Traición y certificación de pureza
Baduel denunció la inconstitucionalidad de la Reforma que el gobierno pretende imponer, y provocó virulentos rechazos en sectores del chavismo y la oposición. El oficialismo de inmediato descalifica toda crítica o disidencia, alérgico a la dinámica democrática, agrede verbal y físicamente a quienes cuestionen sus ejecutorias y propuestas, dueños de la verdad única. Parte de la oposición reacciona como “el picado de culebra que hasta de bejuco se asusta”, desconfiando de quien haya siquiera simpatizado con el “proceso”, dado el patético antecedente del volátil Arias Cárdenas, quien de atacar a Chávez hasta con gallinas pasó a reptar indignamente, procurando en vano mejorar la imagen del aprendiz de gorila a quien tanto se opuso.
Quienes, desde posiciones gobierneras, repiten los insultos y vejámenes del Fuehrer, buscando contrarrestar el tsunami generado por las razones de Baduel entre los propios chavistas, pretenden esconder que -a la usanza estalinista, que borraba a los disidentes en fotos y reseñas, para luego eliminarlos, literalmente- el súbitamente despojado de su condición de héroe se suma a la muy larga lista de civiles y militares que respaldaron una oferta de profundización de la Democracia, que ha degenerado hacia el autoritarismo populista y busca imponer una Reforma que no es tal y viola la Constitución, en su ruta al totalitarismo neo-estalinista. Traidores son quienes ofrecieron gobernar mejor que adecos y copeyanos, y con su anacrónica visión y la incapacidad en sus ejecutorias han reivindicado a la guanábana de ayer, niños de pecho ante la evidencia actual de corrupción, sectarismo, clientelismo, abuso de poder, sometimiento de los poderes y culto a la personalidad, lacras en que los rojos rojitos han batido récords. A la infamia de practicar con frenesí lo que antes cuestionaban, añaden el haber introducido el odio, la xenofobia y el racismo, en un pueblo nacido del mestizaje, un país que fue refugio para víctimas de dictaduras de cualquier nacionalidad.
Quienes, desde la oposición, atacan a los que ofrecen coincidentes argumentos contra la falsa Reforma, como Baduel e Ismael, se comportan como socios de un exclusivo Club, exigen Certificado de pureza oposicionista con más de nueve años de membresía, olvidando que debemos sumar y no restar. La unidad y la reconciliación sólo se logran incluyendo a chavistas y ninís, para conformar un solo país, donde cabemos todos.