Ultravioleta
«Sabríamos mucho más de las complejidades
de la vida si nos aplicásemos a estudiar con ahínco
sus contradicciones en vez de perder tanto tiempo
con las identidades y coherencias»
José Saramago
La caverna, 2000
(%=Image(2632398,»L»)%)Ojos que no ven cabeza que no piensa. La literatura fantástica está poblada de seres humanos invisibles a nuestras retinas, pero víctimas, como lo fue el (%=Link(«http://www.online-literature.com/wellshg/invisible/1/»,»Mr Griffin»)%) engendrado por H.G. Wells, de penurias emocionales que terminan desmoronando sus perversos planes. La mayoría de las obras de este género finalizan con la moraleja del superpoderoso aniquilado por su propia hostilidad. En (%=Link(«http://www.findarticles.com/cf_dls/m2584/1_19/54482181/p1/article.jhtml»,»Underground»)%) , película dirigida por el yugoslavo Emir Kusturica, el cínico Marko se las arregla para ocultarle cincuenta años de historia a sus familiares encerrados en un sótano de Sarajevo. Ojos que no ven cabeza que no piensa y aquí, en Venezuela, no estamos viendo el proceso detonado por Hugo Rafael Chávez Frías.
Acostumbrados a la razón y sucedáneas herramientas del pensamiento, ejercitamos la ceguera frente al fenómeno revolucionario liderado por Chávez. No es cuestión de creatividad o sagacidad, sino de metodología política y psicológica para conceptualizar y crear estrategias para enfrentar la negatividad del proceso. Pero no lo estamos viendo y jugamos a pensarlo. Si evaluamos la conducta de la variada legión opositora, encontraremos rasgos chavistas tras cada gesto, marcha o propuesta de gobierno. Se han vuelto el reflejo del espejo secreto del régimen.
Entonces, ¿a cruzar los brazos y aguantar? No, hay que superar el estadio de anti, contra o supra y entrar al juego anárquico de estos señores que habitan en un mundo ultravioleta, invisible para nosotros pero dañino para el alma y para el cuerpo. El armamento del señor Chávez empieza por la retórica que, según (%=Link(«http://www.santillana.com.co/alfaguara/alvaro_mutis_premio_cervantes_2001.asp»,»Mutis «)%), cuando se alía con la demagogia «consigue una mezcla explosiva que desemboca en el caos y en el desenfreno, como se vio en los días del terror jacobino o en los que siguieron a la marcha sobre Roma del grotesco Duce».
Detectada la puerta para ingresar el caos oficial, iniciaremos un ciclo de tanteos (%=Link(«http://analitica.com/cyberanalitica/fractal/9847806.asp»,»avant-pop»)%) que nos permitan trazar líneas de acción para que los opositores teóricos y los excesivamente prácticos apunten al blanco móvil, pero no imposible. O tal vez no tengamos que disparar, sino encontrar las ranuras en la conciencia del colectivo y sellarlas para detener el efecto de la política del caos desplegada por este régimen. Esta propuesta requiere pluralidad de ópticas, así que te invito a reflexionar (y escribir) sobre las claves para infiltrarnos en el discurso anárquico y empezar a bocetear el perfil del político postbolivariano que necesitamos.