Tres malditos males
De todas las palabras el verbo maldecir sacude mi ser desde sus tuétanos hasta lo mas puro de mi alma, si licitud tengo a mi autoalabanza, e indigna a mi terapeuta quien, sin decirlo de manera expresa, ve en ella un peso intenso mas allá de la condena de la maldición, la capacidad de odio, mas que de ira justa de quien maldice y mas, la irreversible, inapelable, eterna pena que sobre el maldecido o maldito pesaría, según sea el poder de quien maldice. Es, pues, oportuno señalar que precisamente por la violencia de la palabra, por su peso, por su tragedia inmanente y explícita en los actos, he de valerme para la mayor comprensión de este texto, de la propia palabra del Dios Creador y Padre Nuestro, en dos citas, de los muy muchos en donde la empleó, así dijo:
A la serpiente:”Y maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo…Génesis 3. 14.
“Qué es lo que has hecho? La voz de la sangre de tu hermano Me clama desde la tierra! Por eso maldito eres más que la tierra, que abrió su boca para recibir la sangre de tu mano. Cuando trabajes la tierra ésta ya no te dará sus frutos. Serás un vagabundo y un errante sobre la tierra” La Tora 4. 19, 11,12. Caín reconoce la magnitud de la pena, pero Jahave la extendió en tales proporciones que cerebro humano no tiene capacidad de razonarla, así dijo: “Por lo tanto todo el que asesine a Caín, antes que pasen siete generaciones será castigado”. Ídem 4.15.
La maldición, tal dije, es en sus proporciones inexplicable desde nuestra razón, pero debió ser sabia como todas las cosas que Dios ha hecho, hace y hará, con el riesgo, aun para Dios mismo, de equivocase, a pesar de cuanto insólito e irreverente parezca esta afirmación. Sin ser el tema, los errores de Dios, que Él mismo admite al dejar al hombre por ahí suelto y para deshacerse del mal sembrado por éste, lo hizo casi exterminando la especie, mediante el diluvio universal. Confieso que la versión sobre este intenso tema mas bella y poética es la de la Biblia de Lutero, Luther Bibel, pero el peso de la maldición se siente en todas las versiones del Antiguo Testamento que manejo y en La Tora. La maldición pervive hoy en el plano genético importantísimas consecuencias. La maldad de Caín alcanza hasta la séptima generación, y quien ose dar muerte a Caín incurre en dos violaciones a lo dispuesto por Dios. Caín muerto antes, habría limitado su castigo, sea eso primero y, segundo, el castigo para quien de nuevo atente contra la justicia del Señor, cuya condena ha de preservarse en su integridad. Sea con este muy breve proemio aclarada la idea. Será maldito quien incurra en el fratricidio, aquí el orden no importa, pero también quien intente mentir a Dios, engañarlo. Así, se recordará, se condenó a la muerte a Adán y a Eva por desobediencia y por mentir, al invocar su inocencia ante la seducción satánica y ahora, de nuevo, ante la pregunta a “donde está tu hermano”, Caín responde, no lo se, es que acaso yo he de ser su niñero, su custodio, su guardián? Desde luego la pregunta de Dios era sencillamente absurda si nos atenemos a asumir quien es Dios, pues, ya Dios sabía desde siempre qué pasó con Abel, pero la cosa no es esa, es mucho mas bella y mas compleja la cuestión, descubrir mejor a Caín por él mismo Caín, su capacidad de asesinar y de esconderse detrás de la mentira y poner de manifiesto en grande la condena por tan graves delitos. El asesinar y el esconderse en la mentira es cada uno, por definición, abominable.
