Un planeta, muchos habitantes
Creado en 1972 durante la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (%=Link(«http://www.un.org/spanish/»,»(ONU)»)%), a través de su Programa para el Ambiente (%=Link(«http://www.unep.org/»,»(PNUMA)»)%), el Día Mundial del Ambiente tiene como fin alertar a la humanidad e incrementar la atención y la acción política sobre los problemas del ambiente. Se conmemora el 5 de junio de cada año.
Agenda para el ambiente
La agenda ambiental de la ONU intenta dar una cara humana a tales temas, otorgarle poder a los ciudadanos para que tomen el papel de agentes activos en el desarrollo sustentable y equitativo, promover una comprensión sobre el hecho de que las comunidades pueden cambiar sus actitudes acerca de los temas ambientales y construir sociedades que aseguren a las naciones y a sus habitantes poder disfrutar de un futuro más próspero y seguro, ergo una mejor calidad de vida. El Día Mundial del Ambiente, incorporado en dicha agenda, es un evento no sólo de la ciudadanía sino también de sus gobiernos, que se expresa con actividades mayormente populares.
La realidad ambiental
Aterroriza la realidad ambiental del planeta. La humanidad ha dañado profundamente al ambiente en el cual se desenvuelve. Lo demuestra dramáticamente una serie de fotos satelitales publicada recientemente por la ONU, en las que se compara el antes y el después de diversas zonas geográficas del planeta. El mensaje es sobrecogedor: las tierras cultivables se pierden, los lechos fluviales están contaminados y también desaparecen; surgen, en cambio, más zonas desérticas y se agotan las reservas de agua dulce.
A principios de junio de 2005, el director ejecutivo del PNUMA Klaus Töpfer expresó en Ginebra, que según el programa que dirige, los habitantes de las ciudades son los mayores responsables del calentamiento de la tierra pero sin detectar sus consecuencias, ya que éstas generalmente se presentan en regiones apartadas y débilmente pobladas. Las ciudades consumen grandes cantidades de agua, alimentos y madera y producen muchos desperdicios. “Ruego a los ciudadanos del mundo, particularmente a los de las naciones industrializadas, en interés del ambiente local y mundial, a ser muy cuidadosos con el empleo de los recursos”, dijo Töpfer al presentar el nuevo atlas titulado “Un planeta, muchos habitantes” (%=Link(«http://www.na.unep.net/OnePlanetManyPeople/index.php»,»(One Planet many People)»)%), publicado por el PNUMA para la conmemoración del Día del Ambiente 2005.
En el atlas se contraponen fotos satelitales de décadas pasadas con las de años más recientes, del mismo sitio, algunas publicadas por primera vez. Muestra, particularmente a los habitantes de las naciones industrializadas, cómo puede su estilo de vida destruir el ambiente. Se corrobora el dicho según el cual un cuadro dice más que mil palabras. Las fotos satelitales proceden del (%=Link(«http://www.usgs.gov/aboutusgs_esp.html»,»Servicio de Geología de los Estados Unidos»)%) y de la Agencia Espacial (%=Link(«http://www.lanasa.net/»,»NASA»)%).
Las fotos satelitales
Las fotos muestran dramáticas modificaciones en los alrededores por el crecimiento de ciudades como Beijing, Dakar, Nueva Delhi y Santiago de Chile. Destacan las fotos de Las Vegas, desierto de Nevada, Estados Unidos, que evidencian el explosivo crecimiento de la ciudad, con apenas 24.000 habitantes en la década de los 1950; hoy su población es de un millón de habitantes y se predice que se duplicará en 2015. Las imágenes revelan el desarrollo de la ciudad en todas las direcciones, desplazando las escasas zonas vegetales y poblando el desierto natural con edificaciones y campos de golf. Como consecuencia, el espejo de agua del lago Meade próximo a la ciudad y formado por la represa (%=Link(«http://www.usatourist.com/espanol/places/nevada/hooverdam.html»,»Hoover»)%), descendió 18 metros entre los años 2000 y 2003. A pesar de ello se continúa construyendo campos de golf.
