Tormenta en vaso de agua
El tema de la abstención ante el proceso electoral que se avecina se ha
convertido en una tormenta en vaso de agua. Ya podrán, los partidos, el CNE
e incluso el presidente, que ha calificado la abstención como consigna de la
administración Bush, hacer llamados a votar que no van a modificar un ápice
la decisión ya tomada por una mayoría de los electores.
La abstención como fenómeno electoral no es nueva. Muchas de las consultas
municipales o regionales pasadas: 1989, 1995, 1998, 2000 o 2004 registraron
abstenciones superiores al 50% del electorado. La abstención a estos niveles
electivos no atrae el voto multitudinario de electores, porque en el fondo,
la población no le da al poder descentralizado, la importancia que tiene.
A esa realidad se añaden ahora, los cuestionamientos de Súmate al origen
inconstitucional del CNE, a su autonomía y a las múltiples arbitrariedades
cometidas por el poder electoral, así como el desencanto con los políticos y
las organizaciones partidistas, sean estas oficialistas u opositoras, que
han perdido su poder de convocatoria. Una muestra irrefutable, los
resultados electorales internos del MVR para escoger sus candidatos. Dicha
organización cuenta con más de dos millones y medio de miembros, pero a la
hora de las chiquitas tan sólo un 25%, seiscientos veinticinco mil miembros
acudieron a ejercer su derecho ¡ qué vergüenza ¡
También debemos reconocer que la abstención como consigna tampoco ilegítima
ni conduce a nada. La abstención cercana al 80% que se produjo cuando el
referendo consultivo para la Constitución de 1999, no la ilegitimó. Ahí está
la ley fundamental, irrespetada pero vigente para lo que convenga. La
abstención ha sido muy bien calificada como reina por un día: tema de
primera plana el día después, para desaparecer de ahí en adelante, sin pena
ni gloria.
Tampoco es cierto que la abstención que ocurrirá el 7 de agosto, es
diferente porque es militante. No puede ser militante la actitud pasiva en
la que el ejecutor no corre riesgo alguno. Militante hubiera sido protestar
la designación inconstitucional del CNE, los traslados irregulares de
votantes o la negativa a presentar las listas actualizadas del REP, a
realizar auditorías y a efectuar el conteo manual de votos en todas las
mesas de votación. Los que pretendan pescar en esta tormenta se quedarán con
las manos vacías.
