Trabajando para un futuro mejor.
Orlando Ochoa, economista y profesor de la Universidad Católica Andrés Bello, señala que «mientras la causa fiscal, monetaria, distorsión de precios y la brecha entre el dólar oficial y el paralelo continúe, lo previsible es que la inflación tienda a agudizarse». Estoy de acuerdo con él y es el desafío –ahora más intenso que nunca considerando la inflación del 4,4% del mes de Noviembre pasado – que la economía venezolana sigue enfrentando en materia de inflación. No podemos subestimar este problema, ni debiéramos dejar de reconocer los fracasos que ha tenido el BCV. y el Ministro de Finanzas en corregirlo. ¡Cuidado! La inflación desgasta todo, desgasta los ingresos, desgasta los precios, desgasta las declaraciones ministeriales. Desgasta las condiciones de vida de la población, sobre todo de los más pobres y de los sectores medios, y desgasta, en fin, hasta el aburrido programa Alo Presidente.
Haríamos bien quizás en ir reconociendo que las mayores dificultades, que plantean los espirales alcistas de precios, no estriban precisamente en reducir la tasa de inflación del 80% al 30%; estriban en bajar del 30% ó 20% actual, a variaciones en los precios de un solo dígito. Mientras esto no ocurra, la popularidad del gobierno se irá deteriorando y se verá reflejada en los resultados de las próximas elecciones.
Frente a este escenario, Venezuela, en lugar de hacerles caso a los berrinches del derrotado, debería concretarse en trabajar para un futuro mejor. ¿Por qué?. Tengo la sensación, no sólo en relación con el problema inflacionario, de que es urgente prevenir que la brecha entre las expectativas y la realidad – también la brecha existente entre los diagnósticos de la autoridad económica y las del sector privado – se sigan ampliando. Estas fracturas siempre conllevan un riesgo y terminan debilitando, si no la credibilidad de los empresarios en sus propias potencialidades, lo que es muy serio, la credibilidad de los agentes económicos en el manejo de la economía, lo que es muy grave. Ambos efectos son nefastos.
A este incapaz gobierno lo derrotará – no el imperio, ni los estudiantes ni la dispersa oposición- sino la descontrolada inflación, la corrupción impune y la inseguridad personal. Por ello, la economía, la seguridad y la transparencia deben ser las prioridades de profesionales y comunicadores, éstos debieran explicar como se logra la estabilidad de los índices de precios, y adicionalmente, informar y sensibilizar a la colectividad de todo el país, de los graves problemas que arrastra el actual gobierno y las soluciones que se proponen para resolverlas.