El crecimiento masivo de granjas para el cultivo de camarones se pone de manifiesto en el atlas con las fotos del Golfo de Fonseca, Honduras. En 12 años se ha producido significativos daños ambientales a través de la eliminación sistemática de manglares, defensas costeras naturales y criaderos de especies salvajes de peces, para dedicar los nuevos espacios al cultivo del camarón. Además, la captura indiscriminada de especies marinas durante la recolección de las larvas de camarones para repoblar sus viveros ha contaminado y dañado el ecosistema del Golfo. En el Golfo de Guayaquil, Ecuador, mayor productor de camarones que Honduras, se presenta imágenes satelitales similares; aproximadamente el 70% de las granjas de camarones de Ecuador están ubicadas alrededor del Golfo de Guayaquil. Este crecimiento incontrolado y de efectos deletéreos sobre el ambiente evidencia la urgencia de establecer límites a la acuacultura, a pesar de los supuestos beneficios económicos (%=Link(«http://www.eurosur.org/medio_ambiente/bif89.html»,»extraordinarios»)%), siempre presentes en su (%=Link(«http://www.redmanglar.org/redmanglar.php?c=315″,»promoción comercial»)%).
Desde 1974, en el lado mexicano de la frontera con Guatemala han desaparecido grandes extensiones de la selva de Chiapas como resultado de una población rápidamente creciente y la necesidad de tierra para pastos y cultivos. Entre las capitales latinoamericanas destaca Ciudad de México. Con una población superior a los 20 millones de habitantes es mostrada en las fotos expandiéndose en todas las direcciones, con la consecuente deforestación de las montañas del sur y el oeste. Santiago de Chile presenta imágenes similares.
Las guerras y el drenaje de los humedales y zonas pantanosas de Irak durante el gobierno de Saddam Hussein condujeron a la destrucción del bosque de palmas más grande del mundo a lo largo de Shatt al-Arab, al sur de la nación. Más de 14 millones de árboles, 80% de los que había en 1970, desaparecieron y con ellos los medios de vida de cientos de miles de personas.
Otros cambios curiosos y sorprendentes observados desde el espacio son el enorme crecimiento de invernaderos en el sur de España y el surgimiento de una gigantesca península en la desembocadura del Río Amarillo, en China. No menos dramáticas son las fotos de la deforestación de la selva húmeda en Paraguay y Brasil, los desarrollos de gas y petróleo en Wyoming, Estados Unidos, los incendios forestales a lo largo de África Sub-Sahariana y el retiro de glaciares y hielo en zonas polares y montañosas.
En Venezuela
Inmersa en sus múltiples necesidades existenciales básicas, el Día Mundial del Ambiente transcurrió en Venezuela sin el brillo necesario que corresponde a lo trascendental del tema. Coloridos desfiles escolares en algunas capitales estatales fueron las actividades más destacadas. A pesar de la existencia de un movimiento ambientalista relativamente sólido, expresado a través de numerosas organizaciones no gubernamentales y del endeble soporte de un ministerio del Estado Venezolano para el (%=Link(«http://www.marn.gov.ve/marn/home.asp»,»ambiente»)%), las acciones en pro del mismo no superan el fervor de lo declarativo. La realidad es otra. Los daños ocasionados son inmensos, aún en zonas protegidas, con la aquiescencia de autoridades indignas. Igual sucede en los ambientes urbanos, extrañamente divorciados, por ignorancia, del concepto integral de ambiente que incorpora los actos del ser humano en sociedad (H. Zamora, Crimen ecológico, El Nacional A/16 – 05 06 2005). Se carece, en definitiva, de una cultura ambientalista, que iniciada temprano en la escuela formal se continúe sistemáticamente en todos los niveles educativos.
Ante el hecho de las gigantescas cantidades de recursos que consumen las ciudades y la igualmente enorme cuantía de los desechos caseros e industriales que producen y su impacto sobre el ambiente, incluyendo los gases de efecto invernadero, se deberá comprender, que la batalla para un desarrollo sustentable que genere un mundo ambientalmente más estable, justo y saludable se ganará o perderá en las ciudades. La bioética ambiental también puede contribuir a construir el camino.