Tres rápidas reseñas
La transición hacia el año nuevo trajo dos reseñas televisivas preocupantes y, a la vez curiosas. Por una parte, entrevistado por Idania Chirinos, el canal 51 tuvo al alcalde Freddy Bernal, quien –entre otras cosas- alegó la presencia de temibles mafias como explicación de la consabida buhonería, al igual que la complejidad de la vida citadina por lo que una sola persona no podía solventar los problemas que nos aquejan a los caraqueños.
De esta manera, el asombro es la única respuesta que atisbamos al considerar un fenómeno que va más allá del comercio de supervivencia, internándose en el submundo delictivo, hasta fungir como una política social alterna ante el flagrante desempleo. No es posible que admita el presidente Chávez haber infiltrado a la oposición, mientras que uno de sus seguidores más connotados, por más señas policía de profesión, antes no lo ha hecho con las mafias a objeto de solventar en un tiempo razonable el problema de la masiva buhonería en la capital y del cual deriva una multiplicidad de inconvenientes que dibujan el drama de la cotidianidad urbana.
Adicionalmente, siguiendo la tradición de sus antecesores, argumenta la inmensidad de asuntos que involucran el destino de la ciudad. Y, al omitir toda la oportunidad que se perdió a propósito del llamado proceso constituyente, para idear e implementar aquellos dispositivos y orientaciones que garantizaran su pronta gobernabilidad o gobernación, preferimos apuntar a las promesas infladas e incumplidas que contribuyeron un poco a su elección, pues, recordemos, fue decisivo el apoyo presidencial. Vale decir, pudo ofertar en la campaña electoral un modelo de toma de decisiones que acogiera la gigantesca complejidad de los asuntos que hacen a la Caracas actual, suponiendo el carácter deliberativo, pacífico y efectivo de la participación de todos – ¡todos!- los sectores que la habitan, en lugar de recalcar esa visión simplista que lo ha caracterizado en aras de convertirse en una suerte de Cid Campeador que eriza de picas y escudos los alrededores de la sede del Ejecutivo Nacional.
Por otra parte, el noticiero colombiano de Globovisión reportó la fallida incursión guerrillera en una localidad de Caquetá (Colombia). Simplemente, al intentar la FARC, el secuestro de los 15 agentes policiales del lugar, luego de quemar la sede de la prefectura, sorpresivamente los pobladores hicieron, ésta vez, un escudo humano para impedir el atropello.
Lo anterior se nos antoja significativo, pues tratamos de una vertiente de la desobediencia civil ante fuerzas irregulares que, con todo, tienden a edificar un Estado paralelo. Rápidas reseñas que dejan, al gentil lector, reflexionar sobre el auge de la cohetería decembrina con su trágica secuela.