitaria oposición, Antonio Ledezma ha demostrado con su acción y su tenacidad que es un hombre como para enfrentar adversidades. Ha logrado en estos meses sortear todos los escollos que pretendieron impedirle ser nuestro más legítimo y mejor candidato a la Alcaldía Mayor. Escollos puestos en su camino por nuestros propios compañeros de ideales.
Los ha sorteado, ganando la principal batalla: ser reconocido por sus pares como el mejor para tal cargo. Lo que viene, en comparación, es un juego de niños. Vencer a quien ya venciera y derrotar a quien no tiene a su haber más que el fracaso de pésimas gestiones. La reconquista de nuestra capital será la primera gran campanada contra un régimen que se desmorona, producto de su monstruosa incompetencia, su inmoralidad sin medida, sus abusos e iniquidades, su carencia de patriotismo.
¿Cómo podría ganarle a Antonio Ledezma quien ha sido cómplice y partícipe de primera línea en los abusos y tracalerías del régimen? Su triunfo está cantado. A luchar por convertirlo en una gran victoria nacional.