Ya creo que se puede entender la maldición, cuánto pesa sobre el maldito o maldecido, pero también, cuánto pesa sobre quienes se solidaricen con él. En el devenir, se asoció esa maldición a la presencia de algunas enfermedades que, por su apariencia, resultaban expresiones del mal, entre ellas el lázaro, o lepra registrada ya en el Código de Justiniano como una enfermedad causada por la maldición. El Dr. E. Camacho, observó otras a las cuales durante la Edad Media se aplicaron castigos indescriptibles para superar la maldición1). En nuestra era, hay tres enfermedades, no puedo llamarlas de otro modo, que han sido vistas, incluso por teólogos de diversas tendencias y religiones, como enfermedades causadas por el pecado y que por su forma entran en el universo de la maldición; me refiero al SIDA, la Pedofilia en todas sus perversas manifestaciones, pero, de manera particular la Pederastia,2 y el Incesto. Si bien los alcances de lo que pudiese llamar el conocimiento científico, en suave y liberal sentido, no se asume como si fuesen la expresión de la pena originaria, pero en la cotidianidad se ven estas enfermedades como aberraciones, visión que responde, sin duda, a la marca que el inconsciente colectivo guarda en su seno, las ideologías que conforman lo esencial de nuestra cultura y, por la otra, a la carga moral, emocional, que quiere preservar a la víctima, que gravita y llevan estos graves males. El SIDA 3 se asocia a la promiscuidad sexual, en toda su extensión, y provocó reacciones, primero, la estigmatización del paciente y su vergüenza, segundo, el rechazo familiar y social por motivos morales que, si bien generales, cuando se particularizan, se acusa, se carga, a la familia y se rechaza en lo social, porque la mayoría infiere de la promiscuidad la causa y se teme al contagio, además de la condena ideológico-moral, consciente o inconsciente, da lo mismo. Qué decir que hemos avanzado, los movimientos políticos, religiosos, la fuerza incontenible de los gay y la consciencia científica que lucha por su cura, han permitido ver al paciente de SIDA como un ser humano enfermo, pero con todos los derechos humanos y en capacidad de cura. Aleluya, eso se ha logrado. Acuerdos nacionales e internacionales han sido favorables, incluso, para el ejercicio de su profesión y el derecho al trabajo, ONU, OMS, UNESCO y la OIT. Nueva York, Paris, Ginebra, respectivamente. Notoria mención merece el G8, que desde Davos, ha asignado buen dinero para la investigación y empresas privadas tienen funciones ad hoc. Recuérdese a Bill Gates, que tiene una fundación especialísima, presidida por un científico venezolano, si mal no estoy informado. 4
No ha ocurrido lo mismo con la pederastia. Entre otras muchas causas, ha de observarse que, como el incesto, son formas mas “privadas”, que incluyen procesos persuasivos, seducción, halagos, manipulación prolongada, y mas, privacidad que obliga al silencio a la víctima y al victimario. Además, la pedofilia, la pederastia ha involucrado a instituciones tales como iglesias, colegios, ejércitos, que por el prestigio de la propia institución se callan, mejor dicho, ocultan y desconocen las sanciones, es decir, la impunidad se hace norma. Contra esta maldición la UNESCO está hoy vigilante, las iglesias se han visto obligadas, por condena pública, a revisar la actuación de sus jerarcas u oficiantes, sacerdotes, y se ha asumido algunas, todavía, tímidas normas que prevén severo castigo y en la sociedad abierta, ante la lenidad y complicidad, se ha creado instituciones para el seguimiento de esta aberración. Se han constituido igualmente ONG y más organizaciones para observar esta monstruosa enfermedad y abominable conducta y, su mejor fin, superar esta psicopatía extrema.
