Un editorial, al morir un demócrata cabal
El trágico suceso ocurre, paradójicamente, de un modo que coincide con la muerte del ex presidente Carlos Andrés Pérez, víctima del otro golpe del mismo Esteban. Pérez, es un demócrata cabal, hombre de celoso respeto al Estado de Derecho y las instituciones, sin odios en su alma, tanto que, al final de su vida política se somete al juicio de éstas y hasta le extiende el perdón a los insurrectos.
Cuenta el editorial del prestigioso rotativo porteño lo que sabemos pero no logramos hilar por elemental. Recuerda la victoria de la oposición en las elecciones parlamentarias del 26 de septiembre y cuenta sobre la amañada fórmula – impuesta desde Miraflores y hecha realidad por la Asamblea de las focas y su prolongación, el CNE – de computar los votos en los distintos distritos electorales diluyendo los urbanos y privilegiando los rurales, para que al fin funcionen las “matemáticas de la revolución”: A menos votos más diputados.
La pérdida de la mayoría, léase de la popularidad sobre la que construye – el “supuestamente providencial” Esteban, según la opinión pública argentina – su régimen arbitrario, militar y populista lo obliga a desnudarse. Se muestra ahora tal y como es, como nunca deja de serlo, con el igual talante del golpista que es desde el 4 de febrero de 1992.
Por ello, explica el editorial, “se hizo delegar a sí mismo facultades legislativas por un período de 18 meses… asumió facultades totales… consumando la inocultable estafa política apuntada”. ¡Y es que tras la excusa de las lluvias le pone coto y toma bajo su mando la totalidad del andamiaje institucional y normativo de Venezuela!
El corolario es de Perogrullo: “[Esteban] se ha transformado en omnipotente. Esto es, en dictador”, precisa La Nación. Ha despojado a la próxima legislatura “de lo sustancial de sus facultades”, luego de lo cual, en su editorial, hace un señalamiento para fijar responsabilidades postreras sobre la fractura terminante de la democracia venezolana: “Los sumisos legisladores actuales son cómplices necesarios… al haber legislado más allá del plazo de sus respectivos mandatos, burlando groseramente la voluntad popular”.
Jurate Rosales, periodista voz de nuestra conciencia colectiva, sin pretenderlo, en su reciente columna Fatum – sobre el signo de fatalidad que acompaña a Esteban y lo lleva a su propia pérdida – completa el párrafo del editorial sureño así: “La atropellada carrera para imponer a Venezuela – por la vía legislativa – el paquete comunista [las leyes habilitante, de las comunas, de censura a la expresión e intervención de la autonomía universitaria], llenará con su descripción páginas de los manuales de historia por décadas y siglos”.
Su sentencia es lacónica: “Esos diputados que sin procedimiento legal alguno aplauden y votan a favor del paquete comunista, tendrán sus nombres colocados en aquellas páginas de la Historia. Al igual que después del período nazi, cuando los hijos y nietos de los líderes hitlerianos buscaban cambiarse el apellido, los hijos y nietos de esos diputados cargarán por siempre con un peso que marcará sus vidas”, finaliza Jurate.
La Nación, a su turno denuncia algo que le preocupa y no nos escandaliza, como lo es que el “golpe de Estado” dado por Esteban ocurre bajo la mirada inmóvil de la OEA y sus gobiernos miembros, “como si tuvieran miedo”. Legitiman, en la práctica, “lo que es una ruptura democrática tan abierta y clara, como brutal, y abandonando al pueblo venezolano a su suerte”.
Lo cierto es que el editorial comentado y lo dicho por Jurate Rosales bastan, pues llegan al corazón mismo de la democracia como derecho del pueblo y no privilegio de sus gobiernos y gobernantes.
La OEA, no se olvide, es clausurada una vez como Esteban y su homólogo ecuatoriano, Correa, construyen en UNASUR, una “cláusula democrática” a la medida de sus dictaduras; que luego homologan con impudor y sin prevención los demás gobernantes de Iberoamérica.
El destino de nuestra libertad, por ende, al igual que el 19 de abril de 1810 queda en nuestras manos, en las del pueblo llano. Poco importa lo que opinen, en lo sucesivo, los organismos regionales integrados por esos dictadores camuflados y otros “demócratas a sueldo”; hijos todos de una suerte de “democracia” en la que todo se pacta más allá de los límites de la democracia moral, sin adjetivos.
Entre líneas
- TANQUES, NO TANQUETAS. La movilización de tanques de guerra, tipo Dragoon 300, los cuales portan cañones de 90 milímetros, ametralladoras M60 y M220, hacia el Sur del Lago de Maracaibo, el pasado 20 de diciembre, para enfrentar a los productores rurales y campesinos de la zona como parte de la confiscación de sus tierras ordenada por Esteban, el parasitario, es objeto de una investigación que tendrán como destino la Corte Penal Internacional. Los oficiales superiores y subalternos ejecutantes de la operación – en la que media una intención criminal y por lo demás cobarde, pues el jefe de la misma, como ocurre el 4F, nunca da la cara – quedan inscritos en la lista de responsables.
- LA RESPONSABILIDAD PENAL INDIVIDUAL la consagra el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, que firma Venezuela en 1998. El cargo oficial, sea Jefe de Estado o de Gobierno, en ningún caso exime de responsabilidad penal. El Jefe militar o el que actúa como jefe militar es también responsable por los crímenes competencia de la Corte ejecutados por sus subordinados. Y en lo relativo a quienes cometen crímenes previstos en el Estatuto de Roma, no le valen como excusa la orden emitida por un Gobierno o un superior, sea militar o civil.
- ATRÁS QUEDA EL 4 DE FEBRERO, cuando Esteban justifica su acción por tres motivos fundamentales: la corrupción y politización de las Fuerzas Armadas, el uso de militares para labores de “cachifos”, o para reprimir al pueblo soberano. Tales razones bastan para que los oficiales subalternos y suboficiales profesionales atiendan el llamado de los conjurados. Ayer se cogen los dineros de la tropa, pero hoy reciben dineros de Walid Makled según éste; algunos buscan apoyo de políticos o amantes para superar las alcabalas de Miraflores y el Congreso, a fin de ascender, y esta vez dependen de dedo que premia o castiga según la lealtad a su revolución y al Comandante Fidel; antes reparten vasos de leche y útiles escolares, en tanto que ahora limpian calles y cuidan damnificados; en el pasado rescatan el orden público perdido cuando la policía es desbordada y en el presente reprimen a disidentes políticos, cantando “patria, socialismo o muerte, venceremos”.