Opinión Nacional

Un acto solemne y hermoso

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Lo constituyó la entrega del Premio Príncipe de Asturias, en el teatro Campoamor de Oviedo, todo ordenado, nada de discursos gritados, ningún camarógrafo ni periodista desbocado detrás de los galardonados, ni detrás de la reina ni del príncipe ni de la princesa. Todo en su lugar, como debe ser. De cosas como ésta sí nos deberíamos copiar los venezolanos y lo digo yo, que tengo sangre indígena, y lo aclaro de una vez para que después no vayan a decir que soy un “pitispany” o un vendido a nuestros conquistadores…El nombre de Venezuela en alto. Lo colocó José Antonio Abreu, el mismo maestro que desde 1975 brega con la Fundación del Estado para el Sistema Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela (Fesnojiv) que ya cuenta con 120 orquestas juveniles y 20 infantiles y que está recogiendo maravillosos frutos internacionales al recibir este premio en la mención Arte…Una colombiana ejemplar.

La bellísima e inteligente Ingrid Betancourt, quien recibió también el premio mención Concordia, y quien no perdió ni un segundo en su buen discurso para abogar por los derechos humanos y enfrentar a la violencia terrorista, todo lo hizo de una manera impecable con su rostro de Gioconda y su tono de voz suave con lo cual nos reafirmó porqué fue galardonada con el Women´s World Award como «Mujer del Año 2008″…Los otros galardonados. El tenista español Rafael Nadal (mención Deportes); el filósofo y semiólogo búlgaro-francés Tzvetan Todorov, (mención Ciencias Sociales); los centros de investigación de: Ifakara de Tanzania, Kintampo de Ghana, Manhica de Mozambique, y el de Malí por sus estudios sobre la Malaria, (mención Cooperación Internacional); los japoneses Sumio Iijima y Shuji Nakamura y los estadounidenses Robert Langer y George Whitesides, por sus investigaciones sobre Nanotecnología (mención Investigación Científica y Tecnológica); la novelista canadiense Margaret Atwood (mención Letras); y el buscador Google de Internet creado por Sergey Brin y Larry Page (mención Comunicación y Humanidades)…El contraste. Esa misma noche del 24 de octubre, por cierto fecha natal del zuliano Rafael Urdaneta (El Brillante), había un mitin en el Municipio San Francisco que estaba siendo televisado y allí un hombre desaforado e intemperante no repartía premios sino que pegaba gritos y con un tono orillero arremetía con procacidad contra dos líderes indiscutibles del Zulia. Después de esta incontinencia, al día siguiente, le “congregaron” a un grupo de empresarios en un acto político-oficial en el Centro de Arte Lía Bermúdez, y allí en cadena televisiva les habló también con un lenguaje amenazante y soez como si se tratara de una masa de reclutas analfabetas; algunos de ellos estaban como nerviosos y trataban de ocultar sus rostros de la pantalla, mientras que otros celebraban y hasta aplaudían las “ocurrencias” como si aquello fuera una gracia…Posturas precarias. A veces la gente olvida que la responsabilidad de reconducir al colectivo por la senda del respeto, la libertad y la igualdad ante la ley, no es del pueblo, sino de los ciudadanos más preparados. Por ello, acierta Orlando Viera-Blanco al afirmar que el hacer comparsa no es lo que se espera “de quienes con su poder, pensamiento y acción, deben enaltecer nuestra esencia cultural, reorientando las ideas y rescatando los valores de convivencia y democracia”. Ante tales evidencias y con el permiso de Viera-Blanco, tomo prestado el título de su artículo del 23-01-2007 en El Universal para culminar y a la vez expresar, sin guabineo, lo que pensé y sigo pensando, “No le temo a Hugo, sino a nosotros…”

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