Un mar de petróleo
Hace 157 años se inició en el mundo la nueva era del petróleo al utilizársele como combustible. En Venezuela, la experiencia se remonta a 1878 cuando se instaló «Petrolia del Táchira» como la primera compañía petrolera del país. Medio siglo después, en 1926, el petróleo se convirtía en el primer producto de exportación. Riqueza que sigue vigente proyectándose el rol de su importancia mundial, en lo estratégico y económico, al menos por dos décadas más.
En la actualidad, Venezuela cuenta con 78 millardos de barriles de reserva, equivalente a la mitad de todo lo existente en el hemisferio occidental. Volúmenes que lo colocan en el quinto lugar mundial. Si le sumamos las reservas de la Faja del Orinoco, resulta que el país posee la mayor acumulación de combustibles líquidos del planeta con 300 millardos de barriles. Además cuenta con 148 billones de pies cúbicos de gas natural, colocándose en el sexto lugar en el ámbito mundial.
Esas cifras reflejan lo probado, es decir, lo concreto y lo tangible; pero, lo potencial, lo que será el futuro, las proyecciones arrojan cifras inmensamente superiores a lo existente.
Las cuencas de Oriente y de Maracaibo se ubican dentro de las diez cuecas más grandes del mundo, las cuales concentran el 60% del total de hidrocarburos del planeta. Las reservas totales, que incluyen las probadas, ascienden a 221 millardos de barriles. Posee además 147 billones de pies cúbicos en reservas de gas y hay expectativas de descubrir 23 millardos de barriles más y 94 billones de pies cúbicos de gas.
Esto nos ratifica lo que tanto se dice, pero que no nos damos cuenta de su significado: Venezuela está sentada en un mar profundo de petróleo inagotable. No obstante, la cultura del ciudadano nacional no es petrolera. El petróleo se ignora y no se le ubica en la justa dimensión de importancia para la resolución de su pobreza. En la cotidianidad, el petróleo es un factor del presupuesto de gastos nacionales, no una alternativa de desarrollo. El pueblo no tiene todavía la conciencia de hacer del petróleo una prótesis de su vida.
Lo existente y lo potencial del petróleo venezolano es la salida primordial a la crisis recurrente, permanente y grave que nos ha envuelto a todos los venezolanos. Por eso mantengo mi postura de reivindicar a la Agenda Alternativa Bolivariana como instrumento político de tendencia unificadora de todas las voluntades nacionales. Su propósito conlleva la respuesta más sencilla y simple al laberinto enigmático que pareciera sin salida. La internalización petrolera con dos de sus ejes primordiales para atacar la pobreza y consolidar la prosperidad: (i) la industrialización «hacia abajo» (gasificación y petroquímica) y (ii) la tecnificación «desde adentro» (ciencia y tecnología propias).
En la Agenda Alternativa Bolivariana está plasmada una vía de estímulo a la reconducción de un Plan de Emergencia Nacional a corto, mediano y largo plazo. Una respuesta inmediata a los sectores minoritarios y cupulares de una oposición crónica, desestabilizadora y aniquiladora de los intentos rectificadores del gobierno.
Parece que sólo nosotros despreciamos nuestra riqueza debido a posturas negligentes por asumir lo nuestro. Porque las potencias del mundo occidental, contrariamente a nuestra indolencia, sí andan detrás del control y dominio de esta fuente de energía.
Los expertos de las compañías petroleras más grandes del mundo han proyectado que en los próximos 20 años, el mundo occidental consumirá las 3/4 partes de sus reservas petroleras. Por lo que , desde este mismo momento, tienen que abastecerse para suplir su consumo. El Proyecto del Nuevo Siglo, plan a veinte años, obliga a los EE.UU., a asegurar su abastecimiento. Venezuela es parte de sus objetivos. Y si no nos apuramos, se chuparán hasta la última gota dejando a los venezolanos sumidos en la pobreza y en sus contradicciones irreconciliables.