Opinión Nacional

Tigres de papel

Los imperialistas son tigres de papel. Mao Zedom

1 Soy confeso enemigo de las armas. Cuando les dije adiós fue para siempre. Pero los aficionados a ellas no olvidarán al más grande de los ideólogos de la guerra irregular. Me refiero a Mao Zedom, el más excelso de todos. Está en el nivel de Clausewits (De la Guerra) y Colman von der Goltz (La Nación en Armas), sólo que estos dos alemanes fueron grandes pensadores de la guerra clásica. Que me disculpen los egresados de Academias Militares, más informados y conocedores, pero hablo por lo que sé y viví. Leer Seis Escritos Militares del Presidente Mao es descubrir sabias y sombrías reflexiones. Lo paradójico es que este guerrero insigne fue un gobernante catastrófico y llegó a ser un personaje moralmente deplorable.

Contra lo que se piensa, Mao era el más conservador de los comunistas, el más reacio a las aventuras. Se prohibía presentar batalla si no estaba absolutamente seguro de ganar. Absolutamente, he dicho. 10 suyos contra un enemigo, si no 100 a 1.

Era un estratega, no un cobarde. Distinguía entre la superioridad de sus enemigos en el corto plazo y su debilidad a la larga. Tigres de papel.

Usted los subestima, olvida sus colmillos atómicos, le opuso Jruschov.

Pero Mao sabía lo que decía. Son animales peligrosos en el corto plazo y sin embargo débiles a la larga, vasto pueblo chino mediante.

En fin: más tigres que papel hoy, y más papel que tigres mañana.

2 Esta columna la dedicaré al tema palpitante: Capriles y Maduro, la democracia y el fascismo, la paz y la violencia. ¿A qué entonces el regodeo en las astucias de Mao, el fallecido Buda rojo? Tengo que subrayar la curiosa relación que percibo entre los tigres de celulosa y la situación de Venezuela. El gobierno de Maduro es inasible y de precaria legitimidad pero en lo inmediato está repartiendo a la loca más garrotazos que todo lo conocido desde la dictadura militar de Pérez Jiménez. Perdió gran parte de la base chavista, ya no puede reunir otra cosa que actos portátiles de forzada concurrencia, y le robaron el sueño las fantasmagorías acerca de conspiraciones, magnicidios e invasiones gringas. Débil es. Sin embargo aun puede apretar gatillos.

Nicolás no sabe imponerse en forma convincente a otros barones de la revolución y especialmente al inefable Diosdado Cabello. Por si eso no fuera suficiente, no entiende la crisis económica que lo amenaza ni tiene idea de cómo afrontarla. Ignora cuánto necesita dialogar con una oposición que si Chávez no pudo aniquilar -ahora, mucho más fuerte- menos podrá él.

Factores nacionales e internacionales quisieran verlo entrar en razón. Le han pedido que acepte el reconteo y hable con la oposición, dispuesta por naturaleza a la mano tendida. Atemorizado, pareció comprenderlo cuando anunció su deseo de conversar «hasta con el diablo», «hasta con Capriles, pues». Pero sintiéndose vulnerable en su propio movimiento se replegó para calmar a los desconfiados, al tiempo de librarse a vomitar insultos contra aquellos con los que supuestamente dialogaría. Borra con una mano lo que hace con la otra.

Pendiente de sus pasos, Diosdado Cabello -aspirante a la sucesión- actúa por su cuenta y lo presiona abiertamente quién sabe con qué intenciones. No le argumenta, no le razona, abusa de los hechos cumplidos, y en un personaje de semejante índole podemos imaginar cuántas sordideces podrían salir a la superficie. La siniestra agresión contra los parlamentarios, la amenaza de enjuiciar dirigentes opositores a como dé lugar, el cinismo de llamar fascistas a sus víctimas y de culpar a los golpeados por los golpes que reciben; todo eso dibuja un horizonte tenebroso para Maduro, quien parece flotar como un corcho en un mar agitado.

3 Capriles es el futuro. Con mantener la exitosa unidad, tiene; y seguir pegado a la Constitución y a la lucha pacífica. Nunca escalar el conflicto ni entrar en un contragolpe interminable. La paz imperturbable y la tenacidad terminarán venciendo la resistencia de los violentos.

No hay que subestimar al gobierno por muy débil que sea ahora y más tarde. Como los tigres de Mao, su manera desalmada de atacar a sus compatriotas indica que hoy puede ser más tigre que papel, pero muy pronto será más papel que tigre. Calma pues Capriles, en la respuesta. Firmeza y valor Capriles, en el ejercicio de esa calma.

Nuestro Herrera Luque en su obra Las personalidades psicopáticas hace una completa clasificación de psicopatías. Al referirse al carácter paranoide cita algo que le viene a Maduro, espero que en forma pasajera: «Desconfianza patológica, receloso con tendencia a los pleitos y las intrigas… Teme ser engañado o traicionado… Se rodea de áulicos o corifeos que aplauden sus errores o se entregan a estériles luchas contra el mundo a fin de lavar pretendidas injusticias» Son idioteces sin destino las tontas cadenas para silenciar a Capriles o la estupidez de decir que Julio Borges se pintó falsas cicatrices en la cara, sin aclarar si las fracturas que le causaron los salvajes se las pintó también.

Frente a ese baile de máscaras convocado para distraer sin gracia la atención pública, solo queda perseverar. La política de paz democrática ha fortalecido emocional y materialmente la acera opositora y lamentablemente ha propagado el caos en la oficialista. Si esas líneas mantienen su rumbo, el futuro estará pintado en la pared.

Pueden jurar de hinojos que aquí en Venezuela la democracia está condenada a vencer.

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