Tiempo de alianzas
Los escenarios políticos se aclaran. La cercana decisión del CNE apunta a
generar una nueva coyuntura. Lo del revocatorio presidencial se desvanece.
“…la tramposería sale”, decir de niños que bien ahora cobra sentido. No
obstante, eso no significa que ya hemos alcanzado una fase de estabilización
política. Si se debilitan los escenarios formulados a partir del 19/12, los
cuales apuntaban a considerar la posibilidad de las validez de las firmas,
aparecen ahora otros que tienden a establecerse con base en la
radicalización del ataque desestabilizador. Por lo tanto, la militancia
revolucionaria, no puede perder el rumbo del camino trazado para consolidar
los objetivos del Proceso.
El nuevo escenario que aparece va a emplear el sabotaje, los golpes de mano,
los atentados y el estrangulamiento económico. Los grupos
contra-revolucionarios, apegados a la derecha reaccionaria internacional,
harán uso de la psicología del terror para sembrar el pánico en la población
y gestar situaciones anárquicas. El surgimiento del paramilitarismo será el
instrumento de fuerza que intentará oponerse al avance del Proceso. Sin
embargo, este escenario no será sorpresa. El colectivo militante y el pueblo
consciente de la nueva era política en Venezuela no cederá espacios a la
reacción. La rapacidad de los grupos de poder que ven su aniquilamiento cada
vez más cerca, no podrán imponer la fuerza del mal promovida por sus
ambiciones materiales, a las metas del Proceso Bolivariano sustentadas en la
espiritualidad de la buena voluntad, del bien común y el amor al prójimo.
Estimo que en esta nueva fase, cuya vigencia se ubicará entre febrero y
abril, el trabajo político de concientización que se viene haciendo de bajo
perfil, se hará presente en la escena. Se solidificará el pensamiento
revolucionario, condición indispensable para batir al adversario y se
avanzará hacia las elecciones constitucionales de agosto. Esta será una
coyuntura que va a catapultar a la Plataforma Unitaria.
La PU, concebida para servir de base ideológica al poder popular, se propone
cubrir un espacio que no existía: el del fomento de la ideología
revolucionaria como puente de la unidad de todos los factores aliados a la
Revolución. Sus cinco razones existenciales le dan forma al cuerpo de
objetivos que busca alcanzar: (i) Formación política e ideológica; (ii)
Defensa de la Constitución Bolivariana; (iii) Respaldo incondicional al
Presidente Chávez, líder del Proceso Revolucionario; (iv) Elaboración de los
planes de contingencia; (v) Darle direccionalidad al Proceso.
La PU surge para unir a los sectores revolucionarios, progresistas,
transformadores y antimperialistas. El peregrinaje político que se viene
haciendo por todo el país, ha encontrado respuestas muy positivas. La
clarificación de los escenarios, la necesidad de asimilar la base ideológica
del Proceso y la proyección de los caminos que se le van abriendo a la
participación ciudadana, hace de la PU un factor indispensable en estos
momentos de amenazas y alertas.
La metódica empleada hasta ahora, de los tres pasos concientizadores,
(conferencia didáctica, instalación del Centro de Estudios y taller básico)
ha tenido una buena “pegada”. La realidad objetiva, fraccionada
milimétricamente para estudiarla en profundidad, permite abrirle los ojos al
militante. La demostración de la pertinencia ideológica a un proceso de
cambio estructural produce nuevos estímulos moralizadores que revitaliza la
disposición anímica de lucha. Los planes hegemónicos del Imperio, vistos
crudamente en el mapa del mundo, genera el impacto del convencimiento.
La PU está haciendo su tarea de difusión ideológica y formación política.
Los adherentes saben que van en el justo camino para profundizar la
revolución. El peregrinaje concientizador está logrando la interconexión de
las líneas paralelas que por muchísimo tiempo andaban sin tocarse. Ahora, la
PU viene a ser como el punto crítico de la campanada que les presenta la
cruda realidad del peligro. Ahora se entiende que es tiempo de alianzas
ideológicas y de depuración del Proceso. Tiempo de definiciones para asumir
la revolución y desechar la reforma. Tiempo para fortalecer la voluntad de
todos los rebeldes y someter a esa coordinadora antidemocrática, a los
paramilitares y a la desestabilización del Imperio. Es ahora el momento
estelar de la ideología revolucionaria.