Opinión Nacional

Tríada

La Agenda Alternativa Venezolana (AAB), el gobierno se transforma en
instrumento del pueblo (I) y la creación del poder constituyente (PC),
forma una tríada conceptual de profundas implicaciones ideológicas. Hablar
de la tríada es trasladarse a aquellos días de metas inalcanzables, de
luchas cargadas de ideales y de búsquedas por realizar sueños de grandeza.

Es rememorar las acciones plenas de estrecheces surgidas al calor de los
lazos que engendra la confraternidad. Momentos que ubican los inolvidables
actos del año 1967, que incluyen la simbólica Asamblea Extraordinaria del
MBR-200 en Valencia.

Por todos estos sentimientos que tienen sus propias emanaciones de energía
imperecedera, la tríada cobra fuerza, se alza en vuelo de emoción para
saber que está viva aún. Remonta las coyunturas actuales para señalar
rumbos y encuentros de quienes siempre están ahí. A la vanguardia del
llamado para la acción, a fin de retomar los caminos de la lucha por el
pueblo.

La tríada conceptual, postulados fundamentales del proceso, pasa a ser la
meta del próximo estadio a alcanzar por la revolución. El Presidente ha
anunciado el rescate de la AAB. Modelo que plasma las líneas estratégicas
de un proyecto nacional que apenas comienza a tomar forma. Germen de una
filosofía viva que se ancla en el alma de los irreductibles luchadores
sociales. Pero, inseparable a la AAB, los otros componentes de esta tríada
(I+PC), van implícitamente ligados a ese llamado presidencial.

La tríada es la bandera que simboliza el momento único de la gestación del
modelo de una nueva República. Su concepción ideológica se basa en la
democracia directa. Tesis que clama por la transferencia de la toma de
decisiones a las comunidades organizadas; o lo que es lo mismo, entregarle
el poder al pueblo. Para la democracia directa el concepto de pueblo es
sinónimo de colectivo nacional, que incluye todos los estamentos, gremios,
sectores, asociaciones, grupos, individuos, partidos, círculos y demás
expresiones de la organización social. La democracia directa es poder para
ejercer los derechos ciudadanos y recibir las consideraciones que todo ser
humano se merece. Poder para vivir no al margen de la prosperidad, sino
dentro de la felicidad que ésta origina.

La tríada había sido dejada de lado por la corriente reaccionaria
infiltrada en la revolución e identificada como el miquilenismo. Desde
1998, cuando se suspende la metódica como modo de acción del MVR, el
proceso originario fue desviado por esa corriente. Sin ideales
revolucionarios, el miquilenismo empleó el poder para su beneficio
particular y nunca para colocarlo al servicio del Bien Común. La
fascinación que embruja sedujo a estos actores usurpadores de la voluntad
popular, para convertirse en ciegos sediciosos del pragmatismo material.

No obstante, hoy ante la amenaza de la desintegración de la vida
republicana y la destrucción de la Patria por parte del terrorismo y la
reacción, el Presidente rescata la tríada para reinsertarla en la
conciencia de los luchadores que no claudican nunca. La trae a la escena
política como la imagen objetivo hacia la que tiene que conducir el camino
de la revolución. La tríada tiene ahora que ser factor de la conciencia
revolucionaria y por lo tanto ser asimilada por todos. Solo si se
materializa su concepción, podríamos estar seguros que avanzamos hacia
estadios superiores del proceso. La tríada es la expreesión más clara de la
revolución.

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