Opinión Nacional

¿Todos somos soldados?

La fuerza del Estado es el ejército, y un buen gobernante, que desee mantenerse en el poder, debe contar con una fuerza armada eficiente y capaz de defenderse ante la invasión o agresión de cualquier potencia extranjera. Así aconsejaba Nicolás Maquiavelo a los gobernantes de la Europa Occidental del siglo XV y XVI, cuando se producían las grandes transformaciones de los regímenes feudales de la Edad Media a los centralistas y fuertes modelos monárquicos absolutistas.

Cinco siglos después, en la Venezuela bolivariana de Hugo Chávez, surgen de nuevo los principios maquiavélicos para concientizar a los venezolanos, de la necesidad urgente y patriótica de desenfundar las armas de la republica para defendernos de la invasión “yanqui” que viene a llevarse nuestro petróleo, factor fundamental y decisivo para la consolidación de la revolución en Venezuela.

El llamado hecho por el Teniente Coronel, Hugo Chávez a tomar las armas para defendernos del enemigo, conlleva además la defensa del territorio del estado Zulia, y a acabar con Manuel Rosales quien “encompinchado” con el Imperio, esta dispuesto a entregar los pozos petroleros a cambio de mantenerse en el poder y convertir el caluroso estado occidental en un país independiente, luego de una guerra secesioncita, cuyas consecuencias serian altamente negativas para la supervivencia de la revolución bolivariana.

Ante semejante amenaza continental, Hugo Chávez pidió al pueblo que lo ayude a defender su régimen, y para amedrentar al Army de los Estados Unidos de América hizo difundir las imágenes donde “dos millones de ciudadanos venezolanos”, son entrenados para la defensa de la patria y del proceso, y para enfrentar a los invasores que seguramente llegarán por las amplias costas venezolanas.

Es probable que luego de la presentación televisada de las imágenes donde “aguerridos soldados” muestran su fortaleza y sus enormes destrezas bélicas, el gobierno de Georges W. Bush, (quien terminó siendo el candidato presidencial de la oposición golpista venezolana), se aterrorice y decida no enviar las tropas americanas a enfrentarse contra el glorioso ejército venezolano. Ya USA conoce las notables características de las Fuerzas Armadas Nacionales cuando se presentaron testimonios de los soldados venezolanos golpeando mujeres y hombres indefensos, armados de pitos y banderas por el crimen de reclamar libertad y democracia.

La comunidad internacional podrá también comparar la eficacia de los hombres de armas venezolanos si le echa un vistazo a los informes de los organismos de los derechos humanos, en los cuales aparecen reseñados los cientos de casos en que miembros de la FAN son autores intelectuales y materiales del asesinato de civiles pacíficos y desarmados, en especial, aquellos del 11 de abril de 2002.

Sin duda, el mundo también recuerda las imágenes difundidas por los medios donde se muestran al cuerpo castrence en la estratégica tarea de repartir cebollas y carne de puerco entre los pobres, ganando jugosas comisiones, que anteriormente se las quedaban los intermediarios capitalistas. Se ha hecho público además, su destacada participación en posiciones claves de la administración, tales como: gobernadores, alcaldes, concejales, ministros, jueces, diputados. Todos impuestos a dedo o electos en procesos electorales fraudulentos y altamente cuestionados por la ciudadanía.

La Fuerza Armada Nacional también es conocida mundialmente por su protagonismo en la comercialización de drogas proveniente de Colombia, por su enriquecimiento ilícito y por formar parte de la red de contrabando que se ejecuta a diario en las fronteras y en los puertos venezolanos. Asimismo como los más fieles y depravados corruptos con los que cuenta la nación suramericana en esta época de gran riqueza petrolera.

Ahora bien, es muy difícil y bastante risible, imaginarse a las Fuerzas Armadas Nacionales enfrentándose con el Army norteamericano. Ese escenario, que existe solo en la imaginación de Chávez, tiene como objetivo desviar la atención de los venezolanos y del mundo sobre las atrocidades que esta cometiendo el régimen autoritario.

Es claro que durante la campaña electoral aparecerán este y otros disparates mas, y que los hacedores de la propaganda oficialista tratarán de vender como si fuera real, y terminarán como muchos idiotas, creyendo en sus propias mentiras que repetidas de convertirán en sus verdades.

Es probable que desde las ventanas de Miraflores ya se empiece a ver como dos millones de venezolanos amanecieron dispuestos a ir a los entrenamientos para unirse a las fuerzas armadas para defender la revolución bolivariana. Seguro que se observan las colas de ciudadanos en las entradas del Fuerte Tiuna y en todos los comandos, en busca de su respectivo armamento para estar preparados para la invasión.

Desde el Zulia, los lacayos del régimen estarán reportando que todos los empleados de la estatal PDVSA se encuentran en los entrenamientos de los campos de batalla de Lagunillas, Ciudad Ojeda y Caja Seca. Le dirán al autócrata que los revolucionarios están dispuestos a dar sus vidas por defender el petróleo y por acabar con el contrarrevolucionario Rosales, quien junto a Bush pretende separar el rico estado de la geografía venezolana y regalar la riqueza a los gringos.

Lo que si no le informarán al Teniente Coronel golpista es que su anuncio se ha convertido en una gran burla internacional contra nuestro país. Que su discurso solo ha causado vergüenza y que somos el hazme reír del continente luego que CNN diera a conocer, no solo las nuevas bravuconadas de Hugo Chávez, sino las escenas de entrenamiento bélico de ciudadanos, para enfrentar una invasión norteamericana.

Es hora que los venezolanos sensatos nos ocupemos de revisar seriamente la situación que vive el país y tomemos conciencia de las consecuencias que este nefasto populismo dejará para las generaciones del futuro.

Debemos seguir divulgando ante el mundo nuestros verdaderos problemas: la pobreza, la corrupción, la violación de los derechos humanos, la ausencia de democracia, de libertad, de justicia, de estado de derecho, nuestros presos políticos, el desfalco al tesoro nacional, la corrupción administrativa, la ineficacia e ineficiencia de las misiones, la destrucción de las instituciones, el caos educativo, la malversación de fondos, los regalos de la revolución a Cuba y sus aliados continentales, los contratos de entrega del gas, de la Plataforma Deltana, de las minas de oro, y otros minerales como el uranio; las relaciones y convenios de cooperación con países calificados como terroristas como Irán y Cuba.

Hacia allá es donde hay que enfocar la discusión y el análisis, no sigamos pisando las conchas de mangos que lanza el Teniente cada domingo, ojo pelao.

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