Opinión Nacional

Un Adiós para Román Chalbaud.

Hace algunos años el escritor de ciencia-ficción norteamericano Ray Bradbury fue entrevistado por una revista en su país y una de las preguntas que le hizo el entrevistador fue: “Que opina usted de Carl Sagan [el famoso astrónomo y astrobiólogo nacido en Brooklyn]”. Y Bradbury respondió: “Mi problema con Carl Sagan es que ya tiene varios años creyendo que es Carl Sagan”. Ante la extrañeza del entrevistador, Bradbury explicó: “Es que uno es lo que uno hace, no quien uno dice ser. El día que yo no escriba ciencia-ficción, ese día dejo de llamarme Ray Bradbury”.

Si le aplicamos la “regla Bradbury” a los venezolanos, tendríamos que despedirnos de muchos de ellos, puesto que ya no son quienes dicen ser. Uno de ellos es mi viejo conocido y amigo a distancia Román Chalbaud, a quien conozco y por quien he sentido afecto por más de 60 años, desde las aulas del liceo “San José” de Los Teques, el colegio Salesiano manejado en esa época por el extraordinario e inolvidable Padre Isaías Ojeda. Luego de encontrarlo en el liceo, ví a Román con alguna frecuencia cuando comenzaba a hacer televisión en Radio Caracas TV. Allí participé, al inicio de la década de los 50, en un programa de estudiantes becados por Shell, el cuál estuvo dirigido por Román.

Por muchos años Román se ganó su identidad de artista y cineasta a punta de películas y telenovelas, algunas excelentes, otras mediocres. Además, se hizo notar como demócrata, resistiendo contra la dictadura militar de Marcos Pérez Jiménez, apoyando a Acción Democrática y otros grupos políticos que se oponían a la dictadura y entusiasmado, como muchos de nosotros, con la nueva revolución Cubana, la cuál pronto se convertiría en una feroz dictadura.

Sus años mas fructíferos en la televisión fueron los de los 70: La Señora de Cárdenas, La Trepadora, La Hija de Juana Crespo, Boves el Urogallo, las novelas de Meneses y de Gallegos. Donde? Creo que todas se produjeron en Radio Caracas TV pero si me equivoco, que me corrijan. Román vivía feliz haciendo televisión, haciendo cine, durante la época dispendiosa de la Gran Venezuela de Carlos Andrés Pérez, sin irse del país, sin que nadie le restringiera su derecho a participar todo lo activamente que deseaba en la vida artística y política del país. Durante esos años trabajaría con cierta frecuencia con Orlando Urdaneta, a quien dirigió en “El Pez que Fuma”, con Miguel Ángel Landa, Hilda Vera y otros destacados artistas de la recientemente clausurada estación de Bárcenas. Chalbaud fue principalísimo miembro de ese canal por algún tiempo. Román Chalbaud era, sin duda, Román Chalbaud.

Hace unos días leí que una persona que se hace pasar por Román Chalbaud asistió alborozado a la inauguración de la estación de “servicio publico “ que está usando la frecuencia y los equipos de la ilegalmente cerrada RCTV. El impostor asistió al acto nada menos que en calidad de miembro de la Junta Directiva de ese infeliz engendro que llaman TVES. En ese acto el impostor que se hace pasar por Chalbaud dijo algunas babosadas, tales como: “ahora si podremos mostrar el verdadero rostro de nuestra gente”, o algo así por el estilo. Se olvida el impostor de los años que su alter ego Román pasó trabajando en RCTV, la estación de la cuál ahora habló peyorativamente.

En todo caso, un cineasta que ya tiene bastante años sin hacer una película o el director de telenovelas que tiene aún más años que no realiza algo que valga la pena, no puede ser el mismo Román Chalbaud que vivió tan activamente durante el período 1950 a 1990. Ya aquel Román Chalbaud se ha difuminado en el tiempo y quienes fuimos sus amigos le decimos adiós. Lo que existe hoy es un impostor ectoplásmico, como lo hubiese llamado Cabrujas, alguien o algo que se parece físicamente a él, pero que es prisionero del deseo de notoriedad, de la ansiedad por regresar a las luces del espectáculo a como dé lugar, aunque ello tenga que pagarlo con la inconsecuencia hacia la empresa donde se formó, la empresa que lo recibió en su seno por años y aún cuando deba entregarse en brazos de un dictador inepto, inculto y carente de verdadera sensibilidad social. Estas son tres características que el Román Chalbaud que yo conocí detestaba.

Por eso es que estoy seguro que quien se hace llamar hoy Román Chalbaud no puede ser el amigo que yo conocí por tantos años.

Román: Los jóvenes venezolanos te dicen adiós. Tu viejo conocido también.

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