Un tanque de gasóleo
De vacaciones, en un automóvil alquilado y después de recorrer unos mil kilómetros, nos detenemos en Cataluña a rellenar el tanque de combustible.
Como en la gran mayoría de los países desarrollados, el servicio de las bombas es mínimo y el conductor del vehículo debe acercarse al mostrador y prepagar el combustible que desea comprar.
“Quiero llenar el tanque” le digo al dependiente y le entrego un billete de cincuenta euros. Registra la transacción y autoriza el despacho.
Me dirijo al surtidor y procedo a llenar el tanque, total del consumo: cuarenta y nueve euros.
Regreso al sitio del dependiente y me entrega el “vuelto”, un euro, y le comento: En mi país, con este euro puedo llenar el tanque de mi automóvil.
¿Cómo?, ¿con un euro? Si mi amigo, en Venezuela el combustible cuesta treinta veces menos que en España.
Entonces, me voy para allá, me comenta el bombero y nos despedimos!!!
Estuvimos en varios países, capitalistas y socialistas, petroleros y consumidores. En todos, la gasolina, le cuesta a sus consumidores, cantidades superiores a un euro por litro.
En Rusia, país que produce ocho millones de barriles de petróleo por día y que después del impacto de la caída del muro de Berlín está revisando los avances que había logrado en el desarrollo de un mercado con libertades, la gasolina se vende a veintiún rublos por litro, es decir, a algo parecido a los ochenta centavos de dólar o a los sesenta céntimos de euro.
Paralelamente, durante el viaje, leí, gracias a la generosidad de un gran amigo, el interesante libro El fin del petróleo escrito hace dos años por Paul Roberts y traducido por Jordi Vidal ( Ediciones B, S.A., Barcelona 2004).
En este denso texto se analiza las interacciones de las fuentes de energía que existen en el mundo: Petróleo, energía nuclear, energía hidráulica, hidrógeno, gas natural, energía solar, energía eólica, energía producida a partir de Chlamydomonas reinhardtii – una extraña alga verde que en condiciones límites es capaz de producir energía y desprende hidrógeno-. En fin, el autor analiza inteligentemente lo que acontece en el mundo de la energía y sus implicaciones en la detención del poder.
El tránsito de este, desde las siete hermanas hasta los inestables gobiernos de los países petroleros que están alterando la estabilidad del mundo y cada día nos acercan a una terrible conflagración.
Venezuela es citada en múltiples oportunidades y sus referencias no son las mejores. Inestabilidad política, uso inconveniente de los dineros provenientes del comercio petrolero, empleo de este como mecanismo de difusión y penetración del esquema fidelista, son algunos de los temas que atañen a nuestro país.
Al término de la lectura quedamos con grandes interrogantes:
¿Existen en las altas esferas del acontecer nacional los grupos de reflexión y análisis que permitan establecer políticas coherentes y tomar acciones que convengan al futuro de Venezuela?
¿Hay centros de estudios superiores que dediquen seriamente esfuerzos académicos para estudiar las opciones que significan todas estas fuentes de energía?
¿Saben en la PDVSA de hoy los pasos convenientes para nuestra nación?
O, como sospechamos, nuestras acciones son de inspiración divina y tocamos nuestros instrumentos por oído? Dios nos agarre confesados.