¿Tiene Maduro derecho?
No voy a escribir sobre si es venezolano o colombiano, aunque no se atreva a presentar su partida de nacimiento, ni si el hecho de tener doble nacionalidad lo inhabilita para ser Presidente de Venezuela.
Tampoco quiero insistir sobre el hecho de ejercer el poder de forma ilegítima, ya que se echó para atrás y no aceptó mostrar los cuadernos electorales. Ya todo un país conoce estos hechos.
Lo que me pregunto es, si un hombre atrapado entre su escasa capacidad y el régimen corrupto que ayudó a instaurar, pueda decidir el futuro de todos nosotros.
Su reciente gira por China, financiada por los venezolanos, llevando a hijos, yernas, nietos, sobrinos y otros parientes. Cocinero, estilista, un técnico en explosivos, un experto en seguridad alimentaria, un epidemiólogo y varias amigas, amén de agentes de seguridad y médicos cubanos, es una muestra.
Un «viajecito» de 2,5 millones de dólares. Mientras en el país no se consigue ni papel higiénico, una bofetada para el venezolano de la calle, que languidece comprobando que su vida es peor que antes.
¿Es que tienen derecho a destruir sistemáticamente la propiedad privada, la industria y la producción agrícola?, constatamos que con ello desaparecen los productos y los alimentos, el trabajo y la independencia económica del país. Eso sí, sirve para que los que obtienen dólares puedan hacerse ricos importando todo, aunque los alimentos no lleguen al pueblo y terminen podridos. Lo importante es negociar los dólares «rojitos» así obtenidos.
¿Es que puede permitirse que acaben con todas nuestras reservas de oro y de dólares? A fin de seguir sosteniendo el proyecto de los «hermanitos Castro». ¿Que nos endeuden en forma criminal y escandalosa con China?, comprometiendo el escaso futuro que le queda a este pueblo.
Sabemos que han destruido Pdvsa y arruinado las empresas de Guayana, en manos de militantes del PSUV, que los hospitales no cuentan con recursos, ni medicamentos. Que están ahogando las universidades que no controlan.
Que cerraron todas las televisoras libres, y ahora intentan ahogar los periódicos, por falta de papel.
Los venezolanos estamos cansados de recibir sus insultos y sus acusaciones, porque aquí todo el que se queja o exige sus derechos es de extrema derecha. Parecieran no darse cuenta que su mensaje de división y de odio, terminó por atraparlos en una realidad de anarquía, corrupción, violencia y muerte.
El crimen bestial de la cárcel de Sabaneta, las 31 maletas con 1.382 kilos de cocaína embarcados en Maiquetía con destino a Francia, intentar ingresar en Estados Unidos a varios agentes de Cuba sin permiso de entrada, y disimulados con verdaderos-falsos pasaportes venezolanos, son apenas unas pavorosas pinceladas para mostrar cómo están las cosas.
A estas alturas resulta ridículo prestarle atención a otras desviaciones, como el deseo constante de igualarnos por lo bajo, de hablar mal el Castellano, convencido de que el circo en el que han convertido a Venezuela, necesita un payaso como él.
O que después de 14 años de fracaso y millones de dólares que entraron al país, intenten hacernos «tragar» que la culpa del estruendoso fracaso no es de ellos. Los calificativos de ineptos y cretinos, que sí tienen género, se aplican bien en este caso.
Tuvimos patria, la liberó Bolívar, se fue construyendo con el esfuerzo de todos. Hoy fue entregada al Castro-Comunismo. Viven de nosotros y nos controlan con sus agentes, ¿Tiene Maduro derecho a ello? ¿Tiene derecho a ignorar los problemas que sufrimos? ¿A acusar a la oposición de los fracasos de su gestión? ¿A esconder sus errores?
Despreciaron el talento venezolano, construyeron un país de ciudadanos dependientes y oprimidos, relegaron nuestros profesionales. Dilapidaron las posibilidades que tuvimos como país y pisotearon nuestras esperanzas.
¡Ya basta!, cualquiera que se sienta patriota tiene derecho a responderle, que no tiene derecho. Que su «Socialismo Salvaje», aquí no lo queremos.
Excónsul de Venezuela en París
Presidente de Venezuela-Futura, Francia