El incesto es algo mucho mas complicado. Si bien el incesto es de larga historia y en algunas sociedades enteras nunca fue delito, porque era parte de su ser social, y en el arte, cine, plástica, y la literatura, muy especialmente como uno de sus grandes aportes temáticas, tuvo siempre no un aplauso sino la evidencia de su carácter trágico. Constituyen ejemplo Las Antígonas, la de Sófocles la fuente y la más bella, la más pródiga y densa, hasta nuestros días, pasando por Shakespeare, Gide…. Bueno y muchos más, valga así, a destajo, recordar a Vargas Llosa, en la narrativa, pero, en justicia, débil al lado de los dramaturgos. Ha de anotarse que en el caso de la dramática, el incesto siempre alcanza un carácter aleccionador, y en el fondo, su conclusión trágica es la lección moral para impedirlo. La antropología da sus razones, y otras disciplinas, para la prohibición del incesto y ha sido tema excepcional en trabajos como los de C.L.Straus…en fin, disculpe lector estas referencias, no son ni quieren ser erudición, solo, sencillamente solo, expresión para ampliar el tema y no cargarnos de prejuicios. Sustrayendo, pues, la historia al incesto y la hipocresía sobre tan grave enfermedad social y del incesto como problema individual y de familia, atengámonos hoy a dos razones, una de orden científica, otra de orden ético y social. Bien, si la pederastia, la pedofilia son difíciles de prever, el incesto presenta problemas aún mucho mayores, sea cualesquiera la situación genética de sus progenitores, conlleva severos riesgos degenerantes en los hijos posibles. Y en el orden ético, que probablemente nutre inconscientemente sus fuentes en la biología, la antropología, la sociología, la psicología, la sociedad tiene un fuerte rechazo y los diversos códigos penales del mundo prevén sanciones fuertes como castigo. Anotaremos algunas referencias para consulta del lector, si bien desea4. Y se ha ido mas lejos, la amplitud del incesto ahora tiene para el péndulo mas espacio. Incesto por consanguinidad y por afinidad. Al primero, como es obvio, corresponden las relaciones padre/hija. Madre/hijo. Hermano/hermana…tío/sobrina… primo/prima (obsérvese arriba, la maldición contra Caín…hasta la séptima generación). Por afinidad se establece como los mismos solo que quizá es mas corta la amplitud, padre/hijastra; madre/hijastro… en fin, pero, no debe confundirse con el adulterio, sea el ejemplo el que puede ocurrir entre cuñados, de los cuales la estadística da tantos testimonios. Y en culturas aun vigentes hoy, la viuda, como el caso de Ruth ayer, para procrear debe casarse con un cuñado, tal dispone el levirato, y en ausencia de éste con un familiar lo mas cercano al difunto.
Tal como lo afirman destacados investigadores en este campo, el problema mayor para asumir con responsabilidad este flagelo, desgraciadamente mundial y en abundancia creciente, es el silencio de las partes. Tanto el victimario como su víctima, esconden al máximo esta relación. Los testimonio de los cuales dispone la psiquiatría, el psicoanálisis, evidencian que ni la madre ni el hijo ni el padre ni la hija ni el hermano ni la hermana ni, tíos… ni nadie incestuosos delatan, acusan, normalmente el hecho. La estadística es, en consecuencia, propia de la clínica, de la terapia, y es proyectable porque los indicadores son lo suficientemente altos, en todas las sociedades, y de diversas formas culturales, como para hacer algunas afirmaciones válidas. Por otra parte, cuando la tragedia explota a la luz pública, se genera tal carga de culpa, de vergüenza, no solo familiar sino también social, y se atestiguan tantos problemas pseudo morales, que se tiende a silenciarlos al máximo; empero, las diversas policías, clínicas, etc. guardan relevante información al respecto, de allí que corpus legales a los que hemos aludido, tienen fuertes penas para el victimario, castigos muy severos así como privilegios para la victima que, en casos de embarazo, gozan de licencias para el aborto.
Como se ve la respuesta policial, penal, a pesar de su necesidad, no resuelve el problema, porque esos delitos son reconocidas post factum, se trata entonces de prevenirlos. En las sociedades donde este problema ha sido abordado con claridad, se ha impuesto la educación sexual como una alternativa preventiva válida. Desde luego que dada la naturaleza del tema es imprescindible superar muchos tabú, y aproximarse a este hecho con claridad científica, con una fuerte incidencia en la piscología del niño y del adolescente, de modo que se dé a los niños, adolecentes y jóvenes los instrumentos necesarios y deseablemente suficientes para evitar el crimen, dicho así, dados los efectos que se producen en la víctima. Efectos psicológicos muy graves y efectos socioculturales no menos complicados. Se recomienda que con el mismo espíritu sea tratado el problema con la sociedad toda a través de los mass media, y se incorpore a los sistemas de internet, juegos, etc., bajo control riguroso la información científica y ética y estética necesaria para que la sociedad, en su conjunto, asuma el problema y dé la respuestas debidas.
