Tiempos duros; tiempos buenos
En Venezuela vivimos una especie de período bélico por el racionamiento del agua, los cortes de la electricidad y la escasez de alimentos, al cual se agregan, para agravar la situación, las expropiaciones de empresas, cierres de televisoras (RCTV y TVS), superescándalos de corrupción boliburgueses, y una galopante inflación producto de la más perversa devaluación del Viernes Rojo. Son tiempos aciagos provocados por el mal gobierno nacional de Hugo Chávez Frías, quien en 11 años siembra por donde pisa, cual Atila, odio, división, exasperación y pesimismo. Son tiempos duros. Nadie que viva en Venezuela duda que su estándar de bienestar está en declive con visos de empeorar. Más ahora cuando cualquier negocio puede ser expropiado en un santiamén y el gobierno nacional sigue empeñado en co gobernar con la tutela del régimen dictatorial de Cuba, el cual pone a disposición del gobierno venezolano su medio siglo de experiencia en lides autoritarias para ayudar al a perseguir, controlar y criminalizar a la gente.
Son momentos duros los que estamos viviendo, la fase de inyectar el gobierno nacional pesimismo en la gente, para ponerla a pensar en el deterioro de su situación particular, en crearle un clima de desesperanza al extremo de que rechace la institucionalidad y confunda las vías para retomar el sistema democrático, evidentemente lesionado por la figura del presidente Chávez Frías.
Pero también son tiempos buenos. Observamos la erosión de un régimen autocrático que cada día pierde mas popularidad y tiene que recurrir a la represión para intentar aferrarse al poder. El gobierno del teniente coronel anda mal y es fácil observar los indicadores de su desgobierno. Suspendió el racionamiento eléctrico en Caracas porque el pueblo estaba a punto de alzarse y ordenó crear un nuevo mapa electoral por temor a perder las próximas elecciones de la Asamblea Nacional.
Los signos del país se asoman adversos al gobierno de Chávez y por ello es necesario romper ese clima de pesimismo que fomenta el oficialismo para concentrar todos los esfuerzos en las elecciones de septiembre, que significarán- de ganar la oposición- el reencuentro del camino democrático para bloquear todas esas políticas autocráticas que nos asfixian y expulsar al régimen cubano de la esfera del poder nacional.
Los tiempos buenos que se vislumbran en el porvenir de Venezuela apuntan a ganar. A ganar la AN, a seguir conquistando espacios institucionales que nos permitan combatir el régimen desde una perspectiva institucional, alejada de las armas, de las amenazas de guerra, de las persecuciones. En el 2007, con el referendo constitucional probamos lo importante que es ganar y repetimos el triunfo en las elecciones del 2008, teniendo ahora un importante número de gobernante, de líderes. Son tiempos duros pero también tiempos buenos.
