¿Tenemos Patria?
Su autor parte del sofisma con el cual pretende determinar la existencia de “La Patria”, a la necesidad de aceptar la evidente incapacidad que manifiestan los bolivarianos en la administración de la cosa pública y las consecuencias negativas que se derivan de su mala gestión.
La sabiduría popular la ha convertido en una muletilla con la que se burla del Gobierno. Últimamente la he escuchado para preguntar por el papel higiénico, “¿hay patria?” le solicitaba irónico un señor al dependiente y todos los presentes reían del “chiste”, reír para no llorar por la desgracia que nos ha caído encima, por lo incomprensible de la situación. Como entender que después de la mayor bonanza petrolera, el país se esté cayendo a pedazos.
Venezuela es un país sin comida, sin medicinas, sin productos de higiene personal, sin repuestos para carros. Donde se ha convertido en un vía crucis, encontrar cualquier cosa que necesites.
Donde la población se encierra para evitar que la asesinen, ya que las bandas imponen su ley con total impunidad. Donde colectivos, mafias, milicias, círculos y cuanto bicho crearon para sostener la revolución bolivariana, fue armada hasta los dientes para que actuaran fuera de la ley y poder amedrentar a los demócratas.
El objetivo inicial se les fue de las manos y los maleantes, con mucho tiempo libre, han montado tienda aparte. Según ellos rentabilizan la posesión del armamento, con operaciones donde ganan dinero fácil, a cambio de 20.000 venezolanos muertos por año.
El ciudadano serio no sale del asombro, cuando escucha a otro mediocre declarar sin ninguna vergüenza, que los delincuentes nacieron en los años 90, por los que son producto de la 4ta república. Según esta lógica un niño de 9 años de edad, que tendría para la fecha en que Chávez gana las elecciones, era ya un malhechor.
Definitivamente la estupidez y el ridículo no matan, lo inaceptable es que se nos pida que aceptemos resignados esa situación, porque gracias a eso tenemos patria.
¿Cuál Patria? La que ostenta records de inflación en el continente, en la tasa de homicidios, en los índices de corrupción, en el irrespeto a la propiedad privada o en las violaciones a los derechos humanos. Con un régimen que no respeta las leyes ni la Constitución.
Un gobierno que destruyó la producción de alimentos, que confiscó y expropió la propiedad privada, hasta lograr que los capitales se fueran del país. Con premeditación, ya que sabía que con ello se perdían las fuentes de trabajo y ponía a depender a todo un pueblo de sus dadivas.
Que ha instalado el racionamiento disfrazado, ¡dos paquetes por persona!. Que malbarató y robó las divisas con empresas fantasmas, recursos vitales para un país que debe importarlo todo. Dólares que el ciudadano común se ve obligado a comprar en un mercado paralelo, pero que utilizan a manos llenas los allegados al Gobierno.
Una realidad por la que nos dirigimos hacia una hecatombe económica, pero que bien ha producido boliburguesas, enchufados, corruptos, pedigüeños, sinvergüenzas y corruptos.
Cualquier gobierno en el mundo, con los millones de dólares que le han entrado a Venezuela en estos últimos años, debería contar con hospitales equipados, con escuelas que enseñaran los valores ciudadanos a nuestro jóvenes. Debería tener calles, autopistas y puentes en perfecto estado, que sirvieran para que el comercio interno se desplazara sin contratiempos por todo el territorio nacional.
Habría aumentado nuestra producción petrolera, Sus refinerías no explotaran, no se habrían abandonado las industrias básicas, ni faltaría la luz y el agua. Promovería las inversiones y crearía fuentes de trabajo.
Si además del dinero, contara como aquí sucede, con el control total de las instituciones del estado, como justificaría, el grado de abandono, pobreza e inseguridad que nosotros vivimos.
Como reconocer como obra patriótica, permitir que gobiernos extranjeros se encuentre dirigiendo los destinos de tu país.
Nuestra calidad de vida es la vergüenza de la región, nos han descendido a los peores niveles. Las enfermedades endémicas reaparecen, la electricidad esta racionada, así como productos básicos de la alimentación, las infraestructuras y los hospitales parecen los de un país en guerra. El extranjero que entra en Venezuela se encuentra con un espectáculo que conoció en países con dictaduras, con la propaganda oficial, gigantesca, vallas inútiles que alimentan el ego de los gobernantes.
Igual que en Cuba, o en la Alemania nazi, o en el Iraq de Saddam, en la Nicaragua de Somoza y la de los sandinistas también, como dictadores africanos o los de la antigua Unión Soviética. Todos países con el denominador común del absolutismo, muchos atrasados, todos sin libertad y sin democracia.
¿Esa es la Patria?, Una donde la mentira parece ser la única manera que le queda al régimen para hacerse propaganda o para culpar a otros de su fracaso.
Con un gobierno que entre loas a un intento de golpe de estado, cultos mesiánicos tercermundistas, promesas incumplidas de independencia alimentaria, simulacros de soberanía, mientras entregamos las fronteras y permitimos a guerrilleros, extremistas islámicos, narcotraficantes y agentes cubanos, actuar, decidir o delinquir dentro de nuestro territorio.
El mismo que después de inundar a Venezuela de armamento militar, armar sus milicias, permitir que los Pranes en las cárceles cuenten con mayor poderío balístico que el de los guardia nacionales, se permite afirmar cínicamente por boca del diputado Amoroso, que las armas de los delincuentes vienen de la oposición. La desfachatez ni el cinismo tampoco matan.
Este desgobierno ha destruido la Patria, su identidad. Pretende acabar con nuestros valores, implantar los designios castristas y someter a la mitad de Venezuela por la fuerza, luego de dividirnos e implantar el odio entre sus mismos ciudadanos.
Aquí no existe seguridad jurídica, se somete a los intereses del PSUVE al Tribunal Supremo de Justicia, a los jueces, al Poder Legislativo, al Banco Central y a los organismos contralores.
Lo que nos unía está en peligro, la condición de ciudadanos está en juego, con la falta de democracia, de justicia e igualdad de derechos. Actualmente se corre el riesgo de perder la República.
El gobierno Cubano y los alcahuetas de aquí, han ido muy lejos en sus planes de apoderarse de todo, de nuestra parte queda hacer lo que tenemos que hacer para salvar la Patria.
Ex Cónsul de Venezuela en París
Presidente de Venezuela-Futura, Francia