Televisión digital terrestre y el futuro de las telecomunicaciones en Venezuela
La proliferación de plataformas por medio de las cuales desempeñar la actividad de transmisión e intermediación de contenidos abre la compuerta a una eventual competencia que debería verse traducida en un mayor bienestar para la audiencia y los suscriptores.
Sin embargo, el escenario futuro no se encuentra exento de riesgos en lo que a cuellos de botella y despliegue de prácticas restrictivas a la competencia se refiere. Por el contrario, una vez que la dinámica del sector y las nuevas tecnologías han permitido una estructura de mercado cambiante, nuevas amenazas sobre la eficiencia del mercado pueden cernirse sobre el mismo.
La continua aparición de nuevas plataformas y medios de transmisión e intermediación de contenidos podría incrementar los incentivos para competir, por parte de las empresas de provisión de contenido al detal, por la captura de la audiencia. Asimismo, esta ampliación de oferta de medios de transmisión, así como las regulaciones en curso que buscan garantizar la accesibilidad a los productores de servicios de valor agregado, facilitará la oferta de servicios finales para suscriptores y para la tele-audiencia.
Este escenario coadyuvará a que se manifieste la neutralidad de la red una vez que los medios de transmisión se expanden, el poder de mercado de sus propietarios se diluye, haciendo cada vez más difícil el despliegue de prácticas restrictivas a la competencia. En específico, una vez que estos mercados suelen caracterizarse por la existencia de empresas Incumbents con poder de mercado y verticalmente integradas, la aparición de nuevas plataformas hace cada vez más difícil el despliegue de practicas de cierre de mercado “aguas abajo” vía precios predatorios o prohibitivos, denegación de negocio o acceso (refusal to deal) y pinzamiento de márgenes (price squeeze). Los eventuales poderes de mercado de las empresas Incumbents poseedoras de redes se diluye y el mercado de provisión de acceso se disciplina, coadyuvando a la concreción de la denominada neutralidad de la red. Lo anterior, consolida parcialmente la visión de la Escuela de Chicago sobre la irracionalidad económica del cierre de mercado “aguas abajo” vía precios prohibitivos, aun cuando debe acotarse que continua teniendo sentido un cierre vía calidad del acceso cuando el rango del mercado es estrecho o basado en la teoría del apalancamiento a lo largo de la cadena verticalmente relacionada.
Ahora bien, en mercados poco profundos, con cierta restricción en lo que a poder de compra se refiere por parte de la audiencia, el número potencial de suscriptores podría cerrar, vía demanda, el número de operadores del servicio final de provisión de contenidos o de televisión. Adicionalmente, habrá que considerar que en aquellos países en los cuales la televisión de señal abierta es poco competitiva, mayores son las posibilidades de éxito para la televisión de suscripción, vista como la concreción de una masa crítica de suscriptores que permitan a la empresa operar por encima del breakeven point. Estos dos factores serán cruciales en el mercado venezolano en adelante, aunado a un tercero, que resulta hoy día crucial en todos los mercados de intermediación de contenido a nivel mundial: la posesión de derechos sobre los contenidos de calidad.
Una vez que resulta poco probable que los suscriptores demanden o se suscriban a más de una red, podremos concebir el mercado como uno single-homing. Esta característica incrementa la competencia por la adquisición de contenidos de calidad. Debido a la caracterización del mercado de adquisición de contenidos a nivel mundial, las rentas pasarán de manos de los canales, los intermediadores de contenido e incluso de los propietarios de las redes de transmisión a los poseedores de los derechos de los contenidos premium. Lo anterior podría implicar que aun cuando la configuración del mercado y su estructura se encuentra en evolución, las rentas no necesariamente se dirigirían a la audiencia. Como ocurre en los mercados donde no existe compatibilidad tecnológica, en aquellos caracterizados por ser single-homing, la competencia en la primera etapa es feroz. Aun cuando parezca contra-intuitivo, la disposición a ofrecer mejores contraprestaciones y mejores precios, tiende a presentarse en mercados de no-compatibilidad o single-homing, explicado esencialmente por la existencia de costos de cambio que concentran la competencia a la hora de la entrada.
Sin embargo, los mercados de contenidos caracterizados por la presencia de contratos de exclusividad sobre los contenido, de periodos largos, y que por lo general abarcan empaquetamientos de grandes cantidades de contenidos de calidad, hacen que la tenencia de los derechos de retransmisión constituya una barrera a la entrada. Por ello, las rentas se han ido desplazando de los poseedores de los medios de transmisión hacia los poseedores de los contenidos premium. Obviamente, podría caracterizarse un equilibrio de mercado en el que existan muy pocos intermediadores finales de contenidos de calidad con efectos sociales de red (Water Cooler Effect) y un buen grupo de intermediadores que logren hacerse con nichos de audiencia muy especializados con altas disposiciones de pago (obviamente nos estamos refiriendo a la televisión por suscripción).
Ante la caracterización anterior del mercado, podría requerirse un profundo análisis y un replanteamiento del esquema regulatorio de las telecomunicaciones y especialmente de la televisión por suscripción.