Toda la vida en pocos minutos
El profesor (%=Link(«http://analitica.com/va/politica/opinion/1152677.asp»,»Agustín Blanco Muñoz»)%) define a Venezuela como un ex país, categoría discutible hace un par de años, pero certificada y avalada hoy por la realidad político-jurídica. Esta apresurada mudanza lejos del concepto de nación occidental ha sido ejecutada desde la Administración Chávez con la festiva anuencia de los poderes legislativo, ciudadano y judicial. Más que un acto criminal, este proceso expone algunos “atajos” del sistema democrático, que podrían ser transitados por caudillos de cualquier nación del mundo.
Inseminar el sistema
La seducción de las masas populares empobrecidas y su sedación a través de misiones populistas, es la “llave maestra” para desmontar las instituciones de un Estado mediante procesos electorales, por lo menos mientras la energía de las expectativas garantice el voto. En paralelo, los poderes aliados empiezan a penetrar territorios allende sus competencias y crean zonas de vacío, fácilmente conquistables con el argumento ideológico que opera muy bien en escenarios de “guerra de todos contra todos”. En un quinquenio, la Asamblea Nacional ha invadido espacios del poder judicial, electoral y contralor, inseminándolos con funcionarios alquilados por el proceso, bien lo decía (%=Link(«http://www.epdlp.com/escritor.php?id=2056″,»Montaigne»)%), “los hombres se ofrecen en alquiler. Sus facultades no son para ellos, son para quienes los avasallan; sus locatarios viven en ellos, ellos no”.
Héroes sin poderes coactivos
La historia venezolana puede ser visualizada como una carrera de relevos mesiánicos: Bolívar, Páez, Gómez, Medina Angarita, Pérez Jiménez, Carlos Andrés Pérez y Chávez, entre otros. Cada uno de ellos sobrevivió hasta que se transformó en mito viviente, “quieres saber cuándo se ha convertido uno en un mito, entonces escúchame: es cuando te encuentras librando duelos siempre de espaldas. Mientras te salgan a tu encuentro de frente eres sólo un pistolero” (Alessandro Baricco).
Hugo Chávez es un mito transnacional propagado por agentes de la izquierda mundial, quienes elogian las manifestaciones de la “Utopía”, claro, mientras éstas reditúen dones millonarios. La oposición, fiel a la tradición del padre protector, ha contactado a entes tutelares (OEA, Centra Carter) para combatir al Chávez-mito pero, por razones aún difusas, éstos coronaron su gestión, en el mejor de los casos, lavándose las manos. No había otra posibilidad para esos organismos dotados de vis directiva y no de vis coactiva, según la terminología de (%=Link(«http://en.wikipedia.org/wiki/Norberto_Bobbio»,»Norberto Bobbio»)%). Indica el filósofo que para que la vis directiva alcance el propio fin es necesario que se cumplan las siguientes condiciones: “a) quien la ejerce debe tener mucha autoridad, o sea que debe infundir, sino temor reverencial, al menos respeto; b) aquel a quien se dirige debe ser muy razonable, esto debe tener una disposición general a considerar como válidos no sólo los argumentos de la fuerza sino también los de la razón”.
Crecer con papá
Asegura Francis Fukuyama que los países autoritarios tienen problemas a largo plazo con la legitimidad. Aunque muchos se han legitimado temporalmente promoviendo el crecimiento económico, “cuando éste cesa o se torna decadencia (como ocurrió en la Indonesia de (%=Link(«http://www.derechos.org/human-rights/seasia/indonesia/»,»Suharto»)%) en 1997-1998) la legitimidad desaparece y surge la inestabilidad”. Venezuela se (%=Link(«http://es.wikipedia.org/wiki/Deconstrucción»,»deconstruye»)%) como país con cada ocurrencia presidencial, y los ex ciudadanos no rentados por el régimen acuden a votar “con el pánico de que se les va toda la vida en pocos minutos” , mas no es así, la elección es sólo otra puesta en escena del gobierno, aunque no debe soslayarse que los espectadores, de acuerdo a su temperamento, siempre pueden hacer algo más que aplaudir o pitar…