A efectos, pues, de esa educación escolar, familiar, pública, social, se ha codificado algunas expresiones que pueden observarse como indicios serios de conducta incestuosa y, reconocidas, servir de radical freno a este maldito flagelo. Transcribimos una síntesis de cómo se expresa este hecho.
Primero, se manifiesta con absoluta primacía en hogares donde hay el vacío del padre o de la madre. Sea por muerte, a abandono de una de las partes, divorcios. Excepcionalmente se da en casos con parejas bien constituidas, pero su patología es muy menos frecuente y más detectable. Segundo, la estadística prueba que la amplitud mayor del incesto tiene lugar en la pubertad y la adolescencia. Patologías graves pueden reconocerse en etapas anteriores testimoniados tantas veces como notica criminis, pero no es la de mayor frecuencia. Pues bien, la codificación precisa algunas de las manifestaciones más visibles, sensibles, de modo que su conocimiento evite el crimen, tomamos las más evidentes: caricias sobe los senos, la vulva, las nalgas. Juegos con el pene y los testículos. Caricias en zonas erógenas, nuca, orejas, muslos, senos. Besos en la boca que van desde el roce, pasa al roce húmedo, luego introducción de la lengua e intercambios. Lamer el cuerpo de la víctima. Emplear en la intimidad la misma cama para dormir juntos en parejas los adolecentes, jóvenes, con sus padres, hermanos, tíos, etc. Sentar cara a cara a la adolescente con sus piernas abiertas sobre las piernas del papa, hermano, tío… El exagerado celo, aislamiento y sobreprotección y supervaloración de la víctima y complacencia ante ella y la sumisión incondicional del victimario a la voluntad de su víctima, que deviene en víctima u objeto de chantaje, una vez aceptada su situación de incesto, son de sencilla evidencia. Todo ello forma parte del muy afectivo proceso destenso, relativamente lento, de adiestramiento, de la preparación sexual, física de la victima y la preparación psicológica que concluye con su aceptación de “normalidad” como pareja. El estudio de esta patología desde la perspectiva del psicoanálisis demuestra que el victimario psicópata, lejos de amar a su victima tiene miedo a su pérdida, al abandono, de allí que su extrema vigilancia impide acercamientos a terceros que en su paranoia ve, más que competidor, a un enemigo. De una u otra manera este tipo de incesto es por inducción, seducción, mientras los casos de incesto mediante la violencia, la fuerza, carecen de una semiótica para la prevención, de allí que nos abstuvimos de tocarlo, salvo en esta referencia.
Trascendental importancia tiene el tema, que aparece como factum y a tal efecto se obvian teorías como la de Freud que, sin desconocerlas, pudiesen iluminar causas profundas, pero asumiendo que la propia escuela psicoanalítica tiene importantes divergencias, basta pensar solo entre la radical interpretación de Freud, que en cierto grado justifica la tendencia al incesto y las importantes divergencias con sus discípulos, entre ellos Jung, Adler, pero, como se dijo, explican pero no previenen el crimen, los hechos están allí, están allí y estos hechos constituyen instintos primitivos, primarios, constitutivos, orgánicos, y por tanto la posibilidad de prevención es más eficaz si se conoce su semiótica(5).
Expresamos nuestra gratitud a los Doctores E. Camacho, Max Alliey, S. Calles, E. Ferreira, al Profesor, Dr. J. Valecillo, quien me suministró la “Tabla semiótica de prevención del Incesto”, que él emplea en su labor pedagógica en Colombia; al reverendo padre E. Cuevas, a la Prof. Sicóloga Duilia de Yamarthee, al Dr. Solano Calles, quienes con sus observaciones y sugerencias hicieron posible mejorar esta síntesis. Disponemos de estos textos, de modo que si el lector tiene interés en conocerlo, previa autorización de sus autores, las podríamos entregar por esta misma vía.
NB El exagerado celo, aislamiento y sobreprotección y supervaloración por el hijo (a) padres…pueden darse por otras causas, pero, el modus operandi y el contexto deslindan la situación.
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