Opinión Nacional

Trampas y trampitas pero no son infinitas

El CNE es tan pero tan tramposo que cuando le perdimos el miedo a las captahuellas del 2004, inventó otras más atemorizantes.

En efecto, transcurridos 8 años y 9 comicios pasando por la alcabala de las maquinitas originales del SAV (Sistema Automatizado de Votación), ya asustaban menos que un espantapájaros con sombrero y todo (o no han visto ustedes aves tranquilamente posadas en aquellosvestidos brazos de madera).

La absoluta inutilidad de las captahuellas del mejor sistema electoral del mundo -que hoy se tiran a la basura- para el propósito anunciado, es patética. Ni siquiera el descarado Ministerio de elecciones del régimen, mal disfrazado de árbitro, ha osado a fabricar en todos estos años un informe de, digamos, 50 intentos de votos dobles que las captahuellas hayan evitado. Si las captahuellas sustituidas sirvieron para alguna otra perversidad es harina de otro costal

Gracias a Dios, las fulanas cazahuellas, como las llama el lenguaje popular, tampoco sirvieron para la elaboración de listas siniestras como las Tascón y su derivada Maisanta, las cuales son anteriores al estreno del artefacto en el Referendo Revocatorio Presidencial de agosto de 2004, ya que la mente y corazón enfermos que mandó a aplicar esas infames, tenebrosas y excluyentes listas, las concibió con las firmas previas que hicieron posible aquel referendo.

Pues bien, para ser coherente con su arbitrariedad y función mete miedo, el CNE tenía que remozar y vigorizar el temor, así que se inventó en 2011 e impuso sin resistencia pública de lo spolíticos ni de los técnicos, salvo la desoída de la agrupación ESDATA, lo que sería execrable en cualquier otro país cuyo órgano electoral pretende que lo crean medio serio: una máquina que identifica las huellas digitales del votante, conectada a la máquina de votación. No contentos con el invento, la Presidente del organismo personalmente promocionó la foto del adminículo conectado a la máquina de votación y enfatizó que constituyen un todo indivisible. Eso tampoco les bastó. Siguió la divulgación amplificada mediante una cuña publicitaria. Por fin hubo reacciones y la cuña fue retirada.

Estamos, pues, sometidos a las máquinas del SAI para la elección presidencial de octubre. El  CNE ha tenido inicialmente éxito con el aparatejo ya que la foto, por sí misma, puede asustar a cualquier cristiano o por lo menos le causa una natural duda en cuanto a la preservación del secreto de su voto.

Es tan evidente la inutilidad del SAI para el propósito de evitar votos múltiples que cada aparato únicamente tiene almacenadas las huellas de los votantes de la mesa a la que está conectado. Díganme si no es ridículo todo ese escándalo y propaganda para una efectividad máxima de evitar el voto múltiple en una misma mesa pero no en la de al lado ni en el centro de votación vecino. De allí que por mucho SAI, el voto múltiple depende de la tinta.

Aún más que antes porque en una hipotética planificación de votos múltiples, el glorioso SAI podría facilitarlo a condición de que la tinta no funcione. Veamos: nuestro sistema de identificación también fue entregado, hace varios años, a los delincuentes que a pesar de vivir de Venezuela nos dominan, léase invasores invitados castro comunistas, y les toma tal vez menos de dos minutos producir las cédulas de identidad adicionales que programen, con otros nombres que les parezcan bonitos y revolucionarios o hasta monárquico para despistar, Fidel C Ruz y Juan Carlos de Borbón, por ejemplo, pero todas ellas con la huella del votante real.

Este votante repitiente, se siembra en las listas de votantes de las mesas previamente seleccionadas, en  centros cercanos entre si y, de “tocarle” una tinta que pueda limpiarse (en una ocasión no me quedó ni rastro), allá iría muy orondo y con cara de yo no fui a identificar su hermosa huellita y ejercer su multiplicado derecho ¡Y tienen el cinismo de llamarlo sistema de autenticación! Claro, eso y más es de esperar del régimen de la farsa.

El lunes 20 de agostose realizó auditoría de la tinta elaborada por la Escuela de Química de la Universidad Central de Venezuela (UCV), envasada en 116 mil 500 frascos de colorante e igual número de desengrasantes que le fuera encargada por el CNE. La Facultad de Ciencias elaboró también un manual para distribuir entre los miembros de mesa y Eglé Pietri, profesora y coordinadora de la producción de la tinta explicó el necesario procedimiento de uso para que ésta sea realmente indeleble e informó que cada pote tiene un precinto de seguridad que en caso de estar roto, no debería ser aceptado en la mesa de votación. No se indicó que estuviesen numeradas. El oficialismo es tan poco fiable que algo de inquietud causa no poder verificar, a la hora de usarla tinta, que la producida por la UCV no haya sido cambiada en mesas identificadas como más “atractivas” para las triquiñuelas.

Volviendo al nuevo espanta pájaros, el drama para el CNE asustador y para el resto de la banda  es que las múltiples trampas no son de efectividad infinita y el candidato de la venezolanidad está haciendo una campaña que, cual alud, va aumentando su volumen y cada día suscita mayor entusiasmo. La contracara cotidiana de colapso de servicios, deterioro generalizado, tragedia y evidente negligencia, incompetencia e insensibilidad (“La función debe continuar”) nutre la determinación de participar para que la ventaja sea tan contundente que ni el tramposo CNE pueda ignorarla. Pifias como el regalo que nos hicieron con el sainete de la gorra, revelan que hasta las madrinas “ceneistas”del saliente están inquietándose en la misma proporción y que va desvaneciéndoseel miedillo que se empeñan en provocar.

